Los precios elevados de venta y alquiler se corresponden con la relevancia del lujoso y exclusivo edificio que es Monumento Histórico Nacional y Patrimonio de la Unesco en Buenos Aires
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En Retiro, la calle Florida al 1065 se enorgullece de ser portadora de uno de los edificios más emblemáticos del país. Declarado Patrimonio Mundial por la Unesco y Monumento Histórico Nacional en 1999, el Kavanagh es uno de los rascacielos más icónicos del país que se destaca en el paisaje porteño con sus 120 metros de altura. Su extensión a lo alto permite que varios de los departamentos allí cuenten con terrazas jardín privadas, un amenity revalorizado después de la pandemia que hoy posiciona sus unidades en venta en el mercado.
Recientemente, el edificio de hormigón reapareció en los portales de noticias por su vínculo con el cine y con una polémica. La novedad es que el actor ganador del Oscar, Robert De Niro, se unirá a dos celebridades argentinas del espectáculo -Luis Brandoni y Guillermo Francella- para grabar la serie “Nada”, dirigida por Gastón Duprat y Mariano Cohn. Según trascendió, la producción tiene planificado filmar algunas escenas dentro de un departamento del famoso edificio, idea que generó repudio de parte de los vecinos.
“La idea de la producción era alquilar dos departamentos, uno sería la casa de (el personaje de Luis) Brandoni donde lo viene a visitar De Niro, y se necesita otro departamento para la producción. Estaban viendo qué departamentos alquilaban, y en qué piso”, detalló la cronista Mercedes Ninci en el programa Alguien tiene que decirlo por Radio Mitre, quien agregó que en una reunión vecinal se definió que quienes estaban en contra eran mayoría: “De 107 propietarios, dos tercios en la asamblea votaron en contra”. Según la periodista, la producción de Metrovisión -con la aprobación de Disney- ofreció entre $4 millones y $5 millones mientras que el alquiler durante su estadía allí cuesta más caro.
A la disputa monetaria de la filmación en el edificio se le suma la preocupación por la preservación del edificio histórico. Ninci informó que Disney “no daba garantías de conservación del lugar y que los seguros no eran suficientes”, aparte del hecho de que habría un gran flujo de gente, de aproximadamente 90 personas, que circularía diariamente y que no había un listado que los identifique.
Cuánto cuesta vivir en el Kavanagh
En el edificio que alguna vez supo ser el más alto de Sudamérica, los departamentos más pequeños en alquiler de 126 m² se ofrecen por aproximadamente $235.000 mensuales, mientras que los más grandes de 726 m² distribuidos en seis ambientes con terraza propia se ofrecen en alquiler por alrededor de US$4700 mensuales. Las expensas tampoco son baratas: los departamentos más pequeños pagan valores desde los $28.000 mientras que los más grandes pueden llegar a desembolsar $139.000 por mes.
También hay actualmente un gran número de unidades en venta. Según los publicados en ZonaProp, estos se ofrecen en un rango de precios muy variado. El más barato, por ejemplo, es un cuatro ambientes a reciclar en el sexto piso con dos habitaciones y dos baños que se vende a US$325.000. En el otro extremo, el más caro de todos es el que habitó la dueña original del edificio, la aristócrata Corina Kavanagh: ocho ambientes de 740 m² publicado en el mercado por US$3,4 millones y lo comercializa el Estudio Dalessandro. Este ocupa el piso 14 entero, tiene terraza y jardín propios, es el único que cuenta con vistas 360° a la Ciudad, tiene cinco dormitorios y cinco baños y medio.
La vista a la ciudad desde la altura es una de las características estrella del edificio con influencias del racionalismo y art decó. Además de los ventanales en las habitaciones que aportan gran iluminación, algunos de los baños hechos de mármol también tienen amplias vistas a la ciudad y dan a los residentes de los departamentos allí la sensación de flotar entre los jacarandás y el verde de las calles porteñas.
En su momento, la construcción supo ser de vanguardia ya que fue el primer edificio de viviendas en la Ciudad en incorporar aires acondicionados para climatizar sus ambientes, tenía cocinas equipadas con artilugios importados y materiales innovadores para la época como los revestimientos de acero inoxidable, pisos vinílicos en linóleum y muebles en chapa pintados al Duco. Hoy en día sigue posicionado como un bien lujoso, destacado en el horizonte citadino.
En este terreno, antes había construida una serie de casas bajas anexo al Hotel Plaza, ubicado a pocos metros e inaugurado unos años antes en 1909. Con el Ingeniero contratista Rodolfo Cervini y los arquitectos Sánchez, Lagos y de la Torre a la cabeza, 1934 fue el año en el que se dio el primer paso y se dio inicio a las obras para levantar el edificio. El motivo de su construcción inspira, empatiza y llama la atención. A pesar de ser falsa, por muchos años la leyenda dijo que fue la estanciera argentina Corina Kavanagh quien lo mandó a construir a partir de una historia de amor fallida. Ante la forzada ruptura con uno de los hijos de la familia Anchorena supuestamente motivada porque ella no pertenecía a una familia patricia, la joven mandó a hacer el edificio con el fin de tapar la vista que tenían los Anchorena desde su propiedad a la Basílica del Santísimo Sacramento, hecha específicamente para funcionar como sepulcro familiar. El único lugar desde el que se puede apreciar la iglesia es desde el pasaje que bordea al Kavanagh, que irónicamente para los Anchonera lleva el nombre completo de Corina.
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