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El fenómeno de huir al verde se aceleró exponencialmente y las inmobiliarias aseguran que ya casi no quedan propiedades disponibles para alquilar durante la temporada de verano. Los barrios cerrados y condominios son los más demandados: los valores de sus alquileres se dolarizaron y aumentaron, al menos, 30%.
En este contexto en el que la demanda comienza a revalorizar el valor del verde, nace Casa Living San Isidro, un nuevo proyecto inmobiliario que tendrá el sello de la marca Living, la revista que cautiva a los amantes del diseño, la decoración y la arquitectura. Con una estética noble de líneas depuradas donde los interiores se funden con el entorno natural de la valiosa arboleda, el emprendimiento de los estudios Robirosa-Iglesias Molli y SIM (Steverlynck-Iglesias Molli) es un condominio de viviendas residenciales sobre la calle Tomkinson al 2000, emplazado en un predio de 17.000 metros cuadrados a pocas cuadras del acceso a la Panamericana.
“Fue amor a primera vista. Algo parecido al proceso de un escultor que puede ver el bloque de mármol e imaginarse la estatua ya terminada. Este edificio va a ser nuestro”, recuerda con entusiasmo Ignacio Colombo, uno de los desarrolladores quien se apasionó por las características únicas del predio y su ubicación estratégica. El emprendimiento promete tener un efecto transformador en la zona y se realizará en dos etapas: la primera consiste en la puesta en valor y refacción de cinco de los siete edificios que pertenecían a las oficinas del Laboratorio Hoechst Argentina y a la construcción de un piso adicional. De ese modo, cada construcción tendrá planta baja y tres pisos. “La implantación de los edificios existentes nos inspiró a romper con el molde del esquema de claustro con parque central único, muy característico de este tipo de urbanizaciones, y proponer diversos sectores comunes que se desarrollan entre los edificios generando distintas situaciones de visuales, recorridos, paisajismo y usos”, explica Pablo Iglesias Molli, del estudio SIM, uno de los arquitectos responsables del proyecto.
Pileta olímpica, yoga y coworking entre jazmines
El emprendimiento contará con 78 departamentos amplios de uno, dos y tres dormitorios con superficies que van desde los 100 hasta los 260 metros cuadrados, bauleras y estacionamientos subterráneos para propietarios y de cortesía. “No habrá autos en superficie para priorizar el uso peatonal en planta baja y espacios verdes. La circulación vehicular será en su totalidad por subsuelo”, agrega Iglesias Molli. Durante la segunda etapa, se construirán tres edificios nuevos con 90 departamentos del mismo estilo y características.
Entre los amenities se destacan una pileta descubierta semi olímpica con 500 metros cuadrados de solárium, otra pileta cubierta climatizada con salida a un patio inglés y una para niños. Además, de una sala de yoga, gimnasio, espacio gourmet y un lugar de coworking, esencial en tiempos donde se afianza la tendencia del trabajo remoto.
Con respecto a las particularidades distintivas, se destacan los balcones terraza de tres metros de ancho y un largo que oscila entre los siete y once metros con pisos deck símil madera, libres de mantenimiento. “Se construirá una estructura de perfiles metálicos y losas adosada a los edificios existentes que contendrá las terrazas de gran amplitud. Esta estructura alivianada será el soporte de un jardín vertical conformado por jazmines de leche”, cuenta el arquitecto. Otro diferencial serán las alturas libres de las unidades con 2,75 metros que sobrepasan a las habituales en San Isidro.
Otra característica propia del emprendimiento es que no habrá un espacio verde central, ya que el diseño del predio está pensado para crear diferentes rincones en los que se potencian las luces y las sombras con la caida del sol, para que los vecinos puedan recorrerlos, disfrutarlos y apropiarse de cada espacio.
Además, los departamentos se entregarán con pisos de madera de roble americano, revestimientos de mármol travertino en los baños, interiores de placares, calefacción por radiadores, aire acondicionado frío calor multisplit inverter (de bajo consumo de energía), mesadas de purastone con cocina y horno eléctrico, muebles completos y ventanas de PVC foliado. Diseño y calidad alineados con el sello de la marca Living.
Los orígenes
La historia del icónico edifico de Hoechst inaugurado en 1990 y proyectado por Aslán y Ezcurra, pioneros de la arquitectura moderna en la Argentina, se remonta a la idea de los directivos de la compañía de homenajear con esta obra al arquitecto Peter Behrens, considerado el padre del diseño industrial alemán, quien había construido, con fachadas de ladrillo a la vista, la casa matriz de la firma en Frankfurt, allá por 1920. En 2017 los desarrolladores compraron el predio con la idea original de hacer un edificio de oficinas y, finalmente a principios de 2019, optaron por la iniciativa residencial con el fin de aprovechar las instalaciones existentes.
“En julio de este año, se lanzó la preventa que fue súper exitosa. Se pudo validar el respaldo de la marca Living”, cuenta Colombo. Los números le dan la razón: con un precio aproximado de US$2200 el metro cuadrado, ya se vendió el 60% de la primera etapa. Para ingresar en pozo, se pide un anticipo en dólares del orden del 35% y el saldo en pesos en cuotas ajustadas por el índice de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC). “El perfil del comprador es multitarget: desde jóvenes que compran su primera vivienda, sanisidrenses que vivieron toda la vida en una casa y decidieron mudarse a un departamento para simplificarse la vida o porque les llegó la etapa de nido vacío o hasta quienes ponen una ficha en ladrillos como inversión”, detalla el desarrollador.
El imperativo del verde
La naturaleza juega un rol protagónico en el proyecto. La paisajista Clara Billoch será la encargada del diseño de unos 10 mil metros cuadrados en parques y jardines. Uno de sus tesoros mágicos es un sendero de 1000 metros de extensión. “Buscamos generar áreas verdes amplias con una importante plantación de árboles y senderos que inviten a recorrer el jardín. Una zona de pileta con arbustos bajos para contener y dar intimidad, y plantaciones naturales, tipo pradera que estén atractivas todo el año. También muchos jazmines cubriendo paredes y rodeando el jardín”, explica la renombrada paisajista. Billoch asegura que su inspiración nació del mismo lugar y del barrio que lo rodea -las Lomas de San Isidro- donde los árboles son los protagonistas, generando luces y sombras, colores de otoño y floraciones en primavera y verano, de manera que se sienta el paso de las estaciones. “Prioricé la sencillez y el verde y me gustaría que el lugar se sienta muy tranquilo, que abrace y transmita paz”, aclara.
Fiel a la tendencia de prácticas sustentables, el proyecto tendrá separación de residuos, reservorios de agua de lluvia para riego, iluminación en espacios comunes con energía solar y huerta orgánica. “El proceso de transformación de un área industrial dominante en una residencial jerarquiza la zona brindando mayores espacios verdes y mejoras en la infraestructura y en el espacio público. En tal sentido la propuesta contempla la intervención de la calle Tomkinson con veredas más amplias, equipamiento urbano, iluminación y parquización”, concluye Pablo Iglesias Molli.
De esta manera, cada departamento del proyecto es una invitación para hacer realidad ese lugar donde te gustaría vivir: con calidez, luz natural, una increíble vista al verde y una estética diferencial. Espacios que se integran entre sí y con la naturaleza, diseñados para aprovechar al máximo las superficies. En síntesis, los creadores entendieron que ya no existen los lugares intocables e idearon una iniciativa distinta, inteligente que imprimirá un estilo de vida funcional en las Lomas de San Isidro, cambiará la fisonomía y desarrollará oportunidades en este polo residencial que se consolida.