Venezuela: tras los roces por los derechos humanos, el Gobierno enfrenta ahora otros dos focos de conflicto
Tras una semana tensa en la que el Gobierno se enfrentó al kirchnerismo más duro por su condena a las violaciones de derechos humanos en Venezuela,la Casa Rosada se abrió otros dos frentes con el régimen de Nicolás Maduro: las próximas elecciones parlamentarias en el país caribeño y la normalización de las relaciones diplomáticas.
Así como la semana pasada la decisión de apoyar en la ONU el informe de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, provocó fuertes roces en el Frente de Todos, en los últimos días la Casa Rosada envió un mensaje para calmar las aguas puertas adentro de la alianza gobernante al no adherir a un documento del Grupo de Lima que pedía elecciones libres en Venezuela.
La postura, ahora celebrada por la rama prochavista del oficialismo, puso en duda la postura que adoptará la Argentina el 6 de diciembre, día de los comicios parlamentarios en el que los principales dirigentes y partidos de la oposición venezolana están inhabilitados para competir.
Nadie en el Gobierno se aventura todavía a adelantar si el país aceptará los resultados de la votación y las señales que hubo hasta ahora son insuficientes para determinar qué podría pasar.
El Grupo Internacional de Contacto (GIC), que la Argentina integra desde el mes pasado junto a la Unión Europea y otros países de la región, había pedido postergar las elecciones en Venezuela por la imposibilidad de "cumplir las condiciones para un proceso transparente". El reclamo solo se encontró con la negativa de Maduro y con su pedido para que Europa envíe un grupo de observadores electorales "para ver la verdad de Venezuela que no les permite ver Estados Unidos".
Por otro lado, el presidente Alberto Fernández ya dijo públicamente semanas atrás que su gobierno no desconoce la legitimidad del régimen, mientras que sí desconoce a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela.
Guaidó, que no puede ser candidato, le agradeció a Fernández haberse alineado con Brasil y Uruguay al condenar las violaciones a los derechos humanos en la ONU. Lo hizo a través de Miguel Pizarro, su representante ante la ONU, quien destacó la postura de Fernández y del canciller Felipe Solá, quienes "trascendieron cualquier grieta".
En una búsqueda de mantener la sintonía con el Grupo de Contacto, que exhibe una postura moderada para encontrar una salida a la crisis política y humanitaria, el Gobierno esperará a que el organismo defina su reacción frente a los comicios.
La Argentina, en tanto, ratificó que seguirá siendo parte del Grupo de Lima pese a que no apoyó el último documento. Además de pedir elecciones libres, los países respaldaron a Guaidó y vincularon al chavismo con el "crimen organizado, el terrorismo y las redes de corrupción transnacionales, el narcotráfico, la trata de personas y el contrabando".
La intención de Solá es conservar su banca en esa agrupación (que integran países como Brasil, Chile, Bolivia y Canadá) para manifestar el rechazo a la postura más dura, que avala sanciones económicas y un aumento de la presión diplomática para forzar la salida de Maduro.
"Nuestra convicción sobre la no injerencia en asuntos internos de otros países es la misma. También sigue siendo la misma en cuanto a la denuncia de que hay bloqueos físicos, financieros y a personas", dijo Solá en el seminario anual del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), donde ratificó la condena de días antes, al afirmar que "la defensa de los derechos humanos es enfrentando a quien los viole, sea quien sea".
El enojo del gobierno de Maduro a la condena del gobierno argentino en la ONU tuvo a Diosdado Cabello como principal vocero. El presidente de la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela dijo que Fernández "defraudó" y recordó que en 2009, cuando gobernaba Cristina Kirchner, Venezuela tenía un "gobierno amigo" en la Argentina.
Tras las críticas, Cabello destacó las figuras de Alicia Castro, la exembajadora en Caracas cercana a la vicepresidenta que desistió de su postulación como embajadora de Rusia por no estar de acuerdo con la política exterior de Solá, y de Hebe de Bonafini, que le pidió "disculpas" a Maduro tras la condena argentina.
Días después, Cabello habló del estado de las relaciones diplomáticas bilaterales, que en los papeles no cambió demasiado respecto a lo que existía durante la gestión de Mauricio Macri. El chavista le pidió al kirchnerismo que presione a la Casa Rosada para que designe un embajador en Caracas, algo que no está en los planes del Gobierno.
Cambiemos no nombró un embajador en Venezuela y en la Cancillería aseguraron que "por ahora no" está previsto cambiar la representación, actualmente a cargo de Eduardo Porretti como encargado de negocios. Venezuela, en tanto, envió a la Argentina a Stella Lugo, también como encargada de negocios.
"Es muy raro que siga el encargado de Negocios de Macri", dijo Cabello. Porretti está a cargo de la embajada desde noviembre de 2015, cuando todavía gobernaba el kirchnerismo.
Otras noticias de Crisis en Venezuela
Más leídas de Política
Negociación caliente. La kirchnerista Lucía Corpacci sumó su firma al pliego de Lijo y el juez está un paso más cerca de la Corte
Caso Chocolate. El Senado bonaerense se resiste a entregar a la Justicia a una legisladora acusada de corrupción
Ataques a la prensa. ADEPA denunció una grave escalada de agresiones del presidente Milei contra periodistas y medios
El escándalo de los aviones. Analizan sancionar a la pareja del exjefe de la Fuerza Aérea que hizo viajes irregulares