Cuatro amigos compraron un lote en San Martín de los Andes, hicieron casas que alquilan de las que se puede salir esquiando y planean ampliar el emprendimiento
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La adrenalina, los paisajes soñados y el placer de deslizarse sobre la nieve unieron hace 20 años atrás a cuatro amigos que hoy se animaron a su primer proyecto juntos. Guillermo y Agustín Ortelli, Julio Sartori y Diego Rosón Fontán comparten su entusiasmo por el ski. “Los cuatro siempre quisimos desembarcar en la montaña por la pasión que sentimos por ella”, cuenta Rosón, parte de este equipo de emprendedores que tienen entre 45 y 54 años.
Emprender es todo un desafío y hacerlo sin conocimiento lo vuelve más difícil todavía. El expertise de un escribano, un distribuidor de autopartes y dos dueños de una agencia de publicidad digital mediana no era la más adecuada para zambullirse en el mercado inmobiliario. “Éramos cuatro esquiadores a los que les gustaba la aventura, pero no sabíamos cómo manejarnos en este tipo de emprendimientos”, confiesa entre risas Rosón.
Pero el anhelo de desarrollar un emprendimiento en la nieve no tomó forma hasta que, paradójicamente la abstinencia de la nieve en plena pandemia, los inspiró. “La idea surgió en 2020 cuando vimos que nos íbamos a perder esa temporada de invierno. Empezamos a buscar qué hacer y dimos con la posibilidad de comprar un terreno en San Martín de los Andres en forma online, sin verlo y en un lugar al que ninguno había ido jamás”, recuerda Rosón.
Esa falta de experiencia los desafió con obstáculos en el camino, pero los fortaleció para saber cómo proceder en las etapas siguientes. “Cuando obtuvimos el primer permiso de viaje fuimos a verlo y nos encontramos con un terreno complicado. Al comprarlo por Internet creíamos que iba a ser como un campo de golf, pero nos topamos con árboles caídos y con una vertiente de desagüe que cruzaba el lote y hacía que cambien las pendientes en forma de V corta. Para solucionarlo, tuvimos que invertir más dinero del planeado y hacer una pared de gaviones de piedra sobre el lado de las cabañas que balconea sobre el arroyo y pusimos un puente para acceder a las cabañas”, relata Rosón.
Lo curioso es que el grupo de amigos solo había visitado la ciudad una sola vez en esos 20 años de pasión por el ski, y no habían escuchado ni hablar de Las Pendientes la zona en la que terminaron comprando el terreno ubicado sobre la principal pista de ski.
Localizado a 35 minutos del centro de San Martín de los Andes y a tres de la base del Centro de esquí Chapelco, Las Pendientes es un barrio privado de montaña que tiene una particularidad casi única en el mundo: se sale esquiando desde la cabaña y tiene acceso directo a Cerro Chapelco.
“Nos interesó mucho el potencial del lugar y logramos contactarnos con uno de los dueños del barrio para que nos contara por teléfono cómo era. Los cuatro nos enamoramos inmediatamente y, sin pensarlo ni investigar mucho más, compramos el terreno de 2500 m² para que cada uno se construya su propia casa”, recuerda Rosón.
Lo que nunca imaginaron es que su hobby se terminaría convirtiendo en un negocio. “Si bien la idea original era construir casas para uso personal, cuando empezamos a hacer números nos dimos cuenta del potencial del negocio y su alta renta. Por eso decidimos doblar la apuesta: hicimos un complejo de cuatro cabañas para seis personas para alquilar y, pegado a eso, compramos dos terrenos más que sumaban un total de 5364 m² para avanzar en una segunda y tercera etapa”, describe Rosón que estrenó el emprendimiento al que llamaron Campo Base este invierno pasado con la temporada de ski.
A la hora de hablar de números, Rosón detalla que las cabañas de 110 metros cuadrados se alquilan a US$3000 la semana en temporada alta y a US$2000 en temporada baja. “La proyección es recuperar la inversión en cuatro años”, anticipa y reconoce que las propiedades en el proyecto tienen alta demanda. “Tenemos el 70% del alojamiento cubierto desde marzo”, agrega.
El duro camino de emprender
Rosón recuerda que comprar un terreno que no era el esperado no fue el único palo en la rueda. La burocracia para la aprobación de planos demoró el proyecto nueve meses y provocó que se perdieran una temporada de esquí.
