El famoso cantante compró la casa cuando tenía 22 años y hoy es un templo para sus fans y aquellos curiosos que la convierten en la propiedad privada con mayor cantidad de visitas por año
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Elvis Presley fue un revolucionario. El famoso cantante llegó a miles de corazones con sus canciones rockeras así como también desafió los estándares de vestimenta y cambió los tradicionales trajes por las camisas desabotonadas y los monos blancos. La mansión en la que vivió durante sus últimos 20 años de vida se volvió un templo para sus fans, ya que 45 años después de su partida la casa sigue abierta al público para visitar.
En las últimas semanas, el nombre del astro de la música volvió a estar en boca de todos a partir del estreno de su nueva película biográfica. Al igual que el largometraje, los lugares relacionados al artista recobraron relevancia mediática, entre ellos, la casa donde el Rey del Rock pasó sus días entre 1957 hasta 1977, el año de su fallecimiento
Llamada Graceland, la propiedad en el estado de Tennessee atrapa a los seguidores del artista por diversos motivos que la consagran como una de las casas privadas más visitadas de los Estados Unidos. En un predio de seis hectáreas se construyeron en 1939 un conjunto de edificaciones que completan la estancia entre la casa principal y los establos, entre otras edificaciones.
Por un lado, la mansión central consta ocho dormitorios y otras 15 habitaciones temáticas como oficinas, salas de música, ejercicio, juegos, relax y living. Elvis tenía apenas 22 años cuando compró por US$100.000 la casa, un valor desmedido para la época y que queda en ridículo cuando se lo compara con la facturación que hoy en día produce. Actualmente la propiedad recibe un promedio de 650.000 visitas anuales y recauda US$10 millones, un décimo de su valor: hoy en día está tasada a US$100 millones. Dichos paseos son limitados, ya que la segunda planta de la casa en la que están la habitación, el baño y el despacho de Elvis y la habitación de su hija Lisa Marie tiene el paso prohibido.
Tanto la casa principal como las secundarias están rodeadas de jardines verdes. En uno de ellos conocido como el Jardín de Meditación yacen los restos de Elvis y de su madre. Esta decisión se tomó luego de que intentaran robar su cuerpo del cementerio de Forest Hill, donde también estaba enterrada su mamá. Allí los fanáticos pasan frecuentemente a dejarle flores y celebrar en vida al Rey del Rock. Por la casa también pasaron de visita algunas estrellas del entretenimiento, como Phil Collins, Bob Dylan, Roy Disney, Matt Dillon, Tom Hanks, Renzo Demitriades, Chris O’Donell y Paul McCartney.
La decoración digna de un rey
La primera idea de quienes recorren la propiedad es que fue decorada por Presley mismo. Sin embargo, algunos se llevan una gran desilusión al enterarse que lo que se ve no es exactamente lo que el cantante dejó atrás. Después de su muerte en 1977, su ex esposa Priscilla -de quien se divorció cuatro años antes- renovó algunas partes de la ambientación a su gusto.
Aún así, el toque del Rey sigue presente y algunas cosas se preservaron tal cual. Su color preferido siempre fue el rojo y está plasmado en cada rincón, desde los sillones y cortinas de terciopelo hasta la alfombra del piso y las sillas del comedor. La extravagancia era su condimento preferido y se ve en cada lugar: las finalizaciones doradas en los muebles, las vidrieras con pavos reales, lámparas de araña, espejos por todas partes, puertas tapizadas en capitoné y televisores alineados para ver distintos canales a la vez.
El cuarto de la jungla
Entre la gran variedad de habitaciones temáticas, la preferida del Rey del Rock era la de la jungla. Un pedacito de selva aislaba cualquier mal pensamiento y le permitía al músico relajarse en el seno de su propia casa. Está decorada con piedra natural iluminada con luces rojas, una cascada artificial, plantas, alfombrado de pasto artificial y muebles de madera lacada estilo tiki-bar.
El buen ambiente del lugar le hacía acordar a Hawái, tierra a la que iba para disfrutar y broncearse, y que lo inspiró a convertirlo durante un tiempo en estudio de grabación, donde hizo gran parte de su último álbum, Moody Blues.
El museo de trajes y guitarras y su colección de autos
Una de las construcciones aledañas a la casa principal es un gran museo en el que se exhiben los trajes más famosos de la estrella y algunas de sus guitarras. Parte del display de sus posesiones es su amplia colección de 30 coches, motos y karts. Desde muy chico, su sueño era manejar un Cadillac por las calles estadounidenses.
Los primeros ingresos fuertes del cantante ayudaron a hacer posible esa aspiración y se compró uno de segunda mano, que años más tarde se quemó en una de sus giras. El tiempo le dio la revancha y se convirtió en un coleccionista de la marca hecho y derecho, desde el Cadillac rosa que le compró a su madre hasta el modelo Stutz Blackhawk negro que Elvis compró antes que nadie y manejó hasta sus últimos días.
El hall dorado
Su trascendencia en la historia de la música se vio reflejada en la numerosa cantidad de premios que reconocieron su talento y trayectoria. Al mudarse por primera vez a la casa, Presley expuso todos sus discos de oro en la sala de televisión. Aunque años más tarde los trasladó al edificio que tenía una cancha de racquetball, los tres Grammys y sus discos fueron llevados a la exposición Elvis the Entertainer.
Las famosas rejas musicales
Ya desde la entrada, la casa lleva la huella de Elvis impresa. Más allá de rebautizar el nombre de la calle en la que vivió como Elvis Presley Boulevard, el ídolo diseñó junto a Abe Saucer un portón digno de una estrella. Las rejas principales, que originalmente fueron rojas, llevan un entramado dibujado con un hombre tocando la guitarra y notas musicales en un pentagrama. Constuidas por John Dillars Jr. de Memphis Doors, Inc., se instalaron un mes luego de la compra mientras él estaba rodando Jailhouse Rock y sus padres todavía no se habían mudado allí.
Si bien la tranquilidad de la localidad de Whitehaven, en las afueras de Memphis, era lo que más le atraía, la paz duró poco para el cantante. La rumor se corrió y los fanáticos no tardaron en hacer fila para lograr verlo en alguna que otra oportunidad, dejarle mensajes y buscando conseguir un autógrafo. Poco cambió de esa dinámica, ya que actualmente la casa donde vivió sus últimos años de vida es una de las más visitadas de todo el mundo.