Vacuna Sputnik V: la intimidad del viaje a Moscú y los próximos pasos del Gobierno
El sábado 17 de octubre, cuando el Gobierno estaba enfrascado en los festejos locales por el Día de la Lealtad peronista, una comitiva de funcionarias y ejecutivos se embarcó en un vuelo de British Airlines rumbo a Moscú, previa escala de dos horas en Londres. El viaje, que duró una semana, fue confidencial. Pero al regreso las funcionarias enviadas convencieron al Presidente de avanzar con los acuerdos para comprar la vacuna Sputnik V que, según confían en el Gobierno, podría estar disponible en escala y antes que el resto de los desarrollos para inocular contra el coronavirus .
El viaje a Moscú estuvo encabezado por la viceministra de Salud, Carla Vizzotti y por la asesora presidencial, Cecilia Nicolini. Las funcionarias nacionalesestuvieronacompañadas por la asesora ad honorem de la provincia de Buenos Aires, Raquel Méndez, que tenía una agenda con la posibilidad de adquirir insumos para la cartera sanitaria bonaerense, encabezada por su esposo, Daniel Gollán.
Además, por fuera de la comitiva oficial, viajaron representantes del laboratorio HLB Pharma Group -que tiene interés en comercializar la Sputnik V en la Argentina- y Mariana De Dios, directora junto a su hermano de la empresa de servicios médicos digitales Traditum.
La ejecutiva es la hija de Ángel De Dios un viejo colaborador de extrema confianza de los Kirchner que los acompañó como funcionario en Santa Cruz y en la Nación. Cerca del Instituto Patria rechazan que haya viajado como "embajadora" del kirchnerismo. En la Casa Rosada y en la provincia tampoco la reconocieron como parte de su comitiva. Consultados por LA NACION, desde Traditum señalaron que no pueden "hacer declaraciones" sobre el viaje y que la empresa "no tiene vinculación con la vacuna".
El viaje se había gestado varias semanas antes, cuando el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) -fondo soberano de ese país que financia el desarrollo de la vacuna- comenzó a entablar conversaciones con Alberto Fernández y le propuso que la Argentina acceda a la Sputnik V. Hasta ahora, el Gobierno había sellado acuerdos con laboratorios privados internacionales a través de encuentros con representantes de esas empresas farmacéuticas en la Argentina. Pero la información sobre la Sputnik V estaba en penumbras y la posibilidad de acceder era mucho más lejana, porque no había interlocutores en el país: hubo que viajar allá para conocer el desarrollo de primera mano y para hacer un contacto más cercano con la administración Vladimir Putin.
La Cancillería prácticamente no intervino en las gestiones diplomáticas con Rusia para gestionar la vacuna, aunque la embajada de la Argentina en Moscú fue la que coordinó el itinerario de las funcionarias argentinas. Cuando llegaron, Vizzotti y Nicolini visitaron una instalación del centro Gamaleya, una institución que desarrolló una plataforma de vectores adenovirales y que, durante el siglo XX, organizó campañas de vacunación masiva en la Unión Soviética, según se informa en el sitio oficial de la Sputnik V. Además de la vacuna contra el coronavirus, tiene avanzada la vacuna contra el ébola y contra el virus respiratorio MERS.
"Es un instituto muy sólido. La Sputnik V está relativamente con el mismo grado de avance que otros laboratorios, pero tienen desarrollada una plataforma que permite la producción en escala y ya transfirieron la tecnología a otros países", dijo a LA NACION un testigo del viaje de la comitiva argentina. En la Casa Rosada están convencidos que la vacuna rusa (una de las diez que están en Fase III, aunque todavía no fue aprobada) estará disponible en escala antes que otros desarrollos con los que la Argentina también hizo acuerdos, como los de AstraZeneca y Pfizer.
Desde Moscú, las funcionarias junto a científicos y funcionarios rusos hicieron videoconferencias con la Comisión Nacional de Inmunizaciones argentina. También con la Anmat, que deberá aprobar la vacuna en un proceso complejo, ya que la Sputnik V no contará con el visto bueno ni de la FDA de los Estados Unidos, ni de la agencia EMA de Europa.
Además de las reuniones con el Gamaleya y RDIF, Vizzotti se reunió con su par, el viceministro de Salud ruso, Oleg Grídnev, y con representantes de la universidad pública de Moscú. Los académicos le retrataron a las funcionarias que la población rusa históricamente tuvo "baja adherencia" a la vacunación en comparación con la Argentina y que se deberá trabajar en la concientización para que la comunidad se inocule. "La Sputnik V tiene que salir bien porque es mucho lo que está en juego", dijo a LA NACION un funcionario, que entiende que se juegan factores geopolíticos en la carrera por la vacuna.
Pasos a seguir
La comitiva argentina regresó al país el 25 de octubre y el lunes 26, Vizzotti y Nicolini mantuvieron una extensa reunión en la Casa Rosada junto a Fernández, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero y el ministro de Salud, Ginés Gonzáles García.
La Argentina avanzó en un preacuerdo para adquirir un enorme volumen de vacunas Sputnik V. Aunque todavía el desarrollo no está terminado, ni fue aprobado o registrado, Rusia ya le ofreció a Fernández 25 millones (10 millones en diciembre y 15 millones en enero), pero la Argentina aún debe definir qué volumen va a adquirir. Las dos dosis que cada paciente debería inyectarse tendrían un valor de unos 19,90 dólares.
Las tratativas con Rusia y el viaje de la comitiva argentina se filtró hace varios días y fue revelado en el programa de televisión Animales Sueltos. Pero la primera confirmación oficial de Fernández fue al medio de noticias ruso Sputnik Mundo. No hubo una puesta en escena ni un anuncio nacional, como ocurrió con el acuerdo para fabricar en la Argentina la vacuna de AstraZeneca.
En la Casa Rosada algunos colaboradores se lamentaban no haber podido aprovechar la oportunidad y adelantarse a los temores que suscitó un acuerdo para una vacuna de la que se tenía muy poca información. Otros funcionarios cercanos a Fernández defendieron la estrategia de "hablarle primero a los rusos". "Definitivamente para esto necesitamos de Rusia y hay cuestiones de geopolítica. Cayó bien que lo anunciara allí", aseguró un portavoz del Presidente.
Mientras el Gobierno intenta sostener un acercamiento a la administración de Putin, la vicepresidenta Cristina Kirchner recibió el jueves al embajador de la Federación Rusa, Dmitry Feoktistov, un encuentro que contó con una foto oficial. "Estamos hablando de una vacuna. No hay vedetismos", replicaron en el Instituto Patria.
El acuerdo con Rusia por la vacuna todavía no está cerrado y el Gobierno tiene que dar aún varios pasos. El Ministerio de Salud tiene que cerrar los acuerdos con los distintos laboratorios una vez que se promulgue la ley que declaró de interés público a la vacuna contra el coronavirus y tiene que diseñar una campaña de vacunación: definir qué grupos se vacunarán primero y cómo se distribuirán las dosis en las provincias, en tema por demás sensible. Además, resta que la Anmat apruebe las vacunas, una vez que estén aprobadas en su país de origen.
Por último, en el Gobierno admiten que tienen un camino por delante para generar confianza en la población, tras una comunicación que fue errática en medio de los temores que conlleva invariablemente una vacuna nueva. "Necesitamos que sea un programa de vacunación histórico, porque debe ser masivo y en poco tiempo. Tenemos que trabajar en la confianza para lograr adherencia, no alcanza con la obligatoriedad", reconoció un funcionario que está involucrado en el "plan vacuna". Y agregó: "Esto tiene que ser una épica nacional, con todos adentro".
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