Wado de Pedro: “La relación con el Presidente es normal”
En su primera entrevista con LA NACION desde que asumió, el ministro del Interior habló de todo: su renuncia, cómo quedó el vínculo con Alberto Fernández, la derrota electoral, la oposición, las internas en el gabinete y la Justicia; “Me gusta discutir cara a cara, no hago off para pasar mensajes”, así apunta contra sus detractores internos
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“¡Bailemos!”, dice “Wado” de Pedro mientras hace foco en el grabador sobre la mesa. Una media sonrisa, fruto de una desconfianza innata con el periodismo, brota sin disimulo. Reacio a las entrevistas, el ministro del Interior, una de las figuras clave del gobierno nacional, concedió por primera vez desde que asumió un reportaje a LA NACION, del que también participó Clarín. Durante una hora habló de todo: su renuncia, la relación con el presidente Alberto Fernández, la derrota electoral, el rol de la oposición, las internas en el gabinete y la Justicia.
“No me mueve el internismo ni me distrae algo que va a suceder dentro de dos años”, explica el ministro político en referencia a la posibilidad de transformarse en el emergente de La Cámpora para pelear en 2023. Lejos de ese razonamiento, rechaza la discusión electoral. Sabe que su renuncia tras las PASO generó conflictos internos, y si bien busca evitar polémicas, deja un mensaje para sus detractores internos: “Me gusta discutir cara a cara, no hago off para pasar mensajes”.
Su búnker ofrece un recorrido por su historia política y personal. Las fotografías de un joven Eduardo de Pedro se apilan sobre su escritorio, tiempos en los que era un militante de la agrupación Hijos durante la crisis política y social de 2001. Mientras que, desde los muros de su despacho, en la planta baja de la Casa Rosada, asoma su imagen junto a Néstor Kirchner, Alberto Fernández, Cristina Kirchner, el papa Francisco, Estela de Carlotto y su familia. En medio de papeles desordenados también asoma el libro “Intenta, vencer a la tartamudez”, de Jesús Ordoñez Ancin, que aún no leyó.
-Está terminando un año muy particular para el gobierno: derrota electoral, pandemia, crisis interna, ¿cómo lo definiría?
-Es un año atravesado por la pandemia; es un año que es la continuidad de otro año del comienzo de la pandemia y cuatro años de un gobierno que dejó a la Argentina fundida. Este año, es el año de la combinación del plan de vacunación y el comienzo de la recuperación económica. Lo considero un año bueno, por el plan de vacunación y por la recuperación económica.
-La Argentina agudizó problemas como la inflación, desempleo y pobreza. ¿Seguro cree que la evaluación fue positiva?
-Después de cuatro años de un gobierno que aumentó la desocupación, de endeudamiento para fuga, de cierre de Industrias, de un gobierno que gobernó para un pequeño grupo y después de un año de pandemia, sí me parece que el año es positivo. Se comenzaron a revertir los números de los últimos cinco años y tuvimos un plan de vacunación histórico.
-Ya pasaron tres meses desde que presentó la renuncia y la carta de Cristina Kirchner que provocó un tembladeral en el Gobierno. ¿Cómo está hoy la relación con Alberto Fernández?
-La relación es normal.
-¿Antes de las PASO era buena?
-Normal entre un Presidente y un ministro.
-¿El terremoto político posterior a las PASO no significó un quiebre en la relación?
-¡No! Tenemos que normalizar las discusiones internas dentro de las coaliciones políticas. La relación es normal, esa es mi respuesta.
-¿Le incomoda el tema?
-No, no, no… Vos preguntas y yo respondo. Si no te gusta mi respuesta…
-En Cambiemos hubo un montón de discusiones públicas y privadas como hay en el Frente de Todos. Lo llamativo fue cómo reaccionaron: la carta y las renuncias.
-A mí me gusta dar las discusiones en la cara, de frente, decir las cosas que pienso y que veo. Me gusta discutir cara a cara, no hago off para pasar mensajes.
-Después de las PASO gran parte de las críticas internas fueron para usted. ¿Cuánto le molestó?
-No pierdo tiempo en leer cosas que no sé quién las dice. El tiempo que tengo lo uso para gestionar, para analizar las políticas de un gobierno nacional a nivel federal y ver cómo artículo entre las provincias y los municipios y cómo generamos ese sueño que tenemos de una Argentina que tenga empleo, educación y salud. No estoy en la discusión endógena y estoy abierto a las críticas cara a cara.
