Violentos incidentes arruinaron el homenaje a Perón en San Vicente

El histórico traslado de los restos de Juan Domingo Perón al mausoleo de San Vicente quedó hoy marcado por la violencia. Militantes que esperaban la llegada del féretro a la quinta 17 de Octubre protagonizaron violentos incidentes que incluyeron disparos y dejaron 40 heridos.

Finalmente, sin discursos y sin la presencia del presidente Néstor Kirchner, que decidió no ir tras los primeros disturbios, el cuerpo del tres veces presidente de la Argentina, que viajó en caravana desde la CGT durante más de seis horas, quedó depositado en el mausoleo de la quinta.

Alrededor de las 15.30 se produjo el primer enfrentamiento. El escenario de los incidentes fue la entrada a la quinta, donde grupos de militantes pugnaban en uno de los portones de madera del lugar para entrar mientras esperaban el arribo del féretro.

La televisión captó con claridad el momento en el que un hombre vestido con una campera color beige y con una credencial colgada al cuello sacó un arma y empezó a disparar a un grupo de militantes.

Fuentes del Ministerio de Seguridad bonaerense dijeron esta noche a LANACION.com que el agresor está identificado y que en momentos más será apresado por la policía. Se negaron, no obstante, a dar a conocer su identidad. En tanto, a pesar de que hubo disparos, fuentes oficiales confirmaron que ninguno de los 40 hospitalizados presenta heridas de bala.

Cuando parecía que la situación provocada por los primeros disturbios se había calmado volvió a estallar la violencia. Fue en el momento en el que la cureña que trasladó el féretro del ex presidente desde la CGT ingresaba en la quinta.

Sin policías. Desde la cartera que dirige León Arslanian informaron que la policía bonaerense no ingresó en el predio porque las organizaciones sindicales habían acordado con el gobierno de Felepi Solá que no iba a haber uniformados dentro del predio. Según dijeron fuentes oficiales, habían acordado que la seguridad dentro de la quinta iba a estar a cargo de los organizadores.

Por los incidentes interviene la UFI 5 y el juzgado de garantías número 2 de La Plata. De hecho, la fiscal Leyla Aguilar recorría esta noche las instalaciones de la quinta para recabar pruebas en la investigación que lleva adelante por los incidentes. Aguilar confirmó que encontró "algunas vainas servidas", pero aseguró: "Hasta ahora no tengo heridos de bala registrados".

Esta noche, el gremio de la construcción salió a desvincularse de los incidentes. La Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (Uocra) aseguró que sus militantes "en ningún momento participaron de los incidentes" en la quinta de San Vicente, y manifestó que éstos fueron "provocados" por sectores que buscaron "empañar" el festejo.

Asimismo, consideró "llamativo que los principales activistas en la gresca no tuvieran identificación" y ratificó "los lazos de compañerismo militante y respeto que la unen con el Sindicato de Choferes de Camiones y con su Secretario General, compañero Hugo Moyano".

En la CGT. La primera escala del recorrido de los restos de Perón se había cumplido sin disturbios este mediodía en la sede de la central obrera, en la calle Azopardo. Y tuvo un protaginista único: es que allí reapareció públicamente el ex presidente Eduardo Duhalde y su esposa, Hilda González.

En un breve acto, el caudillo bonaerense, fuertemente enemistado con Kirchner, dijo: "No tengo ni resentimiento ni nada con ningún compañero, es de esperar que todos los peronistas trabajemos juntos". Fue al hablar en el primer homenaje que se desarrolló en el Salón Felipe Vallese de la sede sindical.

Enseguida, en otro salón el ataúd fue bendecido por un sacerdote de la iglesia católica ante la presencia de dirigentes, diputados, senadores y gobernadores.

Terminada la breve ceremonia -que finalizó con un minuto de silencio en medio de un gran tumulto entre los miles de asistentes que llegaron al lugar en las afueras de la CGT-, el cuerpo partió hacia la histórica quinta.

El féretro con el ex mandatario arribó poco antes de las 8 a la sede de la CGT desde el cementerio de la Chacarita. Nadie se imaginaba, entonces, el descontrol posterior.