María Eugenia Vidal busca votos en el conurbano, pero condiciona su candidatura a que Mauricio Macri no se presente
"Van a tener que esperar hasta marzo". El latiguillo, repetido por colaboradores y voceros en las últimas horas, sigue al pie de la letra la definición con la que María Eugenia Vidal le contesta a los dirigentes de Pro bonaerense, ansiosos por una definición de boca de la exgobernadora sobre su futuro electoral. Un futuro que, esperan, sea el de candidata a diputada el año que viene, en primera línea contra el kirchnerismo de Axel Kicillof.
"¿Para qué nos vamos a definir ahora? A Mariú hay que cuidarla y no vamos a mostrar las cartas", coinciden dos integrantes de la mesa chica que acompaña a la exmandataria, quien sigue firme en su silencio mediático pero que esta semana estuvo muy activa en materia partidaria.
El Zoom del jueves con dirigentes de Pro en la tercera sección electoral, cuya cabeza es el intendente de Lanús, Néstor Grindetti, fue solo una de sus actividades y el primero de una serie de ocho encuentros (uno por semana, de aquí a finales de año) organizados por el titular del bloque Pro en la Cámara de Diputados, Cristian Ritondo, y el legislador bonaerense Alex Campbell, en los que Vidal conversará con los referentes de cada distrito con un doble objetivo: mantenerse activa y a la vez desalentar tempranos rumores sobre su retorno a la política porteña de la mano de su socio político, Horacio Rodríguez Larreta.
"La veo con muy pocas ganas de volver a ser gobernadora. Hay que dejarla pensar, porque si es candidata en provincia cierra la puerta a la ciudad definitivamente, y al revés lo mismo. Hoy está en cincuenta y cincuenta", resume un veterano y leal dirigente de Pro bonaerense, que la conoce bien aunque aguarda –como la mayoría de los macristas dentro o fuera de la provincia–que su postulación en provincia ordene la oferta electoral de Cambiemos en las cruciales elecciones legislativas del año que viene. "De la crisis económica y el coronavirus nadie sale bien parado. Vidal lo sabe, y por eso sigue guardada", reflexiona un antiguo integrante de la mesa de decisiones de Vidal, hoy algo alejado de ese espacio.
"Si va María Eugenia, todos nos alineamos", coinciden Jorge Macri, Diego Santilli y hasta Emilio Monzó, los tres con ambiciones de gobernar la provincia más poblada del país en el hoy lejano 2023. De no hacerlo, temen en la cúpula de Juntos por el Cambio, se desataría una interna que incluiría, además, a referentes radicales y hasta de la CC-ARI de Elisa Carrió, y la pelea por las listas sería poco menos que sangrienta.
El rol y la candidatura de Macri
La eventual mudanza de Vidal a Capital también traerá roces: Martín Lousteau ya dejó en claro que le gustaría gobernar la ciudad, mientras que aún está latente la posibilidad de que la titular de Pro, Patricia Bullrich, avance en una candidatura porteña con el aval del expresidente Mauricio Macri.
Desde el núcleo duro del vidalismo, que integran además otros exfuncionarios como Federico Salvai, Fabián Perechodnik y Gustavo Ferrari, dejan traslucir que la decisión de Macri de presentarse o no como candidato será decisiva. "Si va Macri, no sé si es conveniente una foto juntos para su futuro", reflexiona un incondicional, sabedor de que las campañas porteña y bonaerense suelen cruzarse, y que los medios apuntarán a ese vínculo, que terminó bastante más que tenso con el final del gobierno de Cambiemos.
Sabedor de esa resistencia de Vidal –resistencia que también comparten cerca de Rodríguez Larreta– Macri pareció aludir a ambos en su reciente ronda de entrevistas, cuando pidió no "cometer parricidio" a los miembros de su partido.
Contenta por estar "bien con la gente" –en su entorno aseguran que junto a Larreta y el presidente Alberto Fernández son los únicos dirigentes nacionales con más opiniones positivas que negativas en las encuestas– Vidal defiende su postura de haber limitado las reelecciones de los intendentes bonaerenses a dos períodos, una decisión que hoy le trae dolores de cabeza a varios jefes comunales de Pro que deberán reinventarse antes de 2023 si la actual prohibición se mantuviera.
Reelecciones y nuevos aliados
"Era lo que había que hacer, ¿no?", esgrimen cerca de la exgobernadora, confiados en que no habrá vuelta atrás, aún a pesar de los deseos de muchos de los intendentes del PJ que también especulan con incluirse en las listas de candidatos el año que viene y evitar así el llano cuando terminen sus pasos por la gestión municipal.
El miércoles, en un Zoom con militantes de San Isidro organizado por Ramón Lanús, extitular de la Agencia de Administración de Bienes del Estado, Vidal incluyó la prohibición de las reelecciones como uno de los logros de su gobierno por los que "valió la pena" dar la batalla.
En estos zooms y encuentros personales, Vidal apuesta a la necesidad de "sumar dirigentes y ampliar" Juntos por el Cambio, sobre todo con dirigentes peronistas no kirchneristas en la provincia. "Queremos que vengan otros nuevos, otros de otros espacios. No es un rejunte lo que tenemos que hacer: debemos tener una cabeza más abierta y sumar a quienes compartan valores, porque no vamos a aceptar la impunidad, la deshonestidad", dijo el miércoles.
"No nos alcanza con lo que tenemos", coincide un intendente macrista aliado, aunque la prédica de Vidal intenta además contener a miembros de Juntos por el Cambio (el monzonismo, sobre todo) que suelen sentirse "más afuera que adentro" del espacio opositor.
"Todo aquel que se sume tiene que compartir nuestros valores e ideas", insistió la exgobernadora en la reunión del jueves, y machacó sobre dos cuestiones: la necesidad de autocrítica (que incomoda a Macri y al ala dura de JxC) y la necesidad de dar "un horizonte de futuro" en momentos de crisis económica y política como los que vive el Gobierno.
"No me fui a ningún lado. Mi vocación sigue intacta", dijo Vidal esta semana, con diplomacia pero como una buena jugadora de póker: sin mostrar sus cartas.
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