Bárbara de Anchorena es una emprendedora que con su trabajo busca que las familias disfruten de llegar a su nueva casa con todo acomodado
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Las mudanzas representan un cambio significativo en la vida de las personas: habitar un nuevo hogar genera una mezcla de emociones, que van de la melancolía por dejar la casa donde vivimos durante muchos años a la alegría de un nuevo comienzo. A esto se suma el estrés que significa organizar la mudanza, una sensación que se puede experimentar desde meses antes de concretar el cambio de casa. Bárbara de Anchorena es una emprendedora que se define como moving planner.
¿De qué se trata? “El objetivo es que ya no tengas que empezar a embalar tu casa diez días antes de que llegue el camión y tengas después cajas por dos meses hasta lograr acomodarte”, explica la emprendedora que desde 2005 se dedica a la organización de eventos y desde hace un año ofrece este servicio de planificación y ejecución de mudanzas. “Me entregás las llaves de tu casa como está, te vas un día a lo de un familiar, a lo de un amigo o a un hotel, y al día siguiente te espera tu nueva casa lista para vivirla. Como por arte de magia. Con la ropa más ordenada de lo que la tenías, el mismo canasto de ropa sucia al lado del lavarropas, las camas hechas y el cepillo de dientes de cada integrante en el baño”, cuenta.
La emprendedora trabaja con una empresa de mudanzas y se ocupa personalmente de toda la coordinación del primero al último minuto. Una mudanza chica puede hacerse en un día, mientras que las más grandes suelen llevar tres. “No es solo hacer la mudanza, sino también ordenar los placares hasta la cocina. El objetivo es que la persona no tenga que hacer nada y que el desembalaje de lo mudado sea realmente eficiente”, sostiene. El procedimiento arranca de la siguiente manera: primero se reúne con quienes se mudan en la casa que dejan y luego en la nueva vivienda. El presupuesto depende del tamaño de la casa o departamento, de la cantidad de objetos que hay que mudar, además del tiempo que lleva hacer la mudanza llave en mano. Luego una vez realizada la mudanza, “la idea es dejar todo como el cliente se lo imaginó: camas listas, vajilla guardada, despensa ordenada, heladera organizada, hasta jabón y papel higiénico en el baño”, explica.
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