Viviani vuelve a parar tras 15 años e impulsa la candidatura de Randazzo
Su última participación en una huelga fue en 2002 y ahora pide cambios en el PJ
Jorge Omar Viviani puso la guardia en alto con el desembarco de Uber en territorio porteño, su zona de poder e influencia. Ahora llamó a "dar vuelta los taxis" que no adhieran al paro general que activará mañana la CGT. Viviani no exhibía este endurecimiento desde 2002, la última vez que motorizó un paro desde la central obrera.
Por entonces, el líder del Sindicato de Peones de Taxis desde hace 33 años se mantenía como uno de los principales aliados de Hugo Moyano. Ninguno de ellos comulgó con el gobierno de Eduardo Duhalde. Pero su alianza de acero con el camionero se rompió en 2011, cuando el jefe de la CGT se distanció del kirchnerismo y el taxista, en cambio, avanzó hacia el otro lado: creó otra central obrera, con la venia de la Casa Rosada.
La CGT kirchnerista, encabezada por Antonio Caló, era digitada en las sombras por Viviani. Esa central no adhirió a ninguna de las cuatro huelgas que activaron las CGT de Moyano y Luis Barrionuevo en tándem con la CTA de Pablo Micheli.
Hace unos días, en una charla informal con un grupo de gremialistas, Viviani trazó diferencias sobre los paros contra Cristina Kirchner y el que se activará mañana contra la gestión de Mauricio Macri. "A Cristina le pararon por el impuesto a las ganancias, a Macri porque no hay laburo y la gente se está cagando de hambre", habría dicho el taxista.
Recluido desde que se opuso al liderazgo del triunvirato de mando de la CGT, Viviani reapareció públicamente la semana pasada junto con el puñado de gremios que conforman el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA). Su regreso tiene dos motivaciones. La primera es política: desea refundar el peronismo e impulsa a Florencio Randazzo como el candidato ideal para encabezar las elecciones legislativas de octubre en la provincia de Buenos Aires. Viviani integra el sector del PJ que ya no quiere saber nada con el kirchnerismo ni con La Cámpora.
La otra razón es gremial: insiste en la necesidad de unificar la conducción de la CGT, con un solo secretario general. Son cada vez más los sectores que empujan esta alternativa, aunque no existe hoy un dirigente capaz de aglutinar los diferentes bastiones y calmar la interna sindical.
Viviani intentó ayer rectificarse en el aire del programa de su amigo Oscar González Oro. "Se me salió la cadena. Me equivoqué", bajó el tono de su amenaza. A esa hora en su teléfono celular ya se habían amontonado mensajes de algunos funcionarios macristas con los que tiene una excelente relación. En definitiva, en todo lo que tiene que ver con los taxis, el gobierno macrista porteño y Viviani trabajan codo a codo desde hace años. Desde el mercado de las licencias hasta los cambios de leyes vinculadas al rubro. También, claro, en el aumento de las tarifas para la bajada de bandera. Tal vez ahora algo cambió.
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