Una semana adversa para el Gobierno: llamadas cruzadas y negociaciones clave, con Santiago Caputo a la distancia
Desde el Gobierno hubo gestiones múltiples, sin éxito, para intentar imponer el titular de la comisión bicameral de Inteligencia y para frenar el rechazo al DNU que otorgó los fondos reservados a la SIDE; el asesor se tomó unos días lejos de la Casa Rosada
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Es una semana adversa para la Casa Rosada y, en particular, para el estratega político Santiago Caputo. El Congreso trató temas cruciales para la vida institucional del país: los fondos reservados de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) y la postulación de Ariel Lijo a la Corte Suprema. Pese a que se trata de dos asuntos de enorme interés para el asesor de Javier Milei -una de las figuras con mayor influencia en el Gobierno por decisión del Presidente- esta semana Caputo se tomó unos días lejos de la Casa Rosada.
Caputo no estuvo el martes en la reunión de gabinete y tampoco atendió a sus interlocutores políticos desde la oficina que ocupa en Balcarce 50, en el Salón Martín Fierro. Por primera vez lejos de la Casa Rosada desde que arrancó la gestión, él se mantuvo conectado por teléfono desde el sur del país.
A la distancia fue recibiendo las noticias del Congreso. Primero, el senador radical Martín Lousteau (que en el pasado votó en contra del mega DNU 70/2023 y de la Ley Bases) se quedó con la presidencia de la Comisión Bicameral de Control de los Organismos de Seguridad e Inteligencia. Una novedad que, en una primera lectura, es una mala noticia para la Casa Rosada. Esa comisión es la única que puede poner la lupa sobre los fondos reservados de la SIDE, que el Gobierno quiso elevar en un 800%, al asignar partidas por $100.000 millones.
Este mediodía, a su vez, la Cámara baja rechazó el decreto 656/24 que le otorgó dichos fondos reservados a la agencia de inteligencia. Fue gracias al voto de una mayoría de diputados de Pro que respondieron a la instrucción de Mauricio Macri, abiertamente enfrentado con Caputo.
La expectativa de la cúpula libertaria era que los aliados de Pro no dieran quorum. Macri, que está en el país y en las próximas semanas tiene previstos viajes a Europa, Asia y los Estados Unidos, hoy, en un zoom previo con sus diputados, dio la orden de bajar al recinto y votar en contra. Solo los diputados que responden a Patricia Bullrich, (más otros que quieren preservar buen vínculo con la Casa Rosada) actuaron para defender el decreto de los fondos de la SIDE.
Según pudo reconstruir LA NACION, en el medio de las negociaciones de último minuto, hubo interlocutores de Pro que le sugirieron a Caputo que revirtiera el DNU y que, en cambio, avanzara con la asignación de fondos para la SIDE con decretos secretos. Estos solo quedarían a la vista de la comisión bicameral de Inteligencia. El mismo consejo le habría dado Miguel Pichetto al asesor presidencial en los últimos días. “Sean más inteligentes”, le dijo.
Pero el Gobierno prefirió exhibir públicamente la friolera de los $100.000 millones de pesos via DNU y, además, transferir el 80% de esos fondos desde el Tesoro hacia la SIDE de una sola vez, algo que enardeció aún más a la oposición en el Congreso.
Según dicen en Casa Rosada, el dinero aún no se habría gastado, aunque de un momento a otro podrían hacerse erogaciones. Tras el revés en Diputados (el DNU aún no cayó porque no votó aún el Senado), ahora no se descarta que la Casa Rosada insista con un decreto secreto. O que aproveche la presentación del Presupuesto de septiembre para volver a dar la discusión.
Comisión bicameral
Respecto a la comisión bicameral de Inteligencia, Santiago Caputo pretendía colocar en la silla principal al senador entrerriano Edgardo Kueider (Unidad Federal), un legislador de extracción peronista que suscribió un pacto con la cúpula libertaria. Pero el asesor presidencial -tutor político de la nueva SIDE- nunca terminó sumar las voluntades de otros miembros de la comisión para alcanzar una mayoría, pese a que trajinó teléfonos de legisladores, gobernadores y otras terminales políticas en las últimas semanas.
La opción Kueider buscaba contrarrestar la alternativa que venía empujando la vicepresidenta Victoria Villarruel. Ella, alegando un acuerdo político de origen en el reparto de las comisiones, quería imponer como presidente de la bicameral de Inteligencia al misionero Martín Goerling, del Pro. La vicepresidenta tiene un interés particular en esa comisión, que no solo audita a la SIDE sino también a todos los servicios de inteligencia, incluidos los de las Fuerzas Armadas.
En esa cruzada, Villarruel tuvo intereses coincidentes con Patricia Bullrich: la bicameral también pondrá el ojo en la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal (DNIC), de su ministerio. Goerling es cercano a Bