La decoración de la propiedad en las playas de Malibú tiene una fuerte presencia del color blanco que conviene vibras veraniegas
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En la polémica entrega de los premios Óscar de 2016, una mala organización de los sobres con los ganadores le dio por unos minutos el reconocimiento a la mejor película a La La Land (Damien Chazelle). En un momento que quedó para la historia, uno de los productores salió a rectificar que el largometraje galardonado era en realidad Moonlight (Barry Jenkins). Sin embargo, la película que acarició el tan aclamado premio sí recibió otros aplausos esa noche, entre ellos, el de mejor actriz por la performance de Emma Stone.
Consagrada, la actriz de 33 años ya fue la cara principal de tantas otras películas celebradas por la crítica como Cruella o Historias Cruzadas. De la mano de la fama vino una riqueza que la actriz decidió invertir en los ladrillos. En 2018, la artista se enamoró de una lujosa propiedad en las playas de Malibú y desembolsó US$3,25 millones en la compra de la mansión con vistas panorámicas al Océano Pacífico. Años después, busca sacar un margen de ganancia y publicó la propiedad en el mercado a US$4,29 millones.
La propiedad ubicada en un acantilado cuenta con tres habitaciones en 167 m² y está construida en un gran terreno de 1,3 hectáreas llenas de distintas especies de árboles. Para disfrutar del paisaje verde y azul, y en línea con las tendencias inmobiliarias post pandemia, todos los ambientes de la casa cuentan con grandes ventanales que dejan entrar la luz natural y conectan el afuera con el adentro.
Enmarcada por ventanas del techo al piso, la sala de estar luce paredes, techo y piso blanco, al igual que el resto de la casa. Para cortar con el estilo monocromático, la actriz accedió a una decoración con colores tierra que contrastan la claridad a partir de una gran alfombra marrón, un par de sillones de cuero y dos muebles del mismo tono. Aún así, el color natural también está presente en un sillón de tres cuerpos grande, otro individual y en la maceta de una de las plantas internas.
En cuanto a uno de los dormitorios, un empapelado claro con flores y una alfombra con símbolos tribales en azul y marrón también apagan un poco la luminosidad del blanco del techo, las cortinas y la blanquería. En esta habitación, tanto la cama como la cómoda y una mesa pequeña son de madera clara.
Un ambiente que es casi completamente blanco es el baño, plasmado principalmente en los ladrillos blancos que visten el cuarto. Con doble lavabo, tiene dos espejos con marco dorado que hacen juego con la grifería. Además, el cuarto se separa en dos y el área para bañarse integra en un gran cuadrado la ducha y la bañadera.
La propiedad no siempre fue así. Stone le hizo una serie de cambios para renovar los espacios, como la renovación de la cocina y comedor. En esta se pueden apreciar los ladrillos pintados, una claraboya sobre la mesada principal y gabinetes brillantes.
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