Los espacios pueden ayudar a aliviar episodios feos que se hayan vivido y a recobrar fuerzas
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Cuando atravesamos una vivencia dolorosa o trágica es necesario encontrar herramientas que ayuden a recuperar el equilibrio. En este sentido, la casa puede potenciar sus cualidades como un refugio que nos permita sanar y recobrar fuerzas. “Lo más importante en el tratamiento del estrés post traumático es identificar las reacciones frente a ese evento. En general las personas tienden a tratar de cancelar o bloquear los pensamientos intrusivos que relacionan con el evento y tal vez a evitar a las personas, los lugares o actividades que hacían anteriormente. La casa cumple un rol muy importante entonces, porque en general es el lugar seguro al que regresar” dice la licenciada Larissa Del Río, especialista en psicología de los espacios.
En este sentido, señala, es relevante, por un lado, eliminar de los ambientes aquellos objetos que puedan remitir a la experiencia traumática. “La información del ambiente en el momento traumático se graba en el inconsciente. Por eso es muy importante revisar qué colores u olores pueden remitir a la situación traumática y sacarlos de la casa, para que se vuelva un sitio más seguro y acogedor. Por ejemplo, actualmente estoy trabajando con una mujer que fue abusada sexualmente y lo primero que hicimos fue repasar esos elementos sensoriales del evento traumático y eliminarlos de la casa. Pueden ser aromas, texturas o colores, todo lo que vaya hacia los sentidos”, afirma Del Río.
Además, la psicóloga comenta otras acciones que se pueden tener en cuenta para que la casa sea más acogedora y brinde calma. En un principio sugiere suavizar todas las texturas: cambiar el piso duro por una alfombra suave, incluir almohadones, telas o mantas de felpa o plush. La paleta de colores también es fundamental, especialmente en el dormitorio principal, y la especialista recomienda colores claros. Estos cambios, explica, pueden hacer una gran diferencia, dado que la mente procesa muy rápido la información de los estímulos del ambiente.
Un punto crucial para muchas personas es poder expresar los sentimientos que provocó el evento trágico. En este sentido, Larissa Del Río sugiere dedicar un espacio de la casa para hacerlo y acondicionarlo en función de esto: “Resignificar un espacio y convertirlo en un ambiente de conversaciones que ayuden a sanar. Allí se pueden poner colores claros, aromas que ayuden a propiciar esto y texturas suaves. El espacio puede incluir un sofá, almohadones suaves, texturas como el terciopelo y elementos que lo conviertan en un nido de conversación sana. Es posible jugar con los aromas y poner un difusor, por ejemplo, con aromas que nos calmen. Esto permite relajar, al igual que la iluminación cálida. Si la persona quiere, puede hablar ahí, pero también puede ser un espacio para escribir o desahogar”, propone la especialista, aportando herramientas que potencien el poder sanador del hogar.
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