Vicentin: una empresa sin espaldas para la tormenta perfecta que dejaron las PASO
ROSARIO.– De un extremo a otro, en 90 años de historia, Vicentin saltó de ser una empresa familiar, que surgió de un almacén de ramos generales en Avellaneda, en el norte de Santa Fe, a transformarse en la sexta agroexportadora del país. Un pedestal del que se derrumbó en diciembre pasado, tras entrar en cesación de pagos e ingresar dos meses después en convocatoria de acreedores. Ese capítulo parece también haberse empezado a cerrar tras la decisión del Gobierno de
La debacle de Vicentin, según explicó un exgerente de la firma, se inició luego de que Alberto Fernández ganó las PASO de 2019 por más de 16 puntos y las medidas que tomó el entonces presidente Mauricio Macri derivaron en una estampida del dólar, que subió un 63%, y en toda una serie de desequilibrios económicos que despertaron lo que en el mercado denominan una "tormenta perfecta".
"Ante la certeza de que iban a aumentar las retenciones, los productores empezaron a fijar precio de la soja que habían vendido. El efecto fue similar a una corrida y Vicentin no tuvo espaldas para afrontarlo a corto plazo", recordó un broker que posee una decena de clientes en la lista de acreedores de la empresa.
Tanto el ruido como la espesa polvareda que flota siempre en la playa de camiones de la planta de Vicentin en Ricardone, al norte de Rosario, se disiparon el 4 de diciembre. En la terminal de la empresa en San Lorenzo, donde está el puerto, el panorama era similar: el silencio, ante 1287 empleados cargados de incertidumbre.
Casi tres meses después, ese estado depresivo de las finanzas se corporizó en un concurso de acreedores, con deudas por más de $99.000 millones, entre ellos, $18.000 millones en manos del Banco Nación.
Ese capítulo de Vicentin se completó esta semana, con el anuncio del Presidente de intervenir la empresa manejada por una tercera generación familiar –y la más ambiciosa–, encarnada en Sergio y Gustavo Nardelli. Este último, que dirige Terminal Puerto Rosario, estuvo cerca de ser candidato a gobernador por Juntos por el Cambio.
La caída de esta firma dejó un espacio vacío en el conglomerado agropexportador, que ahora manejará el propio Estado, a través de YPF Agro, una unidad de negocios de la petrolera estatal que ya tenía presencia en el sector.
El desmoronamiento de Vicentin tuvo un fuerte impacto en el sector de corretaje de granos, que sobrevivía casi exclusivamente por esta empresa, ya que el resto de las multinacionales adquieren los granos sin intermediarios.
El salto que dio Vicentin en 2005, al duplicar su capacidad instalada de crushing de porotos de soja cuando absorbió Oleaginosa San Lorenzo –con lo que alcanzó una producción de 21.000 toneladas diarias–, logró consolidarse en el sector dos años más tarde, con su socio Glencore, de capitales suizos, y Molinos Río de la Plata, al construir la planta de Renova, en San Lorenzo, para producir biocombustibles.
Esa alianza sirvió para que Vicentin diera otro paso en las grandes ligas de la agroexportación a nivel mundial, al construir con sus socios una de las plantas más grandes del mundo en Timbúes, que empezó a funcionar a pleno en 2013 en un predio de 200 hectáreas, donde cuenta con una capacidad diaria de molienda de 20.000 toneladas de soja en dos líneas de producción.
Según señala un analista de mercado que vivió el proceso de cerca, ese salto de escala obligó a Vicentin a buscar financiamiento para esas inversiones. Y a diferencia de sus socios, con espaldas más sólidas y que lo podían hacer en sus casas matrices en el exterior, tuvo que hacerlo a nivel local.
A lo largo de su historia, esta empresa tuvo una manera personalista de negociar con los sucesivos gobiernos y bancos, y en esta situación no terminaron de dimensionar que era necesario un management distinto, sostuvo un exdirectivo de la empresa.
Dos días antes de declararse en default, Vicentin vendió el 16,67% de las acciones en Renova a su socia Glencore, que posee dos tercios de la compañía. Esto se supo a mediados de diciembre, cuando Vicentin aún no había decidido recurrir a una convocatoria de acreedores e intentaba campear la situación con la estrategia de seducir a los 2600 acreedores a que adhirieran a la figura de acuerdo preventivo extrajudicial (APE). Pero la propuesta no convenció al número esperado: no alcanzó el 50% de empresas y productores a las que Vicentin les debía.
En el plano privado y productivo, Vicentin tiene contraído el mayor volumen de deuda con la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), la cooperativa agrícola más grande de la Argentina, a la que le deben más US$110 millones.
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