Vanesa Siley, la camporista que tensó la relación con la Corte Suprema
Vanesa Siley se subió de la mano de Cristina Kirchner al exclusivo escenario desde donde Alberto Fernández celebró su consagración como presidente. Al filo de la medianoche del 27 de octubre pasado, abajo, mezclados entre la militancia, habían quedado gobernadores, referentes del PJ, gremialistas y diputados y senadores de larga trayectoria. La euforia del triunfo electoral no ocultaba por entonces la internas que anticipaba el regreso del peronismo al poder.
Siley tiene 36 años, es abogada, dirigente de La Cámpora, sindicalista y activa militante del feminismo. Asumió como diputada nacional en 2017, en la lista de Unidad Ciudadana, el brazo político que ideó inicialmente Cristina Kirchner para competir contra el macrismo. Tres años después, su carrera exhibe progresos: preside la comisión de Legislación del Trabajo, es miembro del Consejo de la Magistratura y es, sobre todo, una de las espadas legislativas de mayor confianza de la vicepresidenta.
Siley quedó ahora en el centro del debate por ser la primera voz del oficialismo en impulsar un juicio político contra Carlos Rosenkrantz, el presidente de la Corte Suprema. En la Casa Rosada intentaron tomar distancia de la iniciativa. La oposición, en cambio, no dudó y atribuyó la maniobra a Cristina Kirchner.
Su carrera política despegó tras una jugada audaz en el terreno gremial. En 2014 desafió a Julio Piumato, jefe de la Unión de Empleados Judiciales de la Nación (UEJN) desde 1990, y lo derrotó en las urnas en la seccional de Capital Federal. Tras esa victoria, se abrió de la UEJN y formó el Sindicato de Trabajadores Judiciales (Sitraju), que tiene personería gremial en el ámbito porteño, pero no en el resto del país, según precisaron a LA NACION fuentes gremiales y del Ministerio de Trabajo.
La disputa con Piumato sigue vigente, y no solo por la representación de los empleados del Poder Judicial. La pulseada es también política. Mientras que Siley está dispuesta a avanzar contra la Corte, Piumato aplaudió el fallo provisorio del tribunal por el recurso de per saltum que presentaron tres magistrados apuntados por el kirchnerismo. "El fallo de la Corte fue perfecto", elogió Piumato el viernes pasado en radio Zónica.
Viejo aliado de Hugo Moyano en las protestas callejeras contra el menemismo y en la denuncia por los sobornos en el Senado durante la gestión de De la Rúa, Piumato rompió su alianza con el jefe camionero a medida que escaló su tironeo con Siley. Una foto de Pablo Moyano con la diputada camporista dinamitó por completo el vínculo. También otra que da cuenta de cómo ella ofició de nexo para la reconciliación entre el jefe camionero y Cristina Kirchner. Desde entonces, Piumato dejó de formar parte del círculo íntimo moyanista.
El Sitraju es un sindicato pequeño, pero que gana poder e influencia en los tribunales porteños. Está enrolado en la CGT, y en el ajedrez sindical se ubica en la Corriente Federal, una agrupación sindical que encabeza el bancario Sergio Palazzo.
Desde antes de asumir como diputada nacional, Siley reclama modificaciones en la justicia laboral. "Lo que hay que hacer en el fuero del trabajo es cubrir todas las vacantes que quedan y eso es responsabilidad del Consejo de la Magistratura a nivel nacional", dijo hace casi tres años, cuando todavía era remota su chance de ocupar un sillón en el organismo judicial. Se refería así a la abundancia de jueces subrogantes en los que recae la mayor parte de las miles de causas, que desde el macrismo y sectores empresarios definieron alguna vez como "la industria del juicio".
Teletrabajo, impuesto a la riqueza y Rosenkrantz
En tiempos de pandemia por el coronavirus, Siley y Walter Correa, otro diputado nacional de origen sindical, mediaron con un proyecto de ley propio de teletrabajo para ordenar la dispersión que había entre las otras 21 iniciativas presentadas en la comisión. Héctor Daer, jefe de la CGT, reconoció en la intimidad de la central obrera que el proyecto de Siley era el que "menos toca" la Ley de Contrato de Trabajo y dijo sería una suerte de "ley marco" para que después cada sindicato negocie en los convenios la nueva modalidad laboral.
Entre otras iniciativas, Siley también adhirió con su firma al proyecto de Carlos Heller para gravar las grandes fortunas. Sin embargo, alcanzó su cima de protagonismo el sábado pasado, cuando anunció la embestida contra Rosenkrantz"por mal desempeño y eventuales delitos en el ejercicio de sus funciones". Argumentó que su maniobra no tiene relación y es anterior al per saltum que habilitó el máximo tribunal sobre los traslados de los jueces Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli. Puntualizó que su presentación es por la denuncia que habían hecho los organismos de derechos humanos en 2017, tras el fallo del 2x1 que benefició al represor Luis Muiña. De todos modos, Rosenkrantz le respondió.
Nacida en Mercedes, provincia de Buenos Aires, Siley integra La Cámpora, aunque según fuentes de la agrupación kirchnerista, no es parte de la mesa chica. Eso no pareció, al menos, la noche de la celebración del triunfo electoral de Fernández, el año pasado. Aquella noche, en el búnker en Chacarita, se paseó sonriente por el escenario, rodeando a Máximo Kirchner, Andrés Larroque, Axel Kicillof, Wado de Pedro y Luana Volnovich.
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