-El Presidente habló de una gran PASO para dirimir candidaturas en 2023. ¿Ese es el camino para el frente después de la derrota electoral?
-Nosotros siempre fuimos muy proclives a utilizar ese método de renovación y discusión interna. De hecho, en 2019 teníamos listas para disputar en algunos territorios y nos pidieron que no las presentemos. Es un buen método, pero no es tiempo de hablar de elecciones. Estamos terminando un año en el que ya hubo una elección. Hay que asimilar el mensaje, poner el foco en resolver los problemas de la gente.
-Usted dijo que La Cámpora tenía que presentar un candidato.
-Primero dije que no es momento de hablar de candidaturas, no es momento de hablar de 2023. Ahora hay que focalizarse, hay que poner toda la energía en resolver los problemas económicos, laborales y de seguridad que hay en el país.
-¿La Cámpora está en condiciones de presentar un candidato para pelear en una interna abierta?
-No se discute eso. Estamos focalizados, en serio, en ayudar y participar de un gobierno que tiene que resolver muchos problemas. En serio te digo, no existe la discusión hoy sobre el 2023. ¡En serio! Estamos ocupados en bajar la inflación, en generar empleo, en incluir a los excluidos. No adelantamos discusiones.
-Se instaló en el último tiempo que es un potencial candidato presidencial, lo habrá escuchado...
-No. Acabamos de tener una elección. No lo escuché nunca. Estamos ocupados en resolver los problemas de la gente. No me mueve el internismo ni me distrae algo que va a suceder dentro de dos años.
-Una porción grande la sociedad tiene una mirada crítica de La Cámpora. ¿Hacen autocrítica?
-[Silencio] Nació como una agrupación juvenil que ahora está en un proceso de trasvasamiento generacional donde se hacen cargo los militantes jóvenes. Nosotros nos fortalecimos durante el gobierno de Cambiemos porque no éramos una organización vinculada al Estado o de contratos, sino que somos una organización con vínculos reales con nuestra sociedad. Como toda agrupación política, sindical, empresarial tenés que revisar errores.
-La Cámpora administra las principales cajas del país, como el PAMI, ANSES e YPF. ¿Es parte de una estrategia o casualidad?
-Estamos pagando caro haber hecho un cartelito que decía “Clarín miente”. A partir de ahí todo lo que hacíamos era visto con otra mirada. Es parte de un ataque sistemático a una agrupación que es independiente de todo ese sistema que hace al posicionamiento de políticos. Eso tiene un costo, ¿no?
-Fue crítico con la oposición después del rechazo del presupuesto. La nueva conformación de las Cámaras en el Congreso plantea un nuevo desafío para el gobierno. ¿Cómo imagina el proceso que comenzó?
-Sentí una desilusión. Nunca me imaginé que la oposición con los actores que están en el bloque de Juntos por el Cambio no iban a votar en contra e iban a dejar a los argentinos sin presupuesto. Te cuento algo que hasta ahora nunca conté: en 2015, después de perder la elección, a mí me tocó ir al Congreso a la primera reunión con Emilio Monzó. Ellos no tenían el número para reclamar la presidencia de la Cámara. Pero por pedido de Cristina les transmití que entendíamos que por el funcionamiento institucional de la Argentina ellos tenían que presidir las dos cámaras. Ese fue el principal gesto institucional que tuvo Cristina con Cambiemos. Hoy Monzó no votó el presupuesto. Vidal tuvo los presupuestos los cuatro años y ahora no lo votó. Sigo llamándolos a la reflexión, tienen que hace memoria.
-¿Cómo proyecta lo que viene?
-Soy optimista de que la competencia en Cambiemos por ver quién pone más palos en la rueda se tiene que trasformar en una competencia por la positiva. Si siguen compitiendo a ver quién hace más daños le van a hacer mucho daño a la Argentina. Más de lo que hicieron cuando gobernaron.
-Esta semana se firmó el consenso fiscal con 23 gobernadores y el miércoles los mandatarios provinciales volverán a la Casa Rosada para escuchar los avances de Guzmán con el FMI. ¿Cuán importante es ese encuentro para la negociación?
