Una traición hizo que Cafiero hablara
Se sintió usado y eligió avanzar después de haber hablado con Menem, Duhalde, Ruckauf, Terragno y Chacho Alvarez
Antonio Cafiero no sabía ni siquiera qué iba a decir cuando se sentó en su banca y denunció que algunos senadores de su partido y de la Alianza habían recibido coimas para aprobar la reforma laboral.
Todavía dudaba. No tenía estrategia y se fue irritando con el transcurso de la sesión.
Habían pasado casi 30 días desde que aparecieron los rumores y las notas de La Nación sobre los sobornos en el Senado, y varios intentos del veterano senador para descubrir quiénes habían cobrado por su voto.
Desde que estalló el escándalo, no se explicó por qué Cafiero quebró el supuesto pacto de silencio en el bloque del PJ, que fue indiferente a los rumores. La Nación reconstruyó con tres fuentes de su círculo íntimo la historia que lo llevó a pelearse con sus amigos de la política.
La reforma laboral había generado disputas internas en el bloque peronista. Como ocurrió en otras oportunidades, el jefe de la bancada de la oposición, Augusto Alasino, impuso el cambio de postura: apoyar la iniciativa del Gobierno.
Cafiero fustigó el proyecto, pero se alineó con la decisión de la conducción del bloque por disciplina partidaria. Esto no era inusual. El senador Carlos Corach lo hizo cuando el PJ rechazó el ajuste que impulsó el presidente Fernando de la Rúa.
Poco después de sancionada la ley, comenzaron los rumores en los pasillos del Senado de que había "corrido plata". Pero lo que hizo sospechar a Cafiero fueron las notas del periodista de La Nación , Joaquín Morales Solá, quien contó, por primera vez, que se habían comprado votos.
"Me sentí un pelot...", dijo enojado Cafiero en su despacho frente a sus colaboradores. "Encima que voté en contra de mis convicciones, éstos cobraron", agregó sin identificar a nadie. En el bloque del PJ decían que "el viejo" -como algunos le dicen al veterano senador- se quejaba porque lo habían dejado fuera de los pagos.
Pero Cafiero sostiene que se sintió "usado y ultrajado" porque se enteró después de votar la ley que detrás de la buena voluntad del bloque peronista había sobornos pagados por un sector del Gobierno, que desconocía.
"Un peronista cobrando por una ley que perjudica a los trabajadores es el colmo", se quejó delante de Mario, uno de sus diez hijos, que es diputado.
Despachos y oferta
Entonces, comenzó una especie de investigación personal: preguntaba por los despachos sobre los sobornos, además de enviarle un mensaje a Alasino: "Les voy a dar la oportunidad de limpiarse y de que saquen del bloque a los que cobraron", dijo. Ofreció una investigación interna.
Alasino, con quien nunca se llevó demasiado bien, no se ocupó del tema, y Cafiero hoy reconoce que si lo hubiera hecho, tal vez el escándalo no habría desatado semejante crisis.
Uno de los primeros a quienes consultó sobre su intención de saber quién pagó y cobró las coimas fue al senador riojano, Eduardo Menem. Primero le contó que se sentía usado y, según cuentan sus colaboradores, el hermano del ex presidente, Carlos Menem, le advirtió sobre los riesgos de meterse a hurgar en esa historia y le aconsejó tener cuidado.
Cafiero visitó algunos despachos. Entre otros, los de Jorge Villaverde, quien lo respaldó cuando presentó la cuestión de privilegio en el recinto, Héctor Maya y Eduardo Bauzá. A todos les preguntó sobre los sobornos.
El veterano dirigente asegura, y se lo dijo después al juez que investiga los sobornos, Carlos Liporaci, que Bauzá admitió haber cobrado en una conversación a solas. El ex funcionario menemista se enfureció cuando se enteró de esto por los diarios y lo acusó de haberle clavado un puñal, por no decirle traidor.
Bauzá, el único hombre del PJ que desde el menemismo puede levantar el teléfono y hablar con todos, se sintió traicionado por Cafiero, porque, dos días antes de su declaración, lo visitó con Corach en su casona de San Isidro y nunca le mencionó que lo iba a involucrar ante el juez. El operador menemista admitió a La Nación que conversó con Cafiero y que él le preguntó si sabía algo de coimas, pero Bauzá se lo negó.
"Siempre lo protegí y me ca...", se quejó Bauzá en privado, y luego recordaba que rescató a Cafiero varias veces de su ostracismo político.
"Entre los amigos y la verdad prefiero la verdad", comentó Cafiero a su colaboradores, y avanzó. A nadie le dijo los nombres que iba a revelar al juez (además de Bauzá, mencionó a Angel Pardo y Ramón Ortega).
Bauzá, fiel a su estilo, había intentado evitar el desastre entre los peronistas y, antes de que Cafiero declarara, le ofreció en su casa la jefatura de la bancada del PJ, pero él la rechazó. Ya estaba jugado.
"Que se vayan todos a la m...", dijo poco antes de la sesión en la que el escándalo estalló en el recinto, apareció desafiante el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, y se quedó solo, a los gritos, con su postura: "Tengo la certeza de que hubo coimas, pero ninguna prueba".
Consultas
Antes de esa sesión, Cafiero consultó a Carlos Menem; al gobernador bonaerense, Carlos Ruckauf, y al jefe del PJ bonaerense, Eduardo Duhalde. Menem y Ruckauf coincidieron, por primera vez, en algo: lo alentaron a seguir con su pesquisa. "Yo estoy en esto", les avisó, fiel al código no escrito en política que indica que "el que avisa no es traidor".
Pero Cafiero también se mostró preocupado ante tres hombres de la Alianza: primero deslizó el tema al jefe de Gabinete, Rodolfo Terragno, en su casa y el funcionario le respondió que le resultaba "imposible" creer semejante cosa del Gobierno.
Después visitó al ex presidente y jefe de la UCR, Raúl Alfonsín, que no fue tan categórico como Terragno, y luego de esa charla dijo que si se comprobaban las coimas se retiraba de la política, aunque luego cambió y apoyó a los senadores de la UCR.
Cafiero se reunió después con Carlos Alvarez, y, según un hombre que estuvo con Cafiero en los últimos días, el vicepresidente respondió: "En esto no me quiero meter", y luego se convirtió en el líder de la ofensiva en el Senado. Esto consta en la declaración que hizo el senador ante le juez.
La reunión clave para Cafiero fue con Duhalde.
Según declaró el senador en la Justicia, el ex gobernador le habría dicho que Ortega le contó todo sobre los sobornos, y por eso el veterano dirigente desafió a Ortega a que le confesara al juez todo lo que sabía.
Duhalde niega los términos de esta conversación. "Está convencido de que Palito sabe algo, pero a mí no me dijo nada", dijo a La Nación .
Lo cierto es que Cafiero anotó en su agenda naranja de tapa dura cada reunión privada y registró la historia formal de las coimas. "Sentí que lo tenía que hacer, pero nunca medí las consecuencias de la crisis que se iba a desatar. Fue un rapto de indignación", afirmó el senador.
Ahora no piensa retroceder y no renunciará a su banca. Su mandato vence el año próximo y no estaba en los planes de Ruckauf incluirlo en la listas. Menem, que quiere restarle poder al gobernador, pensaba impulsarlo en el distrito bonaerense.
En medio del escándalo, Menem respaldó al bloque del PJ y Ruckauf le ofreció a Cafiero ser el primer candidato a diputado. La imagen de Cafiero creció desde que, después de 50 años de política, denunció que hubo coimas, algo que en el Congreso se admite, pero nunca se comprobó.
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