No es primera vez que la población de Brienz en Suiza pasa por esta situación: el año pasado cayeron 2 millones de metros cúbicos de piedra, pero no alcanzaron la aldea
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Las familias de un pequeño pueblo suizo empacaban sus pertenencias el miércoles pasado, después de que las autoridades emitieran una orden de evacuación con plazo hasta el fin de semana debido a la amenaza de un posible desprendimiento de rocas desde una montaña alpina cercana.
Las autoridades del pueblo de Brienz, en el este del país, dijeron el martes en un comunicado que analizaron el posible riesgo con especialistas en geología y riesgos naturales y recomendaron la evacuación preventiva antes de la 1 de la tarde del domingo. Christian Gartmann, miembro del consejo de gestión de crisis de la ciudad de Albula, que incluye a Brienz en su jurisdicción, dijo que los 90 habitantes del pueblo ya realizaban preparativos rápidos.
Una evacuación similar tuvo lugar en mayo del año pasado. Al mes siguiente, un desprendimiento de rocas envió 2 millones de metros cúbicos de piedra cuesta abajo, pero no alcanzó el pueblo. Aún hay 1,2 millones de metros cúbicos más que amenazan con caer, por lo que se emitió la nueva orden de evacuación.
“Ha comenzado, de hecho, inmediatamente. La gente del pueblo se organizó”, dijo Gartmann por teléfono. Algunos se mostraron “un poco agresivos hacia nosotros” por ordenar la evacuación, según aseguró Gartmann y añadió que entendía su descontento.
“Nadie está a favor de su propia evacuación. Les encantaría quedarse en sus casas. Han vivido en ellas por generaciones y no quieren dejar su pueblo”, dijo Gartmann. “Pero en realidad, es la montaña la que nos ordena evacuarlos”.
En los últimos días, las autoridades aconsejaron a los aldeanos que tomen artículos esenciales, como computadores, ropa de invierno y materiales escolares y de trabajo, para salir del pueblo hasta por seis meses, dijo.
“No es un desalojo total”, dijo Gartmann, y resumió así la orden a los habitantes: “Lleven todo lo que necesiten para los próximos meses. Si tienen un sofá barato en casa, déjenlo”. Ya se ha organizado alojamiento temporal fuera del pueblo, que se encuentra entre las partes de habla italiana y alemana del sureste de Suiza, para aproximadamente tres cuartos de los residentes y algunos se alojarán cerca, con amigos o familiares.
Según detalló Gartmann la principal amenaza la representan las rocas que ya están esparcidas a lo largo de la ladera de la montaña, no una ruptura mayor. Se ha descartado una explosión para provocar un desprendimiento de rocas controlado y reducir el riesgo de uno incontrolado, en parte, porque se necesitarían 300 toneladas de explosivos, señaló. Los equipos encargados de los explosivos enfrentarían riesgos y una detonación también podría afectar una montaña cercana.
De cualquier manera, Gartmann aseguró que un desprendimiento de rocas severo casi seguramente destruiría el pueblo. En cambio, ya se realizan trabajos para aliviar la presión del agua bajo la tierra que ha desestabilizado las rocas, en un intento de reducir el riesgo y dar tranquilidad a los residentes. La erosión gradual ha ocurrido durante 12.000 años, desde el final de la última glaciación.
Aunque las autoridades planean compensar a los evacuados por los costos adicionales relacionados con su partida, no se planean pagos por daños a pertenencias personales “porque no es culpa de nadie. Es la naturaleza la que dicta la evacuación”, señaló Gartmann.
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