Vuelve el malestar a las fuerzas de seguridad
En la Gendarmería y la Prefectura se quejan de que hubo aumentos muy bajos para los suboficiales
El conflicto entre el Gobierno y las fuerzas de seguridad podría reanudarse en las próximas semanas. La administración de Cristina Kirchner liquidó los sueldos de octubre de la Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval con fuertes aumentos, de más de 10.000 pesos, para altos jefes de las fuerzas, pero con subas muy exiguas para suboficiales, con lo cual reapareció el malestar entre los uniformados de las categorías más bajas.
Esta desigualdad entre oficiales, cuyos haberes habían sido reajustados judicialmente, y los suboficiales, no judicializados, es analizada ahora entre los uniformados que se rebelaron hace un mes cuando recibieron fuertes recortes salariales por la aplicación del decreto 1307, de la ministra de Seguridad, Nilda Garré. Esa norma eliminó suplementos no remunerativos que repercutieron en todos los haberes.
Los gendarmes y prefectos sublevados se manifestaron en la calle durante una semana en los edificios Centinela y Guardacostas. Exigieron retrotraer esas rebajas y aumentos salariales para las categorías más bajas.
Pero las únicas mejoras fueron para los oficiales de alto rango, con haberes judicializados. Según un informe al que pudo acceder LA NACION, un oficial superior con 38 años de servicio pasó de cobrar 26.000 pesos de bolsillo en agosto a 37.000 en octubre: 42% más.
La cara opuesta fue un suboficial subalterno, de 12 años de antigüedad, que pasó de 4500 a 4600 pesos de sueldo neto. La suba fue del 2,2 por ciento. Un marinero de 3 años de actividad percibía 3300 pesos en agosto y cobró 3500 el mes último de bolillo. Una mejora del 6%.
Un oficial jefe de 32 años de actividad ganaba 20.000 pesos en agosto y 29.000 en octubre: un 45% de aumento. Los suboficiales más beneficiados fueron también los de alto rango, judicializados. Un suboficial superior de 38 años cobró 17.000 antes y 21.000 ahora, 23,5% más.
En medio del conflicto, los suboficiales le entregaron al secretario de Seguridad, Sergio Berni, un petitorio en el que exigían un sueldo mínimo, en blanco, de 7000 pesos. Pero el jefe del Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, descartó en una conferencia de prensa ese incremento para cualquier sueldo de la administración pública. Denunció supuestos fraudes de abogados y altos oficiales que hacían juicios para ganar sueldos extraordinarios. Sin embargo, los mayores aumentos fueron hacia los haberes judicializados.
Un suboficial de la Prefectura aseguró a LA NACION que "sólo algunos suboficiales obtuvieron subas de 1000 o 1500 pesos; otros no tuvieron aumentos". Por temor a represalias, pidió reserva de su nombre y agregó: "Hay muchísima calentura, pero no sé si saldremos esta vez".
El suboficial Raúl Mazza, vocero de los rebeldes de Gendarmería, que fue pasado a disponibilidad, reveló que "el 60% cobró más en octubre, pero con subas de 700, 1000 o 1400 pesos". En la Gendarmería, también los altos jefes fueron beneficiados.
"Se está analizando qué hacer: el temor a represalias es grande. Están en alerta. Hubo 35 pases a disponibilidad y pasarán a retiro a varios. A mí me quieren retirar", comentó Mazza a LA NACION.
En el Gobierno consideran que la liquidación de los sueldos de noviembre, que está en marcha, podría ser equivalente a la de octubre.
El nuevo esquema salarial fue diseñado por una comitiva de funcionarios de segunda línea de los ministerios de Seguridad, que tenían línea directa con Berni, y de Economía, enviados del propio ministro Hernán Lorenzino.
Según fuentes oficiales consultadas por LA NACION, "la decisión está tomada y no se va a volver atrás". En términos de redistribución del ingreso, el reparto resultó regresivo: se les aumentó más a los que más tienen y menos a los más postergados de las fuerzas. En esta decisión, pudo haber pesado el ánimo de castigar a los suboficiales por la rebelión de octubre o de enfrentar a éstos con los más altos mandos de las fuerzas, que negociaron los aumentos.
"Hay mucho malestar. No hay tanta fuerza como la otra vez. Con todo lo que se peleó, resulta que la plata se la llevaron los altos jefes y nosotros nada", dijo un suboficial que obró de vocero. De todos modos, comentó que existe pleno respaldo al prefecto mayor, jefe de la Prefectura, Luis Alberto Heiler. "Hizo todo lo posible en la negociación con el Gobierno, pero no obtuvo mucho", dijo el vocero. El conflicto no terminó y sigue latente.
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