Victoria Villarruel evitó recibir a Lijo, quien debió enfrentar una atmósfera espesa en el Senado
El juez federal fue acompañado por su madre, uno de sus tres hijos y su novia; la vicepresidenta no estaba en el Senado y su lugar de anfitriona lo desempeñó el presidente provisional de la Cámara
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Ariel Lijo terminó de pulir su discurso en la tarde noche del martes. Quitó cosas y agregó otras. Estaba determinado a desprenderse del lenguaje jurídico y convertir el texto que leería al día siguiente en la comisión de Acuerdos del Senado en algo llano, de fácil comprensión para la ciudadanía. Sería la segunda vez que se plantaría en el Salón Azul del Palacio Legislativo para defender su nominación. La primera fue 20 años atrás para el convertirse en juez federal, cargo que actualmente ocupa, y este miércoles para el máximo lugar al que un jurista puede aspirar: un asiento en la Corte Suprema.
“Voy a tratar de ser auténtico”, le confesó Lijo a sus colaboradores en pleno proceso de construcción de su disertación. Desde el 27 de marzo, cuando el Poder Ejecutivo comunicó su candidatura junto con la del académico Manuel García-Mansilla, las objeciones en su contra se multiplicaron. Diferentes organizaciones cuestionaron, entre otras cosas, las causas de corrupción en su contra así como las demoras en los expedientes que tramitan en su juzgado. A pesar de que su postulación generó una de las mayores controversias en el ambiente político, en su entorno se mostraron confiados en que sorteará las preguntas de los senadores. “Tiene respuestas para todo”, aseguraron, a la vez que destacaron dos cosas del magistrado federal: su buen sentido del humor así como la virtud de ser un gran conversador.
Estas competencias son un activo importante para Lijo, que por ahora no reúne los avales para convertirse en juez del máximo tribunal de Justicia. Frente a esta situación, y en una jugada desesperada de último momento, el oficialismo acordó con la UCR en las vísperas de la audiencia para correr de la Comisión de Acuerdos al senador Pablo Blanco (Tierra del Fuego), quien había anticipado su rechazo a la nominación del juez federal. Lo reemplazó el jefe de la bancada, Eduardo Vischi (Corrientes), alineado con el gobernador de su provincia, Gustavo Valdés, y proclive a favorecer los pedidos del Gobierno. Esta situación profundizó el clima enrarecido que predominó desde el inicio de la reunión, donde es poco factible que concluya con un dictamen. “No está ni escrito”, aseguró un referente libertario a LA NACION. Indicó que la intención del Poder Ejecutivo es rubricar éste y el correspondiente al de García-Mansilla al mismo tiempo. “Es ambos o ninguno”, confirmó.
Lijo llegó temprano al Senado. Lo hizo alrededor de las 9.30 desde su casa. La vicepresidenta, Victoria Villarruel, quien ayer se pronunció en contra de su postulación, no lo recibió. Su lugar de anfitriona de la Cámara alta lo ocupó el senador y presidente provisional del cuerpo, el libertario Bartolomé Abdala (San Luis). El puntano lo invitó a su despacho del Palacio Legislativo, donde conversaron sobre lo su exposición con un café de por medio. Cerca de las 10, el horario de inicio de la audiencia pública, el personal del Senado le pidió que se traslade al Salón Rosado, la antesala del majestuoso Salón Azul, donde ya había fotógrafos, camarógrafos y periodistas esperándolo. Lo saludó Ezequiel Atauche, jefe del bloque oficialista, y el secretario Parlamentario, Agustín Giustinian.
Tras dos llamados a los legisladores, la audiencia comenzó pasadas las 10.30. Lo primero que hizo el juez federal al sentarse junto a la presidenta de la Comisión de Acuerdos, Guadalupe Tagliaferri, fue divisar a su madre, Ofelia, y su hijo, Santiago, a quienes saludó con la mano. Sus familiares se encontraban ubicados en la primera fila del público, que contenía periodistas, trabajadores del Senado y asesores legislativos. También lo acompañó su novia, Genoveva Ferrero, secretaría de Administración General y Presupuesto del Poder Judicial de la Ciudad, cercana al exalcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y al binguero radical Daniel Angelici. No estaba Alfredo “Freddy” Lijo, su hermano. En su entorno dicen que “no tienen vínculo”.
El mensaje del Poder Ejecutivo a través del que presentó a su postulante en la Comisión de Acuerdos fue extenso y regado de elogios hacia el juez federal. Habló, entre otras cosas, de la “solvencia jurídica”, la “independencia” y la “capacidad intelectual” de Lijo, que concluyó con la catalogación del “candidato deseable” de la administración libertaria. El nominado se mantuvo imperturbable y con la mirada hacia el frente.
Mientras el mensaje era leído por la locutora del Senado, las imágenes del Senado TV mostraban al senador oficialista, Francisco Paoltroni, agarrándose la cabeza. El formoseño es uno de los principales detractores de la nominación de Lijo, a quien le reprocha haber obrado de manera incorrecta en la causa que investigó al exgobernador Gildo Insfrán, vinculado a los hechos de corrupción del exvicepresidente Amado Boudou.
Desde el comienzo, Paoltroni se mostró eufórico. Bajo un sobretodo negro, caminaba los pasillos del Senado en compañía de diferentes referentes políticos del oficialismo y la oposición. Juan Carlos Pagotto (La Rioja), su colega de bloque que tampoco apoya la postulación de Lijo, se ausentó de la audiencia pública. Por eso, el formoseño se sentó junto a otros detractores como la radical Carolina Losada y el macrista Martín Goerling Lara (Misiones), lejos de sus compañeros de bancada.
La disertación del juez federal se prolongó por más de media hora. Durante su exposición, Lijo detalló su experiencia profesional en la Justicia y abordó diferentes ejes de trabajo de llegar a ocupar un lugar en la Corte. Entre otros, habló de respetar la autonomía de las provincias, de la lucha contra el narcotráfico, de facilitar el acceso a la justicia para toda la población y de la modernización de los procesos judiciales. Además, se emocionó al recordar a su padre fallecido, momento en el que los ruidos mecánicos de las cámaras fotográficas se aceleraron. Sus detractores, no obstante, no pudieron disimular sus muecas de fastidio.
Mientras Lijo exponía, los retazos de su intervención eran enviados a la prensa por el equipo de comunicación del ministro de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, oponente político de los otros tres integrantes del máximo tribunal de Justicia. Una señal que fortalece el rumor que señala a Lorenzetti como el impulsor de la candidatura del juez federal, con la que podría fortalecer su posición e, incluso, volver a erigirse como su presidente.
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