De las actividades aeróbicas, correr es quizá la más eficiente cuando se trata de perder peso. Esto, porque activa el metabolismo, tonifica los músculos, limpia impurezas, quema grasa y modifica la talla modelando la figura de un modo estético y bien definido.
La combinación de dieta alimentaria con un plan de entrenamiento adecuado producen rápidamente cambios en el peso corporal, además de generar una vida sana y más equilibrada con la incorporación de nuevos hábitos y conductas que conllevan a un cambio profundo y placentero (hay que tener en cuenta que un plan alimentario por sí solo no alcanza, ya que con éstos no sólo se pierde grasa corporal, sino también masa muscular).
Perder peso corriendo requiere de paciencia y constancia, especialmente en las dos primeras semanas. Hay que darle tiempo a los músculos para que consuman grasa de forma importante. Por eso, la actividad debe ser de 45 minutos como mínimo y en una frecuencia cardíaca de entre 120 y 160 pulsaciones, con lo cual se entra en una zona llamada de lipólisis en la que el consumo se encuentra garantizado. También hay que tener en cuenta que esta zona no actúa de forma inmediata, sino cuando se alcanza cierto equilibrio entre intensidad y frecuencia cardíaca. Por eso, ¡atención!: no hay que obsesionarse con la velocidad ya que trabajándola en aumento y sin pausas correctas lleva a un tipo de trabajo anaeróbico que no es útil para perder peso.
La variabilidad es fundamental para evitar el aburrimientos, que es el enemigo número uno del correr. En ese sentido, sirve cambiar el recorrido, utilizar distintas distancias y no ejercitar siempre el mismo tiempo, sino ir agregando y sacando minutos, sin bajar de los 45 diarios. Todo esto ayuda de forma emocional y anímica a cumplir con el objetivo.
Beber agua es una función primordial de todo ser vivo; el intentar perder peso por pérdida de agua no es aconsejable de ningún modo. Por lo tanto hay que hidratarse de forma eficiente para lograr un funcionamiento del organismo que permita eliminar por medio de la orina gran parte de la grasa quemada y otras sustancias de desecho.
Correr decididamente contribuye con el adelgazamiento, y si a esto se le suman trabajos de musculación y elongación no sólo se balancea el cuerpo, sino además se evitan futuros problemas posturales y lesiones.
Todos los deportes requieren de una técnica y el running no escapa a la regla. Por eso es de gran importancia reducir al mínimo el impacto del pie contra el piso: para tener en cuenta, el primer apoyo es con el talón y luego se deja que pase el peso del cuerpo hacia adelante, sintiendo el empuje desde los glúteos; los brazos se mueven de atrás hacia adelante liberando la cadera para realizar el paso corto o largo. La cabeza se lleva erguida con la mirada hacia adelante, con lo cual se libera el canal de aire y permite una respiración adecuada a la intensidad del trabajo.
Tomar la decisión de adelgazar de esta manera es sumamente acertada, ya que la liberación de endorfinas (hormona que causa placer al torrente sanguíneo) más el cambio de figura logran una combinación casi perfecta y concreta.
Debemos pensar a mediano plazo para ver resultados, sin establecer una relación obsesiva con la balanza, y seguir los patrones que dictan los talles y las medidas.
La semana próxima daremos un plan modelo de cinco semanas que permitirá comenzar a correr para perder peso.
El autor es profesor de educación física, personal trainer y coordinador de los Nike Running Team. Informes: xrace2000@yahoo.com