“Me cansé de vender en esta cuarentena”. La declaración no corresponde a un fabricante de barbijos o a un laboratorio responsable de producir alcohol en gel sino a un broker inmobiliario de la ciudad de Córdoba. Se trata de Pablo Gampel, quien arrancó su actividad en 2008 y durante la pandemia concretó varias operaciones en la provincia mediterránea.
El secreto de su performance, confiesa, no pasa por los precios ni por el tipo de producto, factores que, lógicamente, también influyen para sus números positivos. Pero, según explica, la aliada insoslayable para poder concretar operaciones fue la firma digital. “Así, hacemos todo aquello que no se necesita notarizar”, describe, al momento de explicar cómo y para qué utiliza la herramienta, y comentando que firmó más de 55 contratos desde que arrancó la cuarentena. Fundamentalmente, lotes que vende en cuotas y en pesos.
De acuerdo con Gampel, con la firma digital no se corren riesgos: se trabaja con un número encriptado de IP y con un único número de transacción. Cada una de las partes, firma y recibe el contrato en su casilla de mail. En este sentido, indica, podría pensarse que los jóvenes son los más propensos a operar por este medio, pero no. “La gente más grande está, hoy, muy permeable a la tecnología”, asevera.
“Por supuesto, un lote es más fácil de vender por esta vía que un departamento; es un producto que, además, viene creciendo por el deseo de volver al verde y al aire libre que se está viendo desde la pandemia”, comenta el titular de GMP Real Estate, firma que apuesta a convertirse en una prop tech: una empresa dedicada a la venta de productos inmobiliarios absolutamente digital, integrada digitalmente, sin oficina física.
“Esto llegó para quedarse”, asegura el broker que cuenta con compradores en Chubut, en Capital y en otras ciudades de la Argentina de su producto estrella. Justamente, en referencia a las distancias y latitudes, el profesional vincula el desempeño en la experiencia adquirida en los Estados Unidos, donde las operaciones de venta pueden cerrarse digitalmente y con crédito bancario.
Palabra de certificador
¿Cuán complicado es firmar digitalmente? ¿Quiénes y cómo pueden hacerlo? ¿Qué tan frecuentemente puede utilizarse la firma digital? El Estado tiene algunas respuestas a los interrogantes planteados. En la sección Innovación Pública de la Jefatura de Gabinete de la Nación definen a la firma digital como una herramienta tecnológica que nos permite asegurar el origen de un documento o mensaje y verificar que su contenido no haya sido alterado.
En esencia, una secuencia única de letras y números que vincula al firmante con un documento electrónico, utilizada para trámites con entidades públicas tales como declaraciones impositivas y notificaciones judiciales, operaciones bancarias, contratos a distancia y documentos de comercio exterior.
Para firmar digitalmente una persona necesita dos claves asociadas entre sí, que se generan utilizando funciones criptográficas seguras. Una de esas claves es privada y es protegida por una contraseña que sólo es conocida por esa persona, impidiendo que otros imiten su firma.
La segunda clave es pública y sirve para que el destinatario pueda verificar la firma hecha por el autor. La clave pública está contenida en un certificado digital junto con la información personal del firmante, documento electrónico emitido por un certificador y sirve para asegurar que una clave pública pertenece a una determinada persona. De este modo, el certificador actúa como una tercera parte confiable entre el emisor y el destinatario.
También con sede en Córdoba, Encode es una de las empresas certificadoras pioneras de la Argentina que desde 2008 está extendiendo certificados digitales. El doctor Aníbal Pardini, quien se desempeña como asesor legal de la compañía, explica que la firma digital es una herramienta técnico jurídica equivalente a la firma holográfica, lo que significa que un documento electrónico firmado digitalmente posee la misma validez jurídica que un documento en papel,
“Los certificados digitales se expresan en un algoritmo, una fórmula matemática”, puntualiza. “Cualquier modificación de una fórmula matemática, automáticamente también aparece expresada”, desarrolla. “Sólo los certificadores licenciados privados pueden otorgar firmas a personas físicas y jurídicas y sólo Encode puede hacerlo en software y en hardware, en este último caso, a través de un e token, que es como un pendrive pero con más seguridad. Ahí se aloja el certificado digital”, desarrolla.
“El certificado dura dos años y tiene una validez ilimitada en ese tiempo, si no se degrada el soporte”, precisa el abogado, quien, consultado por los costos, apunta que una inmobiliaria puede tener su firma digital por $5000, a razón de $400 por mes. La firma digital garantiza que un documento no pueda ser objeto de repudio”, asegura Pardini, apuntando al costado legal.
Cómo se utiliza en Estados Unidos
“En Estados Unidos, cuando se firma una escritura que es en efectivo, no necesita ser notarizada. De cualquier manera, ahora también existe la notarización digital. Es decir, firma y notarización digital existen y lo estamos usando porque cuando se trata de hipotecas, el banco exige que la firma sea notarizada. Antes tenías que ir con la Embajada a notarizar, con escribanos. Ahora existen las firmas digitales notarizadas”, explica Jorge Kupferman, broker de Miami Life Realty, cuando se lo consulta por la experiencia en el país del Norte.
De acuerdo con el comercializador, fundamentalmente, utilizan la firma digital en contratos y en escrituras, aunque, subraya, documentos de bancos y de seguros, también se pueden firmar de esta forma. De la misma manera, contratos de alquiler y acuerdos de administración. “Contratos entre brokers y el realtor, o sea, entre la inmobiliaria y el agente inmobiliario, también se firman en forma digital. O cuando liquidamos comisiones internamente”, enumera.
En este mismo sentido, Kupferman subraya que en el mercado estadounidense, todos los documentos se aceptan en forma digital.” Y además son herramientas extremadamente sencillas de utilizar. La firma digital es sencilla, rápida y segura. Porque, además, quien pide una documentación firmada, no sólo recibirá el documento firmado sino que recibe también una certificación de firma (cuándo se firmó, desde dónde, etc.)”, detalla. “Mismo para documentos de inmigración se acepta este tipo de firma. Por cierto, en Estados Unidos, el fax y el e-mail, sirven como documentación válida”, finaliza.