Se trata de una red social de alquiler de pisos en la que los interesados generan su perfil
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Macarena González Pavia, española de 28 años, comparte departamento desde hace un año. Considera que su caso es excepcional porque en Barcelona se empieza a compartir desde los 18. “Aquí es algo súper normal, los jóvenes cuando se marchan de sus casas y no quieren estar más con los padres se van a compartir. Tienes que tener mucha suerte si te puedes conseguir un piso tú solo. La mayoría de la gente de mi edad comparte”, asegura.
Algunos alquilan con amigos, compañeros de universidad, otros recurren a los anuncios de los sitios populares de alquiler, como Idealista o Foto Casa, que incluyen en su menú de búsqueda la opción “compartir”. En la actualidad hay una nueva aplicación para las búsquedas más parecidas a una red social que otra cosa. Y es donde Macarena encontró su lugar. “Badi es una red social de alquiler de pisos, donde se puede crear un perfil para que las personas expliquen cómo son, aptitudes, gustos y hábitos. Encontré ahí mismo habitaciones que en otra plataforma hubiese ido a ver personalmente, pero ya leyendo el perfil que no encajaba con el mío, lo descarté sin perder tiempo. Y también allí vi a una chica que encajaba con mi perfil, me interesó la habitación, y he tenido mucha suerte porque es alguien muy afín a mí. Tenemos más o menos la misma edad, estamos trabajando, tenemos los mismos gustos, somos limpias, ordenadas, otro aspecto para que la convivencia funcione. Lo mínimo es ser limpio, ordenado, respetar el espacio del otro y, al final, empatizar”, recomienda para los que se animen.
Los bajos salarios son el gran problema. Existe una falta de oferta de alquiler debido a los departamentos turísticos que son más rentables para los propietarios. Y la gentrificación, como en todas las grandes ciudades. Barrio que se pone de moda, se jerarquiza, los precios suben por las nubes y los antiguos inquilinos son expulsados.
“La realidad es que un sueldo mínimo, normal, es raro que supere los €1000. Hablamos de una persona que trabaja todo el día. En cuanto alquileres, para vivir solo no hay nada por menos de €800, en Madrid, no en el centro. Con esta relación los números no cuadran. Tenés que trabajar muchísimo o tenés que encontrar una persona con la que compartir. Es algo que siempre me pareció muy complicado. Otra de las cosas que suceden en España es que la mentalidad está cerrada a comprar una casa. El modelo está pensado para que compres una casa, pero la gente no es capaz de conseguir estos créditos. Además de la burbuja inmobiliaria, no podemos acceder a una hipoteca porque el banco no nos ve viables”, se lamenta Marlene.