Quiénes son "los comodines" de Cristina Kirchner en el Senado que le pueden dar la mayoría calificada
En la oposición ya los bautizaron, no sin cierto dejo de amargura, como "los comodines de Cristina". El mote apunta a Alberto Weretilneck (Juntos Somos Río Negro) y Magdalena Solari Quintana (Bloque Misiones), senadores que conformaron sendos monobloques en la Cámara alta pero que, llegada la ocasión, podrían convertirse en votos claves para las aspiraciones legislativas del kirchnerismo.
Si bien el Frente de Todos tiene 42 senadores, una holgada mayoría sobre el total de los 72 miembros del Senado, el apoyo de estos legisladores dejaría al oficialismo a tan solo cuatro votos de los dos tercios del cuerpo. Alcanzar esa meta es una de las obsesiones de Cristina Kirchner desde que supo que, como vicepresidenta, iba a conducir el Senado.
El dato no es menor cuando en el horizonte político del kirchnerismo está el duro desafío que implicará para el oficialismo aprobar la designación del juez federal Daniel Rafecas como procurador general de la Nación, para lo cual necesitará del voto de los dos tercios de los presentes en el Senado.
Es esta una de las razones por las cuales tanto Weretilneck como Solari Quintana se han convertido en dos mimados por Cristina Kirchner desde que llegó a la presidencia del Senado.
Esto se ha traducido en una inusitada participación de ambos legisladores en comisiones legislativas importantes de la Cámara alta en una proporción que no justifica su condición de representantes de bloque unipersonales.
El caso más destacado es el de Weretilneck. Cuando aún restan una decena por conformarse, ha logrado un lugar en las comisiones de Asuntos Constitucionales, de Defensa y de Salud.
Pero no sólo ha sido beneficiado con una vocalía, sino que en un caso por demás llamativo, por pertenecer a un monobloque, en las tres ha sido elegido secretario de la comisión. El cargo es más bien simbólico en materia legislativa, pero tiene su recompensa a la hora de poder designar personal contratado.
El exgobernador de Río Negro fue tentado en noviembre pasado por Cristina Kirchner para sumarse al kirchnerismo ampliado en el que la vicepresidenta convirtió al Frente de Todos en el Senado.
Weretilneck declinó amablemente el convite porque sabe que su permanencia en un monobloque le rinde más políticamente que la fusión con las diferentes facciones peronistas que integran el Frente de Todos.
Así, el senador oficia hoy como polea de transmisión con el Poder Ejecutivo de las necesidades financieras de la gobernadora de Río Negro, Arabela Carreras, gracias a las gestiones del kirchnerismo para abrirle las puertas de la Casa Rosada.
Un dato curioso: hasta el año pasado, cuando Weretilneck gobernaba su provincia, el que le oficiaba de Virgilio en los meandros del poder macrista era Miguel Pichetto, el mismo dirigente que negoció que Juntos para el Cambio bajara su lista de senadores en Río Negro para permitirle a Weretilneck llegar al Senado.
Si el rionegrino ha conseguido tres secretarías de comisión, Solari Quintana no le va en zaga. Ocupa ese sitial en dos, en Acuerdo y Educación, de las cinco que integra. Las otras tres son Justicia, Legislación General y Turismo.
Esta mayor atención legislativa del kirchnerismo hacia la senadora se explica en el hecho de que, a diferencia de Weretilneck, la misionera no participa de manera directa en el tradicional juego legislativo de la negociación de votos a cambio de fondos para las provincias.
Todo un logro para una senadora que integra un bloque personal y que a punto estuvo de integrarse al Frente de Todos en noviembre del año pasado.
Es más, su comprovinciano y conmilitón del Frente Renovador de Misiones Maurice Closs puso su nombre en la lista del nuevo bloque forjado por Cristina Kirchner.
Sin embargo, un lamentable accidente, aunque oportuno desde el punto de vista político, que le fracturó un hombro en varios pedazos le impidió a la senadora viajar a Buenos Aires y estampar su firma en el pase al Frente de Todos.
Esto le permitió al líder del Frente Renovador de Misiones, Carlos Rovira, atajar a la senadora antes de que concretara su fuga hacia al kirchnerismo, fuerza política por la que no oculta su inclinación en cada oportunidad que tiene de intervenir en los debates.
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