Una señal de poder que no debe serle indiferente a Cristina
Fue una escena nunca vista en el Consejo de la Magistratura. Los kirchneristas, que se sabían perdedores, querían debatir y reclamaban que se respetaran las reglas de la República; los macristas, en una ostentación de poder, apuraban la votación y los jueces que iban a votar con el bloque oficialista miraban para abajo sin decir una palabra.
Envalentonado con el resultado del domingo, el Gobierno decidió no dejar pasar la oportunidad y echó mano del manual kirchnerista más ortodoxo. Mientras el senador Mario Pais esperaba en los pasillos de la Corte que le tomaran juramento para integrarse al Consejo, el oficialismo aprovechó: en el rato que tuvo una mayoría de dos tercios, suspendió al camarista Eduardo Freiler, juez del tribunal más sensible para el poder político, el que controla los fallos de los jueces de Comodoro Py en las causas de corrupción, que hoy avanzan como nunca antes contra el kirchnerismo.
Mauricio Macri había dejado claro desde hacía tiempo que quería esa cabeza. La de ayer fue una inequívoca señal de poder. El Gobierno preparó el escenario, esperó el momento y no le tembló el pulso para votar sin el representante del Senado, a quien le iban a tomar juramento a las 9, pero todavía aguardaba que lo llamaran cuando le avisaron que Freiler ya estaba suspendido.
No sólo no lo esperaron para el plenario. El macrismo levantó una reunión de comisión y puso el tema que le interesaba primero en el orden del día para garantizarse que Pais no llegara.
Además de una ostentación de poder fue un mensaje para los jueces y una alerta para Cristina Kirchner. Ella puede pasarla muy mal en Comodoro Py, donde cada vez son más los jueces y fiscales que le apuntan. Peor todavía, sin Freiler.
"¿Por qué no íbamos a hacerlo?", dijo a la nacion, pragmático, Juan Bautista Mahiques, el representante del Poder Ejecutivo en el Consejo y mano ejecutora del plan. Mahiques sabía que todo marchaba bien, pero durante el plenario no paraba de mirar la hora. "Que se vote", pedía. Tenía cerrado el frente interno con los radicales y con los jueces y abogados que adhieren al bloque. A algunos se los veía ayer muy incómodos, como al senador Ángel Rozas, que integra, como Pais, la Cámara alta, y a los jueces Leónidas Moldes y Luis Cabral, que cargarán con haber ayudado al macrismo a correr así a un camarista al que si bien muchos ven como un outsider, no deja de ser uno de los suyos.
"Y sí, había que avanzar, pero la forma fue un mamarracho", admitió un aliado del macrismo en el Consejo. "Dimos una señal excelente", dijo el ministro de Justicia, Germán Garavano, anoche a la nacion. Él fue quien le anunció a Mahiques, de madrugada, que todo iba a salir bien.
Nada hubiera sido posible sin el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti. Él hubiera podido tomarle juramento a Pais antes del plenario, y de hecho habían anunciado que lo iba a hacer. En la previa de la sesión su teléfono ardió. Por Pais intercedía Miguel Pichetto como jefe del bloque PJ-FPV del Senado -en el kirchnerismo no tienen claro con cuánto énfasis-, mientras una alta fuente del Gobierno le pedía a Lorenzetti que pospusiera el juramento unas horas, cuentan los propios macristas. Anteanoche, la jura prevista para las 9 dejó de estar en agenda.
La Corte se aferró a una explicación formal. "No nos daban los plazos. Era imposible. A las 10 teníamos convocada la audiencia por el caso de educación religiosa y teníamos que hacer una acordada antes de tomarle juramento a Pais", dijo un vocero oficial. Recién a las 13.30 pudieron resolverlo. Mientras tanto, los kirchneristas amenazaban con denuncias penales, advertían sobre el "avasallamiento de las instituciones" y señalaban a Daniel Angelici como el autor en las sombras. Por la tarde, un kirchnerista histórico lo analizó sin vueltas: "¿Qué querés que te diga? Nos recontracagaron".
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