Vidal planea un ajuste en la Legislatura y romper con Massa
Quiere achicar el gasto político después de octubre y terminar con la doble firma para el control de los gastos en Diputados; el acuerdo que tenían rigió desde 2015
"Pedile a María Eugenia que sea gradual". Así reaccionó un diputado bonaerense al conocer la intención de la gobernadora María Eugenia Vidal de activar un plan de ajuste del gasto político en la Legislatura provincial para después de las elecciones de octubre. La preocupada reacción del hacedor de leyes no dejó entrever ningún gesto de rebeldía: integra el bloque oficialista.
Convencidos de que las elecciones generales fortalecerán al bloque de Cambiemos en las dos cámaras legislativas, al punto de quedar cerca del quórum propio en Diputados o alcanzarlo, sin más, en el Senado, la tropa de la gobernadora ya discute un conjunto de reformas que podrían alterar un ecosistema político que funciona sin mayores reformas, y con lógica propia, desde hace décadas.
El ajuste de los gastos políticos de la Legislatura (asesores, cargos, programas) es sólo uno de los puntos en agenda. A través de sus personeros, Vidal ya hizo saber que desea eliminar el mecanismo de doble firma que impera en la Cámara de Diputados desde 1999 y por el cual el vicepresidente del cuerpo, generalmente un opositor, tiene poder de veto sobre los gastos internos de la Cámara que decide su presidente. Algo que en la práctica divide en dos esa caja. O, en todo caso, la duplica.
Hoy la vicepresidencia de Diputados está en manos del massista Ramiro Gutiérrez, quien secunda a Manuel Mosca (Cambiemos). Con Mosca como vice, el Frente Renovador ocupó la presidencia del cuerpo durante 2016, con Jorge Sarghini, y pasó a la vicepresidencia este año. Fue parte de un acuerdo de gobernabilidad entre Vidal y Sergio Massa para que Cambiemos consiguiera sus leyes y el massismo dispusiera de recursos para sostener su estructura luego de la derrota de 2015.
La referencia al massismo no es casual y tiene que ver con otro movimiento telúrico que promoverá la gobernadora: dejar de depender de Massa y sus legisladores para aprobar las leyes. Más que un "deseo" de Vidal se trata de una orden de la Casa Rosada, aclaran algunos funcionarios en La Plata.
Recortes por el déficit
Las versiones sobre un recorte de los gastos políticos en la Legislatura comenzaron a circular a fines de julio, cuando Vidal dijo en una entrevista con A24 que "para reducir el déficit fiscal tiene que haber un violento ajuste de la política en cargos y asesores". En lo que pareció un mensaje al resto de los gobernadores, propuso también "ajustar el tamaño de las legislaturas".
La Legislatura bonaerense se aprobó para este año un presupuesto de $ 6464 millones, lo que implicó un aumento del 46% sobre los $ 4418 millones de 2016. Ya se habían otorgado un incremento similar de 2015 a 2016. Diputados dispone de $ 3686 millones, mientras otros $ 2778 millones están en manos del Senado.
Ante la consulta de LA NACION, ningún funcionario provincial se animó a ponerle números al ajuste en ciernes. Menos aún cuando el presupuesto legislativo se trata en simultáneo con el presupuesto general de la provincia, que la gobernación "pide" aprobar a los legisladores. No es la única complicación: Vidal pretende aprobar el presupuesto en noviembre, antes de que los nuevos legisladores de Cambiemos arriben a sus bancas.
Antes de diciembre, le será difícil "construir el número sin depender de Massa", como repiten en el oficialismo. Cambiemos reúne a 32 de los 92 diputados y a 17 de los 46 senadores provinciales. Para llegar a la mitad más uno de los votos, necesitará articular ya no sólo con los diputados y senadores peronistas "sin techo" con los que trabaja desde 2016, sino también con los legisladores cercanos a Florencio Randazzo y los intendentes "amigos" del FPV.
Pero la apuesta central de los operadores del oficialismo pasa por seducir a los legisladores cuyo mandato vence en diciembre (presas habituales de los años electorales) y generar alguna fisura en el espacio massista. Ya trabajan en ello.
A ese objetivo apunta también la aventura de eliminar la "doble firma", sistema que rige en Diputados desde la gobernación de Carlos Ruckauf, cuando la Alianza desplazó de la presidencia del cuerpo al peronista Osvaldo Mércuri, que pergeñó el mecanismo para mantener el control de los gastos y, con él, una importante porción de poder.
Si logran quebrar al massismo antes de diciembre, Cambiemos quedará con un solo rival parlamentario fuerte, el kirchnerismo, y cuatro o cinco bloques menores en cada cámara con los cuales negociar cada ley. A mayor competencia de aliados temporarios, menores costos, razonan en La Plata.
Si la votación del presupuesto se demora, luego de diciembre Cambiemos podría tener quórum propio en el Senado y quedar a sólo cuatro o cinco votos de conseguirlo en Diputados. Una razón más para que los "sin techo" se apuren a negociar.
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