“Viene gente laburadora por un plato”. Comedor colapsado en Mendoza: abrió en pandemia para 50 personas y ahora asiste a más de 3.500
Se trata del merendero Horneritos en la comuna de Las Heras que se desbordó de niños y adultos en los últimos días; se sostiene con aportes de particulares y corre el riesgo de cerrar
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MENDOZA.- En medio de las pujas, denuncias y cuestionamientos por el manejo oficial de la mercadería para los sectores más vulnerables de la Argentina, la realidad golpea también a la provincia cuyana, donde la pobreza infantil supera el 65%, hay merenderos que no dan abasto y que reciben cada vez a más personas de todas las edades. Bajo ese complejo contexto, hay un comedor en particular que se desbordó en los últimos días, con largas colas de personas necesitadas de un plato de comida, entre ellos trabajadores que aseguran que no les alcanza el dinero para llegar a fin de mes, más allá de los chicos, las embarazadas, los discapacitados y los jubilados, que hacen una fila especial, todos los martes y jueves.
Es el caso de Horneritos, ubicado en la barriada El Algarrobal, en el corazón de Las Heras, uno de los departamentos más poblados y vulnerables de la región, donde la demanda explotó esta semana: más de 3.500 mendocinos, de diferentes zonas de la provincia, se acercaron para calmar el hambre en una sola noche, en medio del frío y las ganas de estar en casa. Fueron más de 4 cuadras de mendocinos aguardando su turno, entre algunos impacientes, por lo que la situación no pasó a mayores a raíz de la presencia policial.
De hecho, según contaron a LA NACIÓN desde el establecimiento comunitario, en las semanas previas esa cifra no superaba los 2.000 asistentes, pero venía creciendo de manera sostenida en los últimos meses. Así, la repercusión del trabajo que realizan en este lugar es cada vez mayor; de hecho, a las publicaciones periodísticas se suma el “boca en boca”. Es más, entienden que la situación seguirá saliéndose de control y se preparan para enfrentar nuevos aluviones de visitantes, por eso apelan a la conciencia ciudadana y a la solidaridad de todos para que el alimento realmente llegue a quien más lo necesita. Vale poner de relieve un dato que exaspera: durante la pandemia, cuando abrió el comedor, el 23 de marzo de 2020, sólo asistían 50 personas.
“Aquí estamos, tratando de ver la forma de que alcance para la próxima porque la verdad es muy duro lo que ocurre”, expresó a este diario Gabriela, luego del movido martes, que dejó exhaustos y sorprendidos a todos los colaboradores de Los Horneritos.
“Es gente laburadora que no pensás que vendría; bajan la cabeza y buscan su plato. Es muy duro porque no podes creer que una persona que esté trabajando y tiene una familia a cargo no le esté alcanzando y tal vez una vez o dos veces por semana tengan que recurrir a un comedor”, explicó.
Mientras seguía la repercusión mediática, entre fotos y videos de las extensas filas, la mujer buscaba calmar la ansiedad, cruzando los dedos para que no falte nada en la siguiente comida, prevista para la noche de este jueves. “Vamos a hacer una lentejeada, si Dios quiere; ojalá todos puedan comer”, indicó. “Hay cosas en el interior del país que pasan como estas y Mendoza no es la excepción de nada y que pasen estas cosas la verdad que es durísimo. Tener esta cantidad de gente nunca nos había pasado”, sumó Gabriela.
Quienes asisten habitualmente al lugar no dejan de ponderar la labor de todo el equipo, en todo momento y frente a cualquier circunstancia, sabiendo que hacen malabares para que alcance.
“Si no fuera por estas personas hoy no tendríamos un plato de comida. Todo lo hacen con mucho amor, y además la comida es muy rica. Solo podemos agradecer junto con mi hijo todo lo que hacen”, comentó Susana Villalba, una vecina de Las Heras, de 65 años. “Estamos agradecidos de este lugar, que hace poco estuvo a punto de cerrar. Es una bendición para todos nosotros que siga abierto. Dios bendiga a esta gente”, aportó María, entre lágrimas, otra lugareña que se acerca cada vez que el comedor abre sus puertas.
“Es una satisfacción muy grande poder ayudar; estamos agradecidos de la gente que nos brinda tanto cariño por un plato de comida; para ellos es un montón, encima nos dicen que les encanta. Cada vez que terminamos, aplaudimos y agradecemos”, contó a este diario Mónica, cocinera y colaboradora de la entidad, quien desde las 9 de la mañana empieza pelando la verdura. Con sus compañeros se van turnando durante toda la jornada para juntarse en la cena a brindar el mejor servicio posible a la comunidad.
“Es una situación muy difícil la que pasamos, aún teniendo trabajo, porque no nos alcanza en el día a día”, expresó Alberto, también vecino de la zona. “Solo podemos agradecer por todo el apoyo que nos dan a mi familia y al bebé. Siempre están presentes y dispuestos a todos. El tuco que hacen es riquísimo; se nota el empeño que le ponen a todo. No sólo es comida, sino charlas para contenernos, a pesar de que están a full”, expresó Gabriela, de la localidad El Sauce, de la comuna de Guaymallén, después de comer unos fideos con salsa. También, desde esa comuna, asiste al comedor, cada vez que puede, María Cristina Vera, de 75 años. “Si no puedo ir yo, se acerca mi marido a buscar la comida, también para mi hijo. Agradecemos todo lo que hacen por nosotros en este momento tan difícil porque la jubilación no alcanza”, señaló la mujer.
Según datos oficiales, en la provincia del oeste argentino funcionan más de 500 comedores comunitarios, los cuales asisten a más de 25.000 personas de todas las edades, principalmente niños y adultos mayores en estado de vulnerabilidad.
En el caso de Horneritos el principal sustento es la donación de particulares, la cual por la crisis se ha visto reducida en los últimos meses. Así, la solidaridad de los mendocinos es clave para seguir activos, más allá de alguna ayuda puntual que haga el Gobierno local. “La gente no deja de donar sino que las cantidades son menos pero también la cantidad de personas que se arrimaban al comedor es muchísimo más. No queremos cerrar pero la situación es insostenible en estos momentos”, señaló la responsable del comedor.
La dueña de Horneritos no pudo evitar dar su visión acerca del escándalo con el acopio de alimentos y las denuncias contra el Ministerio de Capital Humano. “Me parece tristísimo y que esta mercadería no llegue a quien tenga que llegar es peor; me duele, me da rabia porque habiendo tanta gente que quiere un plato de comida y hay tantas formas buenas de poder controlarlo y que se está perdiendo la verdad que duele un montón”, concluyó.
Para ayudar al comedor, ubicado en el barrio Portal de El Agarrobal, Manzana B, Casa 1 de Las Heras, se puede hacer a través de una transferencia al alias ComedorHorneritos o bien comunicarse al celular 2613 136783. También están en las redes sociales: en Instagram como comedorymerendero_hornerito
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