El mercado inmobiliario, en particular el de la compra y venta de casas y unidades terminadas, está a la expectativa de saber cómo y cuándo se modificarán algunos indicadores económicos. La persistente inflación cercana al 25% anual inhibe las operaciones en pesos, en particular desde la parte vendedora que exige pactar las operaciones en dólares como forma de preservar el valor. La existencia de un dólar doble y la inhibición del acceso a la compra de divisas en el mercado formal tienen un impacto imprevisto y negativo. Frente a la existencia de ese doble mercado de divisas, la realidad es que tanto la parte vendedora como la compradora tratan de pactar el precio en función de dicho mercado. Se ha constituido, así, un cerrojo difícil de resolver en las actuales circunstancias. Como política de gobierno se está tratando de achicar al mínimo esta brecha cambiaria. En la medida en que esto se logre podremos ver una reactivación.
Totalmente diferente es el segmento de la compra a futuro de viviendas nuevas a construir desde el pozo, que se financian en su totalidad con pesos, por cuanto tanto la compra de los materiales como el costo de la mano de obra son en moneda local. Para eso se ha generalizado la figura del fideicomiso como vehículo para canalizar y proteger las inversiones.
Otro instrumento es el Cedin, una cuasi moneda que tiene por objeto lograr una repatriación de capitales no declarados para ser aplicados a la compra de inmuebles y como modo de reactivación. El resultado de la utilización de este instrumento recién se podrá apreciar en los próximos meses.
Finalmente no debemos dejar de mencionar que el acceso a la vivienda en términos masivos y para toda la población se debe resolver a través del acceso al crédito hipotecario a tasas bajas y en largos plazos. Alta inflación y horizonte de incertidumbre impiden la formalización de este mecanismo fundamental para recrear un mercado sólido. En el ínterin se deberá contar con la paciencia necesaria para ver de qué manera se acomodan las piezas que van desde la economía hasta la política y que constituyen el complejo contexto en el que hoy se mueve el mercado, enormemente sensible a las expectativas.