Así se está haciendo Callao Clásico, la obra joven que revolucionará Recoleta

En una ciudad como Buenos Aires siempre se está construyendo. Su carácter de gran capital del mundo la lleva a estar en movimiento sea cual sea la situación económica por la que atraviesa el país. Y en un contexto con el metro cuadrado en niveles históricamente bajos, medidos en dólares, son muchos los emprendimientos que hoy se están levantando en los barrios más importantes de la urbe. Uno de ellos, sin embargo, resalta por sobre el resto.

Callao Clásico, en pleno Recoleta, no solo no se trata de un proyecto más por su estilo, su distinción y su categoría que tendrá una vez terminada la obra, sino que además representa en sí misma un gran desafío arquitectónico y de ingeniería. Emplazada en zona súper poblada de construcciones, como lo es la Avenida Callao entre Alvear y Quintana, los desarrolladores CP Group (Cassin-Pizzabiocche) dan cuenta de la complejidad de levantar semejante obra en medio de edificios antiguos y con un terreno, si bien generoso, encorsetado.

Una demolición “quirúrgica”

Desde el punto de vista de la ingeniería, tanto el trabajo de demolición de las dos construcciones (un petit hotel clásico y un edificio de 10 pisos) como del apuntalamiento ha sido descripto por los desarrolladores como “quirúrgico”. “Por lo general uno suele trabajar en obras con menos problemas de entorno. El primer gran desafío fue demoler usando técnicas lo menos molestas posibles, cuidando todos los detalles. Fue un trabajo que nos llevó 8 o 9 meses. Luego tuvimos que pensar cómo íbamos a bajar 18 metros entre edificios bastante antiguos, construidos hace 70 u 80 años con otra tecnología”, cuenta el ingeniero Martín Saidman, del Estudio Iannuzzi Colombo y responsable de la Dirección de Obra.

Callao Clásico se encuentra en un lote de 833 m2 con 25 metros de frente, del cual ya se han extraído más de 13 mil m3 de tierra y se ha utilizado casi el 50% del hormigón planificado para toda la obra en los cinco subsuelos con que contará el emprendimiento. Pero números aparte, uno de los aspectos centrales a la hora de encarar la primera etapa es que se priorizó la seguridad de la demolición por sobre los tiempos y los costos. “Prácticamente nos llevó dos años tocar fondo y volver a salir a la superficie. Parece mucho pero fue por un tema de seguridad. Es un trabajo medio quirúrgico, en el que vas abriendo un paño, asegurarlo lleva 7 días y recién después podés pasar al paño de al lado. Ahora, para tener el edificio de 16 pisos estimamos un año más”, explica Saidman.

Recoleta joven

Además de los enormes desafíos que esta increíble obra le planteó a los estructuralistas, desde el punto de vista arquitectónico no se ha quedado atrás. La primera gran dificultad fue empezar a diseñar un edificio que empezó contando con un solo terreno (el del petit hotel) y que recién tras un arduo trabajo de la inmobiliaria Toribio Achaval logró adosarle el lote lindero, donde había un edificio de 10 pisos habitados.

“Cuando nació este proyecto de hacer algo en Recoleta, lo primero que encontramos es que no había terrenos. Recoleta empezó a envejecer, pero por un problema urbano de falta de disponibilidad de tierras y la grandeza que tuvo este proyecto por parte de los desarrolladores fue tomar el desafío de generar tierra, que es lo que está pasando en un montón de ciudades del mundo”, cuenta el arquitecto Rodolfo Miani.

Una vez conseguidos los dos terrenos, la tarea fue lograr diseñar un edificio que recuperara el estilo de las clásicas construcciones francesas de Callao, manteniendo ese espíritu del petit hotel, pero para desarrollar un proyecto bien joven. “Recoleta joven”, define Miani. “El grupo desarrollador entendió que había que mantener de alguna manera ese espíritu clásico del petit hotel, por eso la reconstrucción que estamos haciendo de partes de ese edificio en la fachada. Queremos una arquitectura joven en un lugar clásico, estamos proponiendo algo nuevo. Diría que la diferencia principal que tiene este edificio con respecto a lo que se ve en el resto de Recoleta es la proporción de vidrio con respecto a la de masa cerrada. Hoy la gente quiere entrar y ver aire y la arquitectura moderna acompaña esa tendencia”, describe Miani. Mucha luz, aluminio, terminaciones de calidad, materiales net, todos elementos que estarán presentes en Callao Clásico.

Calidad a bajo costo

Para Martín Boquete, director de Toribio Achaval, Callao Clásico es una gran oportunidad por varios factores. “Es una tentación para el comprador por su ubicación. Se trata, además, de un producto de altísima calidad, con muchos amenities y aggiornado a la demanda actual. Cuenta, por ejemplo, con unidades flexibles, que pueden ser reformuladas a partir del gusto del cliente durante la obra. Y luego sucede que se está construyendo en un momento en donde el costo de la construcción, expresado en dólares, está históricamente bajo, por lo que por la calidad del edificio los valores son bajos”, afirma el comercializador del emprendimiento.

¿Cómo será Callao Clásico? Tendrá 16 plantas y cuatro pent-houses exclusivos con vistas a Callao, Libertador y el río; amplias residencias de 1, 2, 3 y 4 dormitorios; una resolución constructiva con los adelantos tecnológicos y de equipamiento de mayor confort; terminaciones y detalles en materiales nobles y tradicionales como el mármol, la madera, el bronce y el hierro; y amenities premium (piscina cubierta de 21 mts de largo, gimnasio de alta generación con vestuarios, sauna, spa, ducha escocesa y finlandesa, cavas privadas y un SUM completo con salida a una terraza exterior). La forma de pago es a través de un anticipo del 35% y el saldo en 28 cuotas fijas en dólares.

Para más información sobre Callao Clásico, contactarse con Toribio Achával haciendo click aquí o por WhatsApp al 5491140450505

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