Velatorio de Diego Maradona: autocrítica y malestar en el Gobierno con Sabina Frederic por los errores en el operativo
Mientras responsabiliza públicamente y denuncia a la Ciudad por los incidentes ocurridos afuera y adentro del velatorio de Diego Maradona, en el Gobierno también crecen los cuestionamientos internos. De forma subterránea, la Casa Rosada habla de "errores en el operativo de seguridad" y apunta a la performance de la ministra del área, Sabina Frederic, aunque también circula una autocrítica por la falla de origen, que radicó en no haber impuesto una ceremonia más extensa para dar respuesta a la masividad del evento.
Los cuestionamientos al Ministerio de Seguridad se vinculan al desborde que traspasó al interior de la sede de gobierno. Apuntan que "faltó prever el tipo de público que iba a ir" y que no se custodió con suficientes efectivos el perímetro de la Casa Rosada. "Esto fue como el ingreso a una cancha, con hinchas y barras. Hubo desinteligencias en el operativo", dijo a LA NACION un importante colaborador de trato diario con Alberto Fernández.
Otro portavoz que estuvo presente en toda la coordinación, acotó: "El Ministerio de Seguridad no reaccionó suficientemente mientras se caldeaban los ánimos, no leyó con frialdad lo que se venía en Balcarce 50. El personal de Casa Militar es gente de traje que no está preparada para frenar esa marea. Había que custodiar el perímetro de la Casa Rosada con más Policía y Gendarmería".
Ayer, Frederic estuvo todo el día en comunicación con el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y le dio explicaciones de las decisiones que tomó. La sangre no llegó al río, pero el ministro coordinador le pidió a la funcionaria que hablara en los medios, según fuentes oficiales. La ministra también quiso dar públicamente su versión, contrapuesta a la de la Ciudad.
Cerca de la ministra defienden las decisiones que se tomaron. Aseguran que "en el ingreso a la Casa Rosada había tres cacheos y detector de metales" para controlar al público. Y que a cien metros de la Casa de Gobierno (sobre Leandro N. Alem) había unos 1200 efectivos de las fuerzas federales, que se mantuvieron al margen para no generar un clima de crispación con el público. La hipótesis de trabajo de Frederic fue que si montaba un dispositivo con mucha presencia policial, la situación se hubiese tensionado desde un primer momento.
Eso funcionó bien hasta las 14. El problema fue que cuando la situación se descontroló en la 9 de Julio y comenzaron los incidentes con la Policía de la Ciudad, la ola que llegó hasta la Casa Rosada fue incontenible. En simultáneo, el Gobierno cerró el acceso al público para visitar el féretro durante varios minutos. Fue el momento que coincidió con la presencia de Cristina Kirchner en la capilla ardiente. Cuando se reabrieron los accesos, la avalancha era incontrolable (Casa Militar intentó frenarla infructuosamente) y hubo que habilitar el Patio de las Palmeras para desagotar.
Ahí ya no existieron ni cacheos, ni controles, y se registraron fuertes escenas de tensión, con gases lacrimógenos invadiendo los despachos oficiales. En una de las galerías internas se vio una bandera de una presunta barra que decía "Los traidores pagarán sus culpas". Todo mientras el Presidente y la vicepresidenta estaban en el lugar.
"Pudo haber sido una tragedia, pero no lo fue", comentó el día después un estrecho colaborador presidencial.
Desde el Ministerio de Seguridad se defendieron: "Con el diario del lunes se podrían haber mejorado algunas cosas. Pero el mayor problema fue la falta de tiempo material para organizar un operativo de esta magnitud, que es único e irrepetible. Fue muy complejo. Aún así, no hubo heridos ni daños materiales irreversibles dentro de la casa de gobierno".
Los contrapuntos entre la Casa Rosada y el Ministerio de Seguridad no solo se dieron por los errores en el operativo de las fuerzas. También hubo chispazos por la comunicación oficial, debido a dos gacetillas contrapuestas -una del ministerio y otra de Presidencia- que se elaboraron en medio de los disturbios. Hay todavía una tensión no resuelta, mientras se busca deslindar responsabilidades.
Errores y culpas
Más allá de las críticas internas a la seguridad, nadie desconoce que el germen de los desmanes estuvo en el hecho de acatar, desde el minuto uno, las condiciones que impuso la familia de Maradona, cuando todo ya había devenido en un funeral de Estado.
"La autocrítica es que le tendríamos que haber dicho a Claudia (Villafañe) desde el principio que, por la magnitud que iba a tener esto, tenía que ser de 48 o 72 horas", comentó en las últimas horas un colaborador oficial. Nadie quiere admitirlo en voz alta, para proteger al Presidente.
Frederic responsabilizó a la Ciudad. "La seguridad es responsabilidad primaria de la Ciudad. No dimos una orden para interrumpir la fila. Nosotros conversamos varias veces con (el vicejefe de gobierno porteño Diego) Santilli. La primera vez yo le pedí que parara la represión porque esa gente se estaba yendo hacia Plaza de Mayo. Y la segunda vez, cuando le volví a pedir que frenara, yo estaba con el jefe de Gabinete y el ministro de Interior. Ahí sí frenó, pero la gente se empezó a agolpar sobre las rejas", dijo Frederic en Radio Mitre.
La Ciudad jura que, al mediodía, el Ministerio de Seguridad pidió hacer un corte en la fila (que ya llegaba hasta Constitución) porque el horario se cortaría a las 16 y había gente que no llegaría a despedirse del astro furbolístico. Es la palabra de unos contra otros.
"Es falso que dimos la orden de cortar la fila, porque sabíamos que iba a haber desmanes. Las dificultades que tuvimos en la Casa Rosada fueron provocadas por la represión que en lugar de calmar la situación, lo agravó", dijo Frederic hoy.
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