Se trata de la única propiedad construida en una isla deshabitada de la bahía de Maine, Estados Unidos
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“Las olas y el viento, sucundum, sucundum... y el frio del mar”, dice el estribillo de la célebre canción interpretada por Donald y escrita por Palito Ortega. Vivir entre la paz, la tranquilidad y el sonido del mar de fondo es uno de los sueños aspiracionales más comunes entre las personas. La vida en la costa es atractiva para quienes buscan cambiar el ajetreo de la ciudad por un horizonte limpio con olas.
En una bahía en Maine, en el condado de Washington, Estados Unidos, una propiedad a la venta parece ser una opción a considerar. Una de las casas más solitarias del mundo es la única construcción en la isla y desde su porche disfruta de vistas ininterrumpidas de 360 grados y el Océano Atlántico que la rodea.
De los 6000 metros cuadrados en los que se extiende la Isla Duck Ledges, la casa ocupa 50 m², a apenas unos metros de la orilla. El inmueble tiene un dormitorio, cocina y sala de estar integradas. Además, para conseguir un poco de privacidad, sus techos altos permiten la construcción de un entretecho donde armar un espacio íntimo como podría ser la habitación.
Por dentro, la propiedad enlistada por un valor de venta de US$339.023 tiene madera por donde la mires. Pisos, paredes, techo y muebles son en su totalidad de este material, iluminadas con la gran cantidad de luz solar que entra por los múltiples ventanales. El living-comedor tiene por un lado una mesa alta y cuadrada con cuatro sillas, mientras que que el living tiene sillones de uno y dos cuerpos con almohadones rojos y una mesa ratona con vidrio.
Sin embargo, la imagen vacacional de tranquilidad deja de lado un detalle no menor: la orilla está repleta de focas, que inundan con su hedor natural las costas de la isla. Es por eso que quienes visiten la propiedad deberían ir mentalizados con que sus narices no van a tener tregua. Si eso es un factor limitante para la adquisición, hay otro aspecto más relevante aún: la casa no tiene baño. A algunos metros, una cabina individual esconde el único sanitario en la isla.
Si esas condiciones no son un problema, quienes decidan pasar sus días ahí podrían hacer fogatas y contemplar un cielo nocturno estrellado, así como también meterse en el mar a solas en un día de calor.
Contrario a lo que algunos puedan imaginar, este no es el único ejemplar de casa aislada de la sociedad. Existen casos al sur de Islandia a la que solo se puede acceder en barco como esta u otra que supo ser un refugio en la Segunda Guerra Mundial y está construida en el medio de la montaña.
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