Vidal en campaña: cara a cara con los vecinos y el mensaje de los "hechos reales"
La gobernadora realiza reuniones reservadas con ciudadanos desencantados que le plantean sus problemas con dureza; ella admite dificultades, pero busca transmitir confianza en sus políticas públicas
Las caras son serias y las miradas, tristes. No hay sonrisas ni de compromiso. Es gente de trabajo, de clase media, docentes y comerciantes sentados en un club de barrio a cuadras de la estación Quilmes, en el corazón del sur del conurbano.
Cae la noche y fuera del teatro llueve a rabiar. María Eugenia Vidal llega cuando el intendente local, Martiniano Molina (Cambiemos), lleva hora y media escuchando las quejas de unos veinte hombres y mujeres de entre 30 y 65 años. La gobernadora de la provincia de Buenos Aires repite esta rutina, sin previo aviso, al menos una vez por semana con la única condición de que los asistentes sean ciudadanos desencantados con la gestión de Cambiemos . Nada de condescendencia ni elogios; la idea es tomar la temperatura de la calle y dar la cara.
El malestar se hace sentir de inmediato en el pequeño teatro en cuyas paredes no se disimulan manchas de humedad. Arranca Mónica, de Don Bosco: "Me siento muy defraudada. Las tarifas son impagables. Tengo un negocio de mala muerte que paga 2000 pesos de agua por mes por un baño que apenas usamos dos personas. Tuvimos 12 años de un desastre, de un robo total, pero nosotros no tenemos la culpa".
La sigue Ismael, que lleva adelante un comedor para 150 chicos y reclama por problemas con la luz y la seguridad. Las voces se superponen, todos quieren hablar.
La gobernadora, con el pelo recogido, campera de lluvia, pantalones y botas, les pide con calma que se organicen: "Yo los voy a escuchar y a contestar a todos".
Un comerciante le explica que le robaron el negocio entero un domingo por la noche y que desde entonces apenas sobrevive. Su mujer estalla en llanto a su lado mientras el intendente Molina le acerca un pañuelo. "Por suerte no estábamos ahí porque, si no, no sé qué pasaba. ¡Yo quiero trabajar las 24 horas!", se desespera.
Lo que más afloran son reclamos municipales. Podas de árboles mal hechas, bacheo e iluminación, pero también un descuento inexplicable en un recibo de sueldo y una merienda insuficiente en una escuela. El intendente Molina toma nota de cada una de las inquietudes junto a un par de asistentes y promete pronta respuesta. Las demandas dirigidas a Vidal, siempre con el signo de la frustración aunque con respeto, son principalmente por el costo de las tarifas y la inseguridad. Curiosamente, la inflación no aparece durante las dos horas de aflicción ni hay nostalgia del pasado reciente.
"¡La luz y el gas están carísimos!", protestan dos mujeres que dirigen clubes de barrio. "La Prefectura dice que no tiene los chalecos antibalas apropiados", se queja un maestro que aclara que no es gremialista. Vidal intenta apaciguarlos: "No estamos para que nos aplaudan. Entiendo el enojo y la decepción. En 2015, pensaron que todo iba a ser más rápido. No hubiéramos aumentado las tarifas de haber habido otro camino, pero de seguir así los cortes de luz iban a aumentar, como estaba ocurriendo. Ahora las tarifas de luz están congeladas y con los clubes de barrio buscaremos una solución", les dice como anticipo de la ayuda que llegaría esta semana.
Avanza luego sobre las reformas en la policía. "Estamos dando lucha contra la ineptitud y la corrupción". Va hora y media y las palabras parecen permear, algunos rostros se ablandan, aunque ha sido una reunión dura. "De las más duras que hemos tenido", confiesa uno de los colaboradores que la acompañaron a encuentros similares en Tres de Febrero, San Miguel, Lanús, Vicente López, San Isidro, Pilar y La Plata, todos distritos gobernados por Cambiemos. El rally se extenderá a los 40 municipios más importantes de la provincia, de todos los colores políticos, que abarcan al 82 por ciento de los votantes.
La gobernadora se despide: "Este equipo puede cometer errores, pero no encontrarán desidia ni indiferencia ni robo. La sensación puede ser que no llegamos, pero sepan que empezamos. Y nunca vamos a mentirles. Más allá de lo que decidan en octubre, les agradezco que exijan a quienes los gobiernan". El saludo final se da en un clima más distendido. Son cerca de las 21.30 y dos mujeres la retienen con temas más mundanos y alguna que otra selfie.
Contacto directo
Cercanía. María Eugenia Vidal está decidida a hacer valer ese intangible que acaso representa su principal activo político. La idea de sus estrategas es que estas reuniones tengan un efecto derrame sobre familias, vecinos, trabajo, comercios y amigos. En una primera etapa, cada uno de esos vecinos ha sido elegido quirúrgicamente en el mapa de barrios de votantes de Cambiemos. Sus teléfonos celulares ya figuran en el WhatsApp de los funcionarios. Así funciona la transferencia de "información horizontal". Un video enviado por el gobierno de la provincia se viraliza en segundos en determinadas manzanas de esos vecindarios. El objetivo: volver a acercar a los desilusionados.
"Tenemos que lograr que esa gente sean nuestros jefes de campaña", se ilusiona una de las principales cabezas del gobierno. Entre 400 y 500 habitantes del conurbano estarán cara a cara con la gobernadora de acá a octubre, en un trabajo de hormiga que, creen en La Plata, revitalizará el vínculo con los desencantados e irradiará hasta sus grupos de pertenencia. Hay un mercado que defender: en 2017, el 41 por ciento de los bonaerenses votó por Cambiemos, que domina 69 de las 135 intendencias. Por menor que parezca el universo convocado, el oficialismo confía a ciegas en el poder del boca en boca.
