Venezuela: las diferencias en el Gobierno quedaron expuestas en lo más alto de la diplomacia
Las diferencias dentro del Gobierno sobre Venezuela quedaron expuestas en los niveles más altos de la diplomacia, lo que obligó a la Cancillería a aclarar, una vez más, la postura de la Casa Rosada sobre el régimen de Nicolás Maduro.
Las declaraciones del embajador argentino ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Carlos Raimundi, generaron malestar en el Gobierno al tratarse de un traspié en un tema de extrema sensibilidad para la política exterior nacional. El diplomático había calificado de "sesgado" el abordaje de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela.
Esas declaraciones provocaron revuelo político interno y diplomático no solo en la región, sino que también Estados Unidos envió un mensaje. Kevin O'Reilly, el subsecretario Adjunto de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, dijo este miércoles que el discurso de Raimundi había sido "triste".
La opinión de Raimundi generó sorpresa, pues hace poco más de dos meses, el embajador argentino ante la ONU, Federico Villegas, había endurecido la postura oficial al expresar su "profunda preocupación" por la situación de los derechos humanos y por "la grave crisis política, económica y humanitaria" en Venezuela.
La falta de coordinación incluso provocó la intervención del presidente Alberto Fernández, quien ayer expresó internamente su disconformidad con el accionar de Raimundi.
El rechazo a los dichos del embajador también provino de parte de la oposición y de intelectuales. El Pro, por caso, presentó una declaración de "repudio" a las declaraciones, mientras que el Club Político Argentino expresó hoy su "perplejidad".
"El gobierno de Maduro es responsable de una catástrofe que enluta al continente, humilla la condición humana y compromete el presente y el porvenir de ese país que ha sido generoso con muchos compatriotas cuando la Argentina enfrentó a la dictadura más atroz de su historia. (...) [El régimen es] una dictadura, abierta o solapada, no importa en nombre de qué ideología lo haga", sostuvo la agrupación de intelectuales que preside Graciela Fernández Meijide.
El informe de la Misión de Verificación de Hechos, que depende del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, elevó aún más el alerta por el accionar del régimen chavista ante la disidencia y afirmó que hubo más de 2000 muertes desde enero de este año en operativos de seguridad, de los cuales 711 ocurrieron solo desde agosto.
Aunque proviene de un organismo diferente dentro de Naciones Unidas, el nuevo relevamiento confirmó lo señalado por el lapidario informe del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet. Consigna ejecuciones extrasumariales, torturas, violaciones sexuales, detenciones arbitrarias y desapariciones forzosas.
En este contexto, en su discurso en el Consejo Permanente de la OEA, que monitorea la situación política del país caribeño, Raimundi marcó un giro de la postura oficial en comparación con declaraciones previas de representantes del Gobierno y dijo que Venezuela había sufrido "un fuerte asedio de intervencionismo" por lo que "hay una apreciación sesgada de lo que son las violaciones a los derechos humanos en determinados países".
La postura pareció estar en las antípodas de lo que afirmaron otros funcionarios del Gobierno en los últimos meses, como el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, uno de los que mantiene la postura más dura frente al régimen. "Sin dudas en Venezuela hay una dictadura; un gobierno que detiene estudiantes que reclaman es un gobierno que no respeta la democracia", había dicho Massa en julio.
Según relató la agencia Ansa sobre el discurso, Raimundi dijo que la Argentina "no hace una lectura ideológica de los derechos humanos".
"Nos centramos en la persona que sufre. No son los derechos humanos para mi país un instrumento para tomar una posición ideológica", señaló.
El embajador admitió que la crisis en Venezuela es "crítica", pero afirmó "no se comparte cierta perspectiva de cuáles son las causas que los llevaron a esa situación y cuáles son los caminos para resolverla".
Tras el revuelo que generaron los dichos de Raimundi, la Cancillería, que conduce Felipe Solá, buscó calmar las aguas. La tarea estuvo a cargo del propio vicecanciller, Pablo Tettamanti.
"En ese contexto la delegación argentina tomó la palabra e hizo algunos comentarios sobre la presentación que se recibió, comentarios que más allá de las precisión o no del lenguaje en modo alguno puede o debe ser interpretado como un rechazo al informe, palabra que no fue utilizada en momento alguno por nuestro representante en la OEA".
En medio de la polémica, Raimundi relativizó sus dichos. "Logré intercambiar dos mensajes con el Presidente para desmontar cualquier operación y sellar la posición argentina, que tiene ser única y seria", dijo en declaraciones a El Destape, donde afirmó que no hay internas en el Gobierno respecto a Venezuela. "El informe de Bachelet es serio. Expresa violaciones importantes a los derechos humanos y la Argentina no puede no estar preocupada por eso", señaló.
El embajador aclaró que él no habló específicamente del informe de Bachelet, sino que se trató del documento de la Misión de Verificación de Hechos, que se discutió en la OEA. "Dijeron que yo rechacé el informe de Bachelet. No se trató ese informe, sino el de otro organismo independiente de Naciones Unidas, y yo no tenía por qué rechazarlo", se defendió.
En la Cancillería explicaron que si bien Raimundi representa al Estado argentino, la OEA no es el lugar en el que debe plantarse una postura oficial respecto de ese informe en particular. Ese lugar será en los primeros días de octubre, cuando dé su discurso Villegas al abordar las resoluciones del Consejo de Derechos Humanos.
"Hay preocupación por los derechos humanos, rechazo al bloqueo como herramienta de solución y a una intervención militar. Acompañamos la preocupación por lo que dicen los informes", indicaron en el Palacio San Martín.
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