Unánime rechazo de los candidatos a presidir el Colegio Público de Abogados de la Capital a la postulación de Ariel Lijo para la Corte
Ricardo Gil Lavedra, que busca la reelección, destacó la necesidad de designar mujeres, lo mismo que sus adversarios, Patricia Trotta y Rubén Ramos; Gil Lavedra y Trotta aludieron también a las sospechas sobre el juez federal
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La postulación del juez federal Ariel Lijo para integrar la Corte Suprema de Justicia cosechó el rechazo unánime de los candidatos a presidir el Colegio Público de la Abogacía de la Capital Federal.
El abogado radical y excamarista del juicio a las juntas Ricardo Gil Lavedra, que preside actualmente el Colegio y va por la reelección, basó sus críticas en la necesidad de designar mujeres en la Corte, pero cuestionó además al magistrado por las objeciones que recibió y las sospechas que pesan sobre él.
Lo mismo sucedió con la candidata Patricia Trotta, de la agrupación Gente de Derecho, que orienta el expresidente del Colegio Jorge Rizzo. La abogada laboralista aludió a la necesidad de respetar la paridad de género y criticó la postulación del juez, al igual que el otro candidato, Rubén Ramos, titular de la Asociación Gremial de la Abogacía del Estado (AGAE).
Gil Lavedra advirtió que se trataba de su opinión personal y que el Colegio iba a hacer pública su postura cuando participe del proceso de impugnaciones que prevé el decreto 222/03 para designar a jueces de la Corte. “Es un déficit democrático enorme que el Gobierno haya propuesto a dos candidatos varones para una Corte integrada solo por hombres. Esto va en contra de la tendencia universal. La Corte en Estados Unidos tiene nueve jueces y cuatro son mujeres, la Corte Interamericana de Derechos Humanos tiene siete y tres son mujeres, y una la preside. Hay objeciones de las convenciones internacionales y de la Constitución, que establece que debe existir igualdad de género”, se quejó el abogado.
“Detrás de la controversia que se suscitó sobre algunos candidatos hay cierta naturalización de que el tema de género no es importante. Y no es así”, dijo, aunque señaló que “muchas de las objeciones son atendibles, porque no cabe duda de que no puede progresar ningún candidato que tenga objeciones o sospechas de que haya algún acuerdo político para tener una Corte que responda al Gobierno o a intereses de alguien”.
Gil Lavedra expresó que “la credibilidad de los jueces reposa en la confianza de que van a resolver imparcialmente, libres de la influencia política o de otra índole”. Y manifestó: “Los severos cuestionamientos que se han recibido me parece que descartan nombramientos de este tipo, que no le harían bien ni a la Justicia ni a la Corte ni al propio interesado”.
“Yo aspiro a tener una Corte integrada con mujeres de características intachables”, dijo Gil Lavedra en el último tramo de la campaña para las elecciones del martes próximo. Sostuvo que es necesario “seguir con la transformación del colegio, que defienda a los abogados, no solo en sus incumbencias, sino en el ejercicio profesional y fundamentalmente promoviendo un colegio que tenga prestigio”. Recordó además que en su gestión se inauguraron una sala de coworking y tres pisos de aulas nuevas, que se reacondicionaron las salas, se reabrió el bar y restaurante, funciona un campus virtual con inteligencia artificial y una app con todos los servicios del colegio en el celular.
La abogada Trotta afirmó: “Quienes sean los postulantes deben reunir dos requisitos imprescindibles; por un lado, deben ser prestigiosos juristas reconocidos por todos los colegas, con ejercicio profesional y sólidos conocimientos y, por el otro, contar con un respaldo ético y moral que los convierta en hombres y/o mujeres incuestionables, cosa que no se verifica en este momento. Reclamó, además, que las mujeres sean consideradas para ocupar dichos lugares, en orden a que existen miles de abogadas tan buenas como cualquier varón.
En cuanto a Lijo en particular, mencionó que para ser ministro de la Corte hay que tener “sobrada capacidad y experiencia profesional y, a la vez, una sólida posición ética”. Y dijo: “El doctor Lijo no se encontraría en esa condición ya desde hace unos cuantos años, desde que LA NACION publicó una serie de notas sobre su patrimonio y la posición de su hermano Alfredo. Dichas circunstancia vedarían por completo la candidatura del magistrado federal, sin perjuicio de algunos fallos que están cuestionados desde todos los sectores ideológicos y profesionales”.
Trotta insistió: “Impulso que alguna mujer o mujeres sean consideradas para los cargos. Muchas cuentan con los antecedentes necesarios para ocupar la más alta posición judicial en el país, como lo hiciera Carmen Argibay en su momento”.
El tercer postulante para presidir el Colegio, Rubén Ramos, opinó que “la democracia implica paridad en los puestos de decisión y que una Corte sin mujeres es una Corte sin Justicia’. Asimismo sostuvo: “Sea Lijo o Manuel García-Mansilla o Vélez Sarsfield, no avalaríamos que sea un varón quien ocupe los dos cargos propuestos”.
“La decisión del Poder Ejecutivo Nacional de modificar el decreto 222/03 y proponer a dos varones para ocupar las vacantes en la Corte afecta el principio de igualdad y de paridad de género asumido en los compromisos internacionales. Una Corte Suprema de Justicia solo de varones no es representativa de toda la sociedad argentina”, aseveró.
Los abogados votarán el próximo 16 de abril para elegir al presidente del Colegio Público y los miembros del Consejo Directivo, el Tribunal de Disciplina y la Asamblea de representantes. Gil Lavedra se impuso en la última elección y desplazó a la agrupación de Jogre Rizzo que llevaba casi 15 años al frente de la institución.
Trotta, que fue vicepresidenta de Gil Lavedra, se abrió por diferencias internas y encabeza ahora la lista de Rizzo. Ramos se presenta como la alternativa a ellos.
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