Giro sorpresivo: El kirchnerismo cambió de postura y Villarruel retiene el control del Senado por unanimidad
La principal bancada opositora planteó cuestiones de privilegio contra la vicepresidenta y el gobierno de Milei, pero terminó votando las autoridades designadas en diciembre.
- 5 minutos de lectura'
En un giro sorpresivo, el bloque del Frente de Todos cambió de postura y terminó dando sus votos en la sesión preparatoria para ratificar las autoridades y la mesa de conducción del Senado que habían sido designadas en diciembre del año pasado como parte de un acuerdo político entre Victoria Villarruel y las fuerzas opositoras no kirchneristas.
La postura comporta un giro de 180 grados con la última sesión de la Cámara alta, el 13 de diciembre pasado. Aquella vez, la bancada que conduce José Mayans (Formosa) se había plantado en un firme rechazo a que se eligieran nuevas autoridades, postura que terminó derrotada ante una mayoría circunstancial de 39 senadores que armó una Villarruel que acababa de asumir como vicepresidenta.
Según pudo saber LA NACION, el cambio de posición se decidió pocos minutos antes de bajar al recinto y no fue bien digerido por el ala dura kirchnerista de la bancada, que quedó mascullando bronca y pensando en una próxima revancha. Habría sido clave para la definición la necesidad de evitar una nueva derrota legislativa a manos de la vicepresidenta.
Así, la mesa de conducción de la Cámara alta que había sido aprobada en la sesión del 13 de diciembre pasado por una alianza circunstancial de 39 senadores, este mediodía fue ratificada ahora por unanimidad de los 71 senadores presentes. La única ausente al momento de la votación, ya que después participó del resto de la sesión, fue la jujeña Carolina Moisés (Frente de Todos).
Con esta contundente mayoría fueron confirmados en sus cargos el libertario Bartolomé Adbala (San Luis), como presidente provisional y segundo en la línea sucesoria presidencial detrás de Villarruel. El resto de las autoridades ratificadas fueron Carolina Losada (UCR-Santa Fe) y Alejandra Vigo (Unidad Federal-Córdoba) en las vicepresidencias primera y segunda, respectivamente.
En esta ocasión, el kirchnerismo aceptó ocupar la vicepresidencia de la Cámara alta. El cargo había sido dejado vacante por Villarruel y sus aliados en diciembre último como una forma de reservárselo al peronismo, que en aquella oportunidad no propuso a nadie como forma de no convalidar una sesión a la que se oponía. Ahora, el Frente de Todos propuso para ese sitial a la neuquina Silvia Sapag, la cual fue votada también por unanimidad.
También fueron confirmados María Laura Izzo y a Agustín Giustinian en las estratégicas secretarías Administrativa y Parlamentaria, respectivamente. Con estos nombramientos, la vicepresidenta se aseguró el control del Senado.
La sesión de diciembre también le permitió a Villarruel y a los exsocios de Juntos por el Cambio imponer un nuevo formato de integración de las comisiones del Senado que dejó al Frente de Todos sin la mayoría que supo ostentar durante los últimos cuatro años.
La sesión comenzó podo después de las 10 y la primera señal de que el clima bélico iba a dar lugar a una sesión mucho más ordenada fue la aparición en el recinto del peronista santiagueño Gerardo Montenegro, hombre que responde al gobernador Gerardo Zamora. Gracias a su presencia, y a la llegada tardía de Guadalupe Tagliaferri (Pro-Capital), se alcanzó el quórum de 37 presentes.
Fue notoria la decisión de no aportar a conformar quórum de José María Carambia y Natalia Gadano, senadores de Por Santa Cruz referenciados en el gobernador Claudio Vidal. Si bien el mandatario está enfrentado con Javier Milei como consecuencia de las medidas adoptadas por el Gobierno, en este caso la reticencia de los legisladores obedece a cuestiones más prosaicas e internas de la Cámara alta. Es una señal que la vicepresidenta deberá tomar en cuenta para el futuro.
La decisión del kirchnerismo de no embarrar la cancha, como venían amenazando algunos de sus voceros, cambió de manera radical el clima de la sesión, que se desarrollo con total normalidad y lejos de los fuegos de artificios verbales de los últimos debates legislativos.
No obstante, hubo lugar para las polémicas cuando Villarruel protagonizó sendos cruces verbales con la senadora kirchnerista María Eugenia Duré (Tierra del Fuego), por el uso de la causa Malvinas en los discursos políticos; y con Mayans, por el retiro de un busto de Néstor Kirchner de uno de los salones del Senado.
Además, poco más de una decena de miembros del Frente de Todos plantearon cuestiones de privilegio contra la vicepresidenta y contra el gobierno de Javier Milei, aunque todas las intervenciones lejos estuvieron de las estridencias y la crispación de otros debates.
“Usted se ha convertido en una máquina de impedir”, acusó la riojana Florencia López, que tuvo a su cargo la primera cuestión de privilegio, en dirección a Villarruel por no haberles respondido ninguno de los tres pedidos de sesión especial presentados por el Frente de Todos con la intención de rechazar el DNU 70/23 de desregulación de la economía.
“Creo que estamos viviendo un marco bastante conflictivo”, la siguió el catamarqueño Guillermo Andrada, antes de agregar: “nosotros podemos aceptar que nos tiren las palabras que quieran, pero lo que no vamos a aceptar es que se las agarren con el pueblo; y hoy se la están agarrando con el pueblo”.
En el cierre del debate, Mayans alertó sobre las advertencias de Milei de que gobernará por decreto. “Esto es la extinción del Congreso, eso es lo que está pasando”, dijo. “Uno no puede por DNU derogar 79 leyes, modificar trescientas y cambiar códigos de fondo”, agregó.
“Los insultos de Milei no me van ni me vienen. Lo que creo es que es una persona con problemas mentales, de verdad se lo digo”, remató el jefe del Frente de Todos mientras miraba a la vicepresidenta.