El costo que pagan mensualmente los inquilinos representa el 47,8% de su remuneración laboral
- 4 minutos de lectura'
Para los inquilinos, la cantidad de sueldo que representa el costo de alquiler es uno de los factores más importantes a la hora de decidir a dónde mudarse. En mayo de este año, los números mostraron ser uno de los peores de la serie histórica de la última década. En ese mes, el alquiler era de $63.898 y el ingreso promedio de $133.596, por lo que el costo de ser inquilino en la Ciudad de Buenos Aires hace dos meses representaba un 47,8% de su remuneración laboral, una de las más altas de los últimos años.
Estos números se basan en un cálculo que mide el ingreso según el Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE), definido como la remuneración promedio sujeta a aportes al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) que perciben los trabajadores que se encuentran bajo relación de dependencia y que han sido declarados en forma continua durante los últimos 13 meses. Estos datos se cruzan con el precio de alquiler promedio de un departamento en la Ciudad de Buenos Aires, en base a los números oficiales publicados por la Dirección General de Estadística y Censos.
El peor momento de la última década fue en enero de 2012, cuando el alquiler representaba un 49,5% del ingreso promedio. En esa época, el sueldo era de $5352 y el alquiler promediaba los $2655 por mes. En el otro extremo, la situación más favorable en este sentido se dio en abril del 2020, en el comienzo de la cuarentena por la pandemia de coronavirus en la Argentina, cuando el alquiler representaba un 35,2% del ingreso.
La brecha de género
En los datos, el economista Federico González Rouco encuentra dos tendencias que le llaman la atención. Por un lado, la relación entre el ingreso y el alquiler varía según el género del jefe del hogar. “Los hogares con jefaturas femeninas suelen destinar más de su ingreso al alquiler que los varones. En promedio, la brecha son cinco o seis puntos porcentuales más, aunque hay momentos de tres y otros de ocho puntos de diferencia. Mientras que el promedio es casi 41% del ingreso que se va al alquiler, los hogares con jefatura femenina están cerca del 46% y masculina poco más de 39%”, establece.
En cuanto al motivo, no hay una razón comprobada para esta tendencia, aunque González Rouco tiene la hipótesis de que puede deberse a dos factores. “Primero, en general las mujeres ganan menos que los varones y creo que esto tiene una gran participación. Segundo, los hogares con jefatura femenina tienen un piso de demanda más alta de vivienda que la que tienen los varones”, explica. Por ejemplo, si una pareja de dos trabajadores con dos hijos se separa y los chicos se quedan con la madre, el padre se puede mudar a un monoambiente pero la madre con los dos hijos se le va a complicar un monoambiente y el piso de demanda es mayor”, según opina.
La escala de sueldos
Cómo va cambiando la relación alquiler/ingreso a medida que se mueve por la ciudad es otra variable que le llama la atención. En este estudio, influye la ubicación y la cantidad de ambientes. “Si tomamos como referencia los departamentos de uno a tres ambientes de toda la ciudad, lo más barato de todo es el monoambiente en zona sur y lo más caro es un tres ambientes en zona norte. Cuando se compara el destino del ingreso al alquiler, los que más destinan son los que menos pagan de alquiler. A medida que vas creciendo en la escala de ingresos, los sueldos crecen mucho más rápido que lo que sube el valor del alquiler. Es decir, que la brecha de ingresos es mucho mayor que la de los alquileres, ya que éstos tienen un mínimo mientras que hay gente que gana 10 veces más que otro. Como los valores de alquiler tienen un piso, tampoco son tan altos, aunque hay excepciones”, finaliza.