En tres años y medio de gestión, Vidal lleva visitados tres veces los 135 partidos de la provincia de Buenos Aires. La campaña de la gobernadora se basa principalmente en tres pilares: el primero, está dicho, es esa proximidad empática a la que es difícil ser indiferente. Vidal combina la simplicidad de una chica de barrio -de este o aquel barrio- con la autoridad de una directora de escuela. No en vano en 2015, según los focus groups oficiales, los bonaerenses la describieron como una "madre leona". La imagen de una mujer protectora que gobierna para todos, sin patrimonio, escándalos ni deudas en la Justicia, con la suficiente personalidad para plantarse ante las mafias del narcotráfico o el mismísimo Presidente para reclamarle el Fondo del Conurbano.
El segundo es la política de los "hechos reales", como Vidal anunció hace dos meses al inaugurar en San Nicolás la muestra rural Expoagro. Se trata de comparar, dato por dato, su gestión con la de Daniel Scioli. Así ocurrió semanas atrás en el Hotel Alvear, en plena Recoleta, donde ante 400 empresarios convocados por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) proyectó sesenta diapositivas con sus resultados en "educación, inclusión, obras y combate a las mafias". Algo así como una clase magistral que el azar hizo, mientras un dólar indomable acaparaba titulares, propagar la fiebre del "plan V" entre muchos hombres de negocios.
Aquella tarde, no bien terminó de exponer, uno de los principales empresarios se acercó exultante hasta la mesa de este redactor con el dedo índice en alto: "A ver si mañana ese diario pone en tapa lo que acaba de mostrar esta mujer. ¡Qué coraje y liderazgo!", conminó. Venía de ser interrumpida con aplausos varias veces, pero ninguno como el del saludo final, cuando desafió a la audiencia preguntándole si cuatro años atrás le hubieran creído si prometía que iba a ponerles fin a las jubilaciones de privilegio, a las reelecciones indefinidas de los intendentes municipales, y que todos los funcionarios, desde el gobernador hasta sus ministros, los legisladores provinciales y 14.500 jefes policiales, iban a estar obligados a presentar la declaración jurada patrimonial pública, algo sin precedente en la historia de la provincia.
Dondequiera que vaya, Vidal recita un mismo libreto: comparar sus tres años con lo hecho en los 28 ininterrumpidos del PJ en la provincia. Saca pecho con un listado nada desdeñable: 700.000 bonaerenses con cloacas nuevas, un millón con red de agua potable, 1800 obras finalizadas y 1100 en ejecución, la repavimentación de 22 rutas en 41 municipios, 25 oficinas del Estado en barrios vulnerables, casi todas las guardias de hospitales renovadas, internet en 5000 escuelas y 101 municipios con SAME, entre los logros principales.
Inventario que incluye una carta silenciosa y poco marketinera para tiempos electorales: las obras estructurales hidráulicas. Muchas de las cuales tienen baja visibilidad y no dan rédito político, ya que serán inauguradas en el próximo mandato, sea quien sea el gobernador. Son las "obras invisibles" nunca hechas o terminadas en la provincia inviable. En estos días, en el corazón de la pampa húmeda, entre dragas, grúas y excavadoras, avanza casi de incógnito el proyecto clave: el dragado y la canalización de la cuenca del río Salado, que costó más de 1500 millones de dólares y estará listo recién entre fines de 2021 y 2022. Es una obra que modificará la realidad de miles de productores rurales, porque volverá productivas 1,2 millones de hectáreas de 61 municipios que hace décadas quedan bajo el agua. "Es la obra que le va a cambiar la vida a la provincia", asegura el ministro de Agroindustria, Leonardo Sarquís.
La lucha contra las mafias
El tercer argumento del discurso provincial constituye toda una paradoja. Vidal aparece automáticamente identificada con la lucha contra las mafias y el narcotráfico en un territorio donde la desconfianza y la connivencia con el delito acompañan históricamente la imagen de la policía.
La explicación acaso haya que buscarla en el contenido de un WhatsApp oficial reciente: 12.500 policías separados por corrupción, 850 de ellos en la cárcel; 116.000 operativos contra el narcotráfico, con 130.000 detenidos; incautación de 71.000 kilos de marihuana y 5800 kilos de cocaína; aumento del 35 por ciento en las denuncias sobre drogas; 3000 barrabravas impedidos de entrar a las canchas; caída en los índices de homicidios y secuestros -no así en robos y hurtos-; denuncias de delitos desde una aplicación del celular y cámaras de reconocimiento facial para capturar delincuentes. La lista se completa con un dato sorprendente de la última encuesta del Ministerio de Seguridad, el 71 por ciento de los habitantes de la provincia respondió que en el último año no sufrió ningún hecho delictivo, proporción que en el conurbano alcanza el 68 por ciento.
Casi un mes antes del cierre de listas, en La Plata hacen números. Por más que en las encuestas Vidal esté entre 10 y 12 puntos arriba del Presidente, el antecedente del fuerte corte de boleta de 2015, cuando obtuvo 470.000 votos más que la fórmula nacional, esto es, un 6,6 por ciento, alimenta la ilusión del comando de campaña. Pero para llegar "competitivos" a octubre, dicen, es necesaria una carambola a tres bandas: que la inflación siga la tendencia decreciente de abril, que el dólar se mantenga sin sobresaltos y que la convención radical del próximo lunes no se desbande hacia otros rumbos. Está todo por verse.
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