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En las afueras de la ciudad universitaria de Oxford, a casi 100 kilómetros de Londres, descansa una típica cabaña de la campiña inglesa. Techo de tejas, chimenea y pequeño jardín frontal. En esa casa vivió J.R.R Tolkien entre 1930 y 1947, años durante los cuales escribió la saga El Hobbit y El Señor de los Anillos, una de las obras más vendidas en la historia de la literatura. Más de 150 millones de copias y un sofisticado mundo de fantasía que ha influido desde niños a adultos pasando por escritores, lingüistas o músicos y que inspiró adaptaciones para radio, teatro y cine.
Ahora, la casa se puso en venta por £4,5 millones (o casi US$6 millones), y una campaña de crowdfunding busca recaudar el dinero para comprar la propiedad, preservarla y convertirla en un museo en honor al autor. La iniciativa es encabezada por la fundación Project Northmoor y recibió el respaldo de figuras como la cantante Annie Lennox o los actores Ian McKellen (quien interpreta al personaje Gandalf), Martin Freeman (Bilbo Bolsón) y John Rhys-Davies (Gimli). En el día de ayer se viralizó un video en el que ellos y otras celebridades piden a los fanáticos cualquier aporte que sea posible para así recaudar en tres meses a la suma que permita la compra del inmueble y la puesta en marcha del centro.
“La comunidad de lectores y seguidores de Tolkien es gigantesca a nivel mundial, pero no hay un centro que lo homenajee en ninguna parte del mundo”, dijo la novelista británica Julia Goldberg al New York Times. La autora es una de las líderes de esta cruzada y negoció con el actual dueño de 20 Northmoor Road una ventana de tiempo durante la cual pretende juntar la cifra necesaria. “Hay centros que conmemoran y mantienen vivo el legado de autores como Jane Austen, Charles Dickens o Thomas Hardy. Tolkien es, discutiblemente, tan influyente como ellos”, agregó.
La propiedad, declarada “de interés especial”, fue construida en 1924 y tiene seis dormitorios en la planta alta, donde vivieron el autor con su esposa Edith y sus cuatro hijos. Abajo permanece el estudio en donde escribió sus novelas y en el que solía juntarse con sus alumnos de la Universidad de Oxford. En el jardín aún se conservan algunos árboles que el mismo Tolkien, un fanático de la naturaleza y la vida silvestre, plantó hace más de ochenta años.
El objetivo de la campaña, dicen los impulsores, es que la casa no sea un museo frío, sino un hogar que mantenga viva la creatividad. “Convertiremos este hogar en un centro literario que inspirará a nuevas generaciones de escritores, artistas y cineastas durante muchos años”, comentó el actor Rhys-Davies en declaraciones a The Guardian.
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