-Esa reunión es importante. Es importante el compromiso de sentarnos a discutir y planificar como se resuelve el problema de la deuda. Cuanto mayor acuerdo haya con la oposición mejor. Como ministro político voy a trabajar para generar consensos para terminar con los ciclos de deuda para fuga en la Argentina. En el marco de los 40 años de democracia, que se cumplen en 2023, voy a trabajar para lograr un gran acuerdo para decirle nunca más a los ciclos de deuda para fuga.
-¿Y qué avanzada está la posibilidad de ir hacia ese acuerdo?
-Esto es una primicia [se ríe].
-¿Cómo está su relación con Juan Manzur?
-Muy bien.
-Se habló de malestar porque ambos mantienen una agenda similar por la relación con los gobernadores. ¿No hay competencia?
-Manzur es el jefe de Gabinete, tiene a su cargo la coordinación de todo el gobierno nacional y la ejecución del Presupuesto, y nos complementamos y tenemos una excelente relación.
-¿Y con Axel Kicillof?
-Muy bien.
-¿Hubo una intervención de su gabinete después de las PASO?
-No hubo intervención. El gobernador asimiló después de la elección el mensaje de las urnas y generó una renovación del gabinete. No hubo ninguna intervención de nada, yo soy el ministro del Interior, ¿qué voy a intervenir la provincia de Buenos Aires?
-No digo que usted haya intervenido, ¿pero dice que Kicillof quería desprenderse, por ejemplo, de Bianco?
-Las decisiones las toma el gobernador. Los procesos de discusiones son eso, participamos todos los que militamos en el Frente de Todos, que somos parte de la mesa política del gobernador. No es una intervención. ¿Existió la discusión? Por supuesto. El gobernador no toma decisiones que no quiere.
-¿Cree que venció prejuicios con el establishment?
-Cristina, en una de las primeras notas que dio en el 2017, le preguntaron si hacía alguna autocrítica, y dijo “nos faltó diálogo con los empresarios”. Somos el Gobierno que generó 250 mil empresas nuevas, y pensamos generar muchísimas más. Hacen falta más empresarios, emprendedores.
-Pero los empresarios le deben cuestionar la falta de reglas claras, la carga tributaria, la inflación, la brecha cambiaria...
-Sí, en los cuatro años de Mauricio Macri se cerraron 25.000 empresas y se devaluó el valor de las empresas argentinas en el mundo.
-¿Pero no es un reclamo constante de los empresarios?
-Por eso Alberto y Cristina convocaron a los sectores de la oposición, a los medios de comunicación, a los empresarios a empezar a discutir cómo se resuelven los problemas estructurales. La economía bimonetaria, la inflación y los ciclos de deuda para fuga. Eso tienen que ser políticas de Estado.
-¿Qué le dicen los empresarios cuando habla con ellos?
-Como ministro del Interior entre el 2020 y el 2021 hice reuniones en cada una de las provincias con las cámaras industriales de cada una de las provincias. Las charlas con los empresarios son concretas respecto a necesidades para aumentar la capacidad productiva.
-¿Cuánto complica la gestión diaria el internismo del gabinete?
-El Poder Ejecutivo es uno solo, comandado por el presidente Alberto Fernández. A mí no me complica en nada la gestión. El Gobierno es uno.
-¿Alberto Fernández comanda la gestión y Cristina acompaña?
-No, Alberto comanda la gestión, y Cristina el Senado de la Nación.
-El Presidente planteó discutir el número de integrantes de la Corte Suprema, ¿usted cree que hay que ampliarla?
-Tengo un diagnóstico preocupante sobre algunos sectores del Poder Judicial, y más cuando vemos un video como el que vimos esta semana donde lo que veníamos denunciando hace muchos años, que existía un mecanismo de articulación de servicios de inteligencia para perseguir a empresarios, dirigentes, opositores, gobernadores e intendentes. Un sector del Poder Judicial sigue siendo cómplice de esas estructuras que están debilitando el sistema democrático. Lo que pasó en los cuatro años de Macri no había pasado nunca. Todos estábamos en libertad condicional, o hacías lo que decía Macri o armaban una causa. Me preocupa la inacción de la Corte respecto de situaciones muy obvias que están pasando en la Justicia Federal.
-¿Y entonces, hay que ampliar la Corte?
-Soy ministro del Interior, no de Justicia.
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