Zaffaroni recibió un respaldo político y académico en la UBA
Dijo que tenía pensado renunciar a la Corte antes del escándalo, pero ahora se quedará
La Universidad de Buenos Aires (UBA) encabezó ayer un fuerte acto de apoyo al juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni: le expresó su "pleno respaldo" en un encuentro con profesores, funcionarios del Gobierno, jueces, abogados y militantes de derechos humanos celebrado en el Aula Magna de la Facultad de Derecho.
Durante las últimas semanas, Zaffaroni fue cuestionado por ser el dueño de seis departamentos que tiene alquilados y donde se practica la prostitución. Ayer, los oradores del acto -entre ellos, el propio Zaffaroni-, coincidieron en describir el caso como una campaña en su contra. "Una tentativa fallida de lapidación", en palabras del juez.
"Todo esto tiene un efecto paradojal", dijo desde el escenario. "Creo que nunca estuve tanto tiempo en una función. Yo soy Raúl, yo trabajo de juez, no soy juez. Había decidido en muy pocos meses volver a la actividad académica, pero ahora estoy preso. Ahora me quedo."
Advirtió, no obstante, que no por mucho tiempo. "Sólo el suficiente para que quede claro que no me voy por esta infamia. Pero que quede claro que no nací en ni pretendo morir en la Corte Suprema", afirmó.
Su exposición (una clase, según había anunciado la rectora de la Facultad, Monica Pinto) había empezado minutos después de las 20, ante unas mil personas que lo aplaudían de pie. Zaffaroni fue el último orador y analizó su situación como un caso práctico por estudiar desde la óptica jurídica. Durante 45 minutos volvió a decir que lo que le reprochaban era un "problema de consorcio" del que era ajeno, que nunca conoció a sus inquilinos, que le pagaban el precio de plaza y que ayer había enviado a la Cámara de Diputados una nota explicándolo todo.
Lo escuchaban en primera fila un grupo de Madres de Plaza de Mayo, entre las que estaba Hebe de Bonafini (una de las más aplaudidas). Ella no se sentó en el centro, sino a un costado, al lado del ministro de Trabajo, Carlos Tomada, el más alto representante del Gobierno en el acto (Amado Boudou volvía de Córdoba y no llegó, dijo uno de los organizadores).
Ayer, la UBA decidió no dejar dudas de que su respaldo era irrestricto. Los primeros oradores del acto fueron el rector, Rubén Hallú, y la decana de la Facultad de Derecho. Compartieron el panel con Zaffaroni, y con representantes de los organizadores del acto, la Asociación de Abogados de Buenos Aires, la Asociación Americana de Juristas, el Observatorio de la Justicia Argentina, la Asociación de Profesores de Derecho Penal y la Asociación de Abogados Laboralistas.
Hallú dijo que "la Universidad, una comunidad de casi 400.000 personas" respaldaba a Zaffaroni "plenamente"; y la decana de la Facultad sostuvo que el juez era un profesor emérito de "notable honestidad intelectual" que estaba siendo "destratado".
Todos los oradores elogiaron a Zaffaroni. Algunos hablaron de "prensa amarilla" y "acoso"; otros, de "intereses ocultos". Ninguno de ellos -ni los que enviaron los cientos de adhesiones leídas- hicieron mención al caso concreto por el que se lo cuestiona, salvo el propio Zaffaroni.
Con ironía
Su discurso, que empezó con un profundo agradecimiento, fue el menos solemne. El comenzó por aclarar que no compartía algunas hipótesis sostenidas durante los últimos días, como que su caso estaba ligado a cruces entre un poder del Estado y grupos mediáticos o a referentes de la Iglesia. "Declaro formalmente que los considero ajenos", dijo. En cambio, sostuvo que podría influir la "época electoral". En la lista de sus "lapidadores" incluyó a "políticos con poco éxito", "burócratas internacionales" disconformes con su actuación sobre lavado de dinero, gente que quiere su cargo o que le molesta la actual integración de la Corte, intereses afectados por su lucha contra el paco y personas ligadas a la dictadura.
El auditorio, que lo ovacionó de pie varias veces, incluía a los legisladores kirchneristas Diana Conti y Héctor Recalde; a los jueces federales Sergio Torres, Ariel Lijo y Daniel Rafecas; al legislador Anibal Ibarra; al premio novel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y a varios profesores de derecho penal, como Julio Maier y David Baigún.
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