Victoria Donda en el Inadi: tres años de gestión envueltos en denuncias, controversias y saltos políticos
Aumentó la planta en 120 empleados, mandó a confeccionar un polémico manual para periodistas y fue acusada por una empleada doméstica; terminó bajo el ala de Cristina Kirchner
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Victoria Donda Pérez redondeó tres años al frente del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi). En ese período, extenso para su historial de saltos en el campo político, la exfuncionaria engordó la planta del organismo en 120 empleados y protagonizó diversas polémicas, entre ellas la confección de un manual para periodistas acreditados en el mundial de Qatar con el objetivo de evitar el uso de expresiones y estereotipos, objetado por restringir la libertad de expresión.
En el trayecto de una gestión opaca, que no comunicó resultados ni el destino de su financiamiento, Donda pasó de estar alineada con el presidente Alberto Fernández y sus colaboradores más cercanos a retomar el diálogo con la vicepresidenta Cristina Kirchner, de quien había sido muy crítica en el pasado, cuando integraba el Frente Amplio Progresista de Hermes Binner o una alianza con la UCR y la Coalición Cívica de Elisa Carrió, que la llevó a hacer campaña junto a Alfonso Prat Gay en 2013 en la ciudad de Buenos Aires.
Donda, que fue la nieta recuperada número 78 -en la actualidad Abuelas llegó a los 132-, fue avalada por Estela de Carlotto para ingresar a una lista de candidatos a diputados nacionales del Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires, cuando en ese momento era una concejala suplente de Avellaneda. Así, en 2007 se convirtió en una de las mujeres más jóvenes en ingresar a la Cámara baja. Pero su pertenencia al kirchnerismo duraría poco tiempo y al año siguiente abandonó el bloque junto a Libres del Sur.
Hasta 2019, Donda se desempeñó como diputada. Ya el año anterior había empezado a preparar su desembarco en el peronismo reunificado luego bajo la denominación Frente de Todos (FdT). A tal punto que rompió con Libres del Sur, cuyo líder histórico es Humberto Tumini, para fundar un partido al que llamó Somos. Su próximo paso fue aliarse al FdT en la ciudad de Buenos Aires. Así consiguió ser elegida diputada nacional por cuarta vez, pero no asumió porque la convocó el presidente Fernández para el Inadi.
De acuerdo a información publicada en LA NACION en noviembre pasado, durante la gestión de Donda aumentó la planta de personal del organismo, que ahora tiene una sede central y 43 delegaciones en todo el país, mientras que antes de la pandemia contaba solamente con 27 oficinas. La propia exfuncionaria confirmó hoy que al Inadi reportan actualmente 470 empleados y blanqueó que, cuando se hizo cargo en 2019, eran 350. Con lo cual, su administración incrementó en 120 agentes públicos la dotación de su personal.
En su defensa, Donda sostiene que quienes la critican son partidarios de un “Estado chico”, aunque también trascendió que puertas adentro del Gobierno cuestionaron su gestión por ineficiente, además de reprocharle su acercamiento al kirchnerismo en los últimos meses, lo que se verificó con su presencia en las primeras filas del acto que encabezó Cristina Kirchner el martes pasado en Avellaneda. De ahí que Donda se declaró “desilusionada” con Alberto Fernández, al tiempo que reivindicó a la vicepresidenta.
A diferencia de otras dependencias estatales, que tienen la nómina de personal disponible en su sitio oficial, el Inadi nunca difundió esa información bajo la gestión de Donda. Aún así, este medio pudo saber que en los rubros de pasajes y viáticos hubo un incremento de 1,2 millones de pesos entre 2021 y 2022. Otro gasto que sobresale es el destinado a “correos y telégrafos”, al que se le asignó un presupuesto de 380.000 pesos, pero que ya lleva ejecutado 3.380.000 pesos, lo que verificó un aumento exponencial del 901 por ciento.
Tal vez como un reflejo de su trayectoria política en la Ciudad, siempre en la oposición al Pro gobernante, el Inadi se inmiscuyó en la polémica entre los gobiernos nacional y porteño por la presencialidad en las aulas durante la pandemia. De hecho, puso a disposición la línea de Asistencia a Víctimas de Discriminación, Racismo y Xenofobia (168) para que pudieran ser denunciadas las escuelas que presionaran a sus alumnos para volver a la presencialidad. La acción estuvo en sintonía con la postura de los sindicatos docentes kirchneristas.
En medio de su gestión, Donda también quedó envuelta en un escándalo cuando una exempleada doméstica la denunció por haberle ofrecido resarcirla con un plan social y un cargo en el Estado para ella o su hermana, aunque la extitular del Inadi fue sobreseída por el juez Sebastián Casanello, que en el fallo marcó el accionar incorrecto de Donda, pero sostuvo que no implicaba un delito. “Nunca estuvo la oferta de que yo la lleve al Inadi. Penalmente no pudieron probar nada”, sostuvo el día después de su salida del Gobierno.
En medio de esos sobresaltos, que se impusieron en la agenda pública sobre acciones de su gestión, Donda dejó un organismo intervenido desde 2011 por Cristina Kirchner y cuya situación nunca fue normalizada. Tampoco consiguió impulsar una ley antidiscriminatoria para actualizar la vigente desde 1988. Al momento de definir si estampaba su firma con la renovación del cargo por un año más, el último de su mandato, Fernández le bajó el pulgar. Con Donda se fue, también, cierta pretensión de progresismo presidencial.
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