Desde el diseño, distintas desarrolladoras comparten en qué se convirtieron las otrora indispensables dependencias de servicio; cómo la arquitectura refleja su tiempo y a la nueva familia
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En el clasificado papel, donde cada milímetro cuenta, la expresión c/dep. avisa de la presencia de un espacio extra en un departamento de al menos cuatro ambientes, pensado para alojar a una empleada de casa particular con la modalidad de trabajo con cama. En general, se trata de un pequeño cuarto más un baño, también chico, ubicado en un área cercana a la cocina y lavadero, que, a priori, presupone la necesidad de una familia de contar con personal de servicio en una jornada de trabajo completa.
Por tal motivo, la expresión c/dep. para referirse a la dependencia de servicio también habla de un departamento de determinada época, tal vez la misma en que el clasificado papel fue un elemento indispensable y el único método para buscar propiedades. Y no sólo ese espacio pequeño habla de una época en términos de diseño: en promedio, las familias porteñas tienen dos hijos y, aunque los dos integrantes de la pareja trabajen, el auxilio de las asistentas, como se les dice en España a las empleadas de casa particular, suele computarse por horas cada vez con más frecuencia, a menos que las necesidades de la familia, por caso numerosa, vuelva indispensable su presencia extendida. Pero en muchos casos hoy se acuerda una jornada con retiro de seis u ocho horas diarias pero ya no la convivencia semanal de la empleada con la familia en la casa.
“Como sucede en muchos aspectos de la realidad, con el paso del tiempo algunas necesidades y costumbres van cambiando. El real estate claramente no está ajeno; en definitiva, se trata de nuestros hábitats y la manera en que los vivimos. Un gran ejemplo es, justamente, el espacio que antaño se destinaba a las denominadas dependencias de servicio”, señala la arquitecta María Gabriela Besuzzo, gerente de Obras y Emprendimientos de la inmobiliaria y desarrolladora Interwin.
“Con el desafío no sólo de adecuarse a los nuevos usos, sino de ampliar el espectro de posibles compradores, muchos proyectos ofrecen en pozo variadas opciones de diseño donde el comprador ya puede definir qué destino se le dará a ese espacio. Hoy podemos afirmar que la ´dependencia´ es un comodín, que puede ir adecuándose a las necesidades propias de la vida de cada usuario”, define.
De acuerdo con la arquitecta, en muchos edificios premium, la ubicación de las dependencias de servicio, -con su baño, luminosidad y ventilación adecuadas - ofrecen un lay out (distribución en planta) que permite transformarlas fácilmente en un tercer o cuarto dormitorio -del hijo adolescente o de los padres grandes que viven en casa de sus hijos-, un playroom, un comedor diario integrado a la cocina, o en un estudio/escritorio, ideal para el home office que impuso el aislamiento.
“En esta área de servicio pueden también surgir otros espacios, como el de los grandes lavaderos, en el que, siempre y cuando se disponga de amplitud y condiciones de iluminación y ventilación correspondientes, también pueda armarse un área de descanso e instalarse una cama. Hay que tener en cuenta que gran cantidad de emprendimientos brindan hoy vestuarios y lockers en áreas comunes –sin necesidad de que se encuentren dentro de la misma unidad- para que sea utilizado por el personal que trabajará en los departamentos”, profundiza Besuzzo
Otro caso se da en todas las unidades de la línea Sens (Costa Rica, Humboldt o Sens Luxury Homes), en las cuales los departamentos de tres ambientes no tienen dependencia, pero los de cuatro o cinco tienen previstos espacios de servicios con múltiples funciones: según el cliente y en línea con la personalización de la unidad, pueden ser despensas, espacio de ampliación de cocinas, espacios de apoyo de la casa o cavas, entre muchos otros usos.
Los arquitectos de ATV, responsable de los proyectos, prevén la variedad dentro de lo que es la personalización de cada unidad. “Se ofrece flexibilidad para poder transformarlo al uso que más necesiten. Si tengo que decir en qué porcentaje los clientes que optan por una dependencia de servicio tradicional, diría que no supera el 30%”, aporta Ignacio Trabucchi, socio de la firma. “En general, se opta por un área de servicio, un espacio destinado al lavado y planchado o por la ampliación de la cocina”, especifica.
Matías Baldoni, socio y director de Arquitectura de Azcuy, comenta que han tenido muchos clientes dispuestos a ceder los metros del cuarto de servicio o dependencia en favor de otro espacio, como la cocina o el living. “Particularmente la cocina, que termina siendo el corazón de la casa, porque es el espacio con mayor integración y, por ende, donde la familia suele reunirse para compartir momentos en común”, subraya.
De acuerdo con el arquitecto, quien busca una unidad con mayor cantidad de metros en el living generalmente también decide “quitárselos” a este ambiente extra. Sin embargo, aclara, lo que sí suelen mantener es un toilette, que en ese sentido es un espacio de gran utilidad. “Pero quienes optan por unidades más grandes, sí suelen priorizar el cuarto de servicio, independientemente de que lo usen o no. En muchos casos, se suele utilizar para realizar tareas de planchado de ropa o como depósito”, puntualiza.
Pero, en concreto, ¿hay un nuevo modelo de familia que no necesita personal de servicio con cama? ¿Qué expresa en este caso la arquitectura? “Efectivamente, esto se debe a un cambio en el estilo de vida de las personas”, responde Baldoni. “Antes, las familias eran más estancas, el hombre era el que solía trabajar mientras que la mujer se ocupaba de las tareas domésticas. Se vivía de esa manera, y eso obviamente generaba la necesidad de contar con determinados espacios”, afirma. No es que ahora una familia no necesite contar con personal doméstico, la mujer también trabaja y lo necesita incluso más que antes pero no optan por la modalidad de una empleada sin retiro que viva en la misma casa sino alguien con retiro a diario.
“Hoy, la vida cambió; hay más espacios únicos que se comparten”, agrega. “Esto hace que sea mucho más complicado sostener cierto nivel de intimidad al tener que convivir con una persona ajena a la familia. En la normalidad prepandemia, que más tarde o más temprano volverá a ser la norma, las personas pasan la mayor cantidad de tiempo fuera de su casa, por lo que es muy probable que no necesiten los servicios de un personal doméstico permanente. Además, existe un nivel de nobleza en los materiales que facilita la limpieza de los espacios y el mantenimiento de los departamentos, con lo cual contar con personal doméstico sin cama es suficiente”, precisa.
Las unidades de los distintos proyectos de Azcuy, dicen en la desarrolladora, a veces incluyen dependencia y otras, no. “Por ejemplo, tenemos departamentos de cuatro ambientes, que tienen entre 150 y 170 m², en los cuales preferimos priorizar el espacio público, el corazón de la casa y la cocina. Este tipo de unidades no incluyen dependencia”, ilustran.
“Pero en aquellas unidades que superan los 200 m² sí decidimos incluir dependencias, ya que, como comentaba anteriormente, creemos que es un agregado de valor para el tipo de público que busca departamentos más grandes, puesto que es un espacio útil, con variadas funcionalidades, más allá de su uso original que era el espacio para el personal de servicio”, finalizan.
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