Una ventaja clara que no evita la incertidumbre
A sólo dos semanas de las elecciones presidenciales no es posible dirimir aún cuántas veces más tendremos que ir a votar los argentinos hasta proclamar al próximo presidente.
De los resultados de la encuesta de Poliarquía Consultores que hoy publica en exclusiva LA NACION se puede inferir que Daniel Scioli será el candidato más votado el próximo domingo 25 y que Mauricio Macri finalizará seguramente en segundo lugar.
Lo que no está claro, es si la victoria del gobernador bonaerense será de una magnitud tal que le permitirá evitar la realización de un ballotage en noviembre.
En términos generales, el escenario electoral sigue siendo muy similar al que dejó las PASO. Mucho ha pasado en estos dos últimos meses, pero poca gente ha cambiado su forma de votar.
La estructura del voto sigue respondiendo al esquema de 40, 30, 20% para Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa, respectivamente, con un desvío de más o menos dos puntos dependiendo del momento en que se haya medido, el tipo de metodología utilizada para encuestar o el margen de error.
Tal vez, la principal novedad política y electoral desde las primarias del 9 de agosto es justamente que se haya mantenido tan estable el escenario.
Muchos creían (incluyendo al autor de esta nota) que una parte importante del voto de Sergio Massa se iba a dispersar entre los candidatos que salieron primero y segundo, y que iba a ocurrir un proceso de mayor polarización.
Massa es elegido por un público heterogéneo, en donde hay proporciones muy significativas de votantes antikirchneristas, como también de aquellos que no tienen una visión crítica del gobierno y le reconocen muchos logros.
El candidato de UNA tuvo hasta el momento la capacidad y la habilidad de retener a sus votantes y de sumar a la mayoría de los de De la Sota, e incluso robarles porciones minoritarias de votos a Macri (especialmente en el GBA) y a Scioli (en el noroeste).
Esta resistencia del voto de Sergio Massa le está quitando a Daniel Scioli la posibilidad de alcanzar el 45% de los votos y ganar en la primera vuelta. Pero también le está abriendo otra puerta.
Al evitar el crecimiento de Mauricio Macri, el candidato del FPV podría ganar en primera vuelta por medio de la segunda cláusula que establece la Constitución, logrando una diferencia mayor a los diez puntos sobre el segundo (si supera además el 40%).
Daniel Scioli está a la puerta de la victoria. Pero le falta aún el último envión. Para proclamarse presidente en 14 días debe captar, a través de la inclusión de variaciones y matices discursivos que reafirmen su liderazgo y la necesidad de introducir algunos cambios, un núcleo de electores que si bien le reconocen logros al gobierno creen en la necesidad de modificar algunas formas y políticas implementadas en los últimos años.
El objetivo de Mauricio Macri es forzar el ballotage. Para ello debe conseguir una porción del voto de UNA y Progresistas que, aunque no tengan al jefe de Gobierno como primera opción electoral, sean fuertemente antikircheristas y quieran evitar la continuidad del peronismo en el gobierno.
La migración de votantes desde el resto de las candidaturas opositoras a las filas del macrismo ha sido hasta ahora escasa.
Como se dijo, Sergio Massa logró evitar la anunciada polarización y tiene por delante el desafío de superar a Mauricio Macri y esperar que Daniel Scioli no alcance los 40 puntos de forma de llegar al ballotage, un desafío improbable a pesar de que su campaña es la única que ha logrado ensanchar su base electoral.
Las últimas dos semanas de campaña serán claves para las aspiraciones de los tres candidatos. Tendrán que tener la dosis justa entre riesgo y cautela.
El comportamiento de una pequeña porción de los votantes será decisiva y terminará por inclinar la balanza hacia la consagración de Daniel Scioli o hacia la necesidad de celebrar el primer ballotage de la historia argentina.
El autor es director de Poliarquía Consultores
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