La alimentación debe ser administrada de manera proporcionada y equilibrada de acuerdo a los requerimientos de cada animal. Es imprescindible para mantener la vida, permitir su reproducción, asegurar el crecimiento, preservar una buena salud para desarrollar actividades como el trabajo o el deporte. Normalmente la totalidad de los alimentos ingeridos por el animal, son reducidos a partículas más pequeñas por su aparato digestivo. La finalidad es absorberlos e incorporarlos al torrente circulatorio y distribuirlos a otros órganos.
Cuando las necesidades alimenticias no son cubiertas satisfactoriamente y ocurren excesos o disminuciones de los nutrientes aportados, aparecen consecuencias desfavorables en la salud. Los desequilibrios acaecidos por errores en la nutrición se presentan encuadrados en cinco grandes grupos: calidad, cantidad, cambios bruscos, forma de administrar los alimentos y características individuales de cada animal, que controlándolos y corrigiéndolos de antemano, se evitarán inconvenientes.
Los desaciertos en la alimentación pueden ser el origen de una larga lista de alteraciones o enfermedades que se localizan en diferentes tejidos u órganos con pronósticos variables. Las consecuencias en el organismo son amplias: 1) desórdenes digestivos; 2) anomalías en el tejido óseo; 3) retraso en el crecimiento y desarrollo de los potrillos (el crecimiento del hueso y cartílago se perturban cuando existen desniveles alimenticios); 4) trastornos en la reproducción como infertilidad, líbido o deseo sexual y formación de espermatozoides; 5) en las yeguas puede afectar la fecundidad, su producción láctea y también el crecimiento fetal; 6) disminución de la resistencia a las enfermedades; 7) pérdidas de peso; 8) disminución en el rendimiento; 9) alteraciones en el estado general; 10) intoxicaciones, y 11) alergias.
Deben evitarse los cambios repentinos de alimentos para que el aparato digestivo se adapte paulatinamente al nuevo componente y posibilite la llegada de un elemento digerido al intestino grueso. Además, un exceso en la cantidad de alimentos administrados o no repartir la ración en varias tomas al día, ocasionan la llegada de grandes cantidades de comida al tubo digestivo, generando una sobrecarga nutricional con aumento de nocivas fermentaciones microbianas, gas y toxinas.