Además, la inexperiencia de construir en la montaña con la complejidad y dificultad que eso implica -como saber cuándo hacer los movimientos de suelo para instalar la infraestructura o los tiempos que demoran los fletes en subir los materiales por el sinuoso camino de montaña que conduce al barrio en épocas de nevada- también aceleró el avance de las agujas del reloj más rápido de la cuenta. “Los obreros y plomeros no querían subir cuando nevaba entonces bajábamos con cadenas en las ruedas del auto para ir a buscarlos”, recuerda el emprendedor.
Lo que en su momento fueron pesadillas, hoy es parte de una primera etapa superada. Los próximos planes son poner en marcha la segunda etapa que contempla dos tiny houses llave en mano de 40 m², con capacidad para dos personas, que se venderán a US$2400 el metro cuadrado. Más adelante, llevarán a cabo una tercera etapa conformada por cuatro casas para ocho personas de 140 m².
Las Pendientes, en números
El proyecto de Las Pendientes comenzó hace 25 años y cuenta con dos pistas de esquí propias, una con un poma y otra con aerosilla, cuya base está a unos metros de un restaurante con vista al volcán Lanín y al lago Lácar.
Se encuentra a tres kilómetros del cerro, pero en lugar de llegar a este en auto y usar la telecabina para acceder a la base del cerro Chapelco, existen atajos delineados como caminos que unen el barrio con el centro de esquí. Es decir, que quienes se alojan allí pueden ponerse los esquíes en la comodidad de su casa e ir esquiando directamente al cerro sin la necesidad de viajar en auto y transportar el equipamiento. Para alivianar las intensas jornadas de este deporte de nieve, incluso hay familias que aprovechan estos caminos para volver a su cabaña a almorzar, cambiarse la ropa mojada y luego volver por el mismo atajo a continuar la tarde.
El emprendimiento que empezó con la montaña virgen hoy tiene gas natural, fibra óptica, un generador eléctrico y una proveeduría.
En Las Pendientes también hay un esquí Rental de equipos para quienes no tienen los propios sin tener que ir al centro y un servicio de transporte que -en caso de no esquiar o querer bajar al restaurante sin la ropa apropiada- pueden pagar motos de nieve para subir y bajar a la cabaña. Quienes estén aprendiendo a esquiar, pueden tomar clases con uno de los 30 instructores que hay allí y si tienen hijos pequeños pueden dejarlos al cuidado de la guardería donde aprenderán y pasarán el día con otros chicos.
Una de las actividades más atractivas es la bajada con antorchas, en la que una noche a la semana los esquiadores del lugar se suman para bajar esquiando en fila con antorchas encendidas al ritmo de la canción Carrozas de Fuego.
Para alquilar o comprar una casa
Exclusivo y elegido por celebridades argentinas como Guillermina Valdés y para pasar sus vacaciones, el barrio experimentó un gran crecimiento en el último año. De la temporada pasada a la de este año, se duplicó la cantidad de casas construidas de 90 a 180 propiedades.
Respecto a las novedades, uno de los proyectos en ejecución que suma nuevas opciones en la zona privada es Altos del Refugio, un complejo de diez casas que terminarán de construirse a fines del 2024 y de las cuales ocho ya están vendidas.
Otro proyecto es Los Ranchos, donde una casa de 172 metros cuadrados cubiertos se venden a US$355.000, según indican desde Toribio Achával, y tienen jardín exclusivo y estacionamiento propio.
Por otra parte, el año pasado se terminaron de construir los 11 módulos de cuatro departamentos cada uno.
Los mismos tienen entre 53 y 93 metros cuadrados, se destinan a un pool de rentas y se alquilan con desayuno, pases de ski para las pistas internas incluidos, alquiler de equipos o clases de ski, según el paquete.
“Son unidades que dejan una renta anual de entre el 8 y el 9 por ciento anual en dólares”, detalla Martín Boquete, director de Toribio Achaval.
Mientras tanto, la escasa oferta de casas se ofrece a precios que van desde los US$350.000 hasta los US$900.000.
Los brokers reconoce que los pocos lotes en oferta promedian los 2500 metros cuadrados y se ofrecen entre US$160.000 y US$250.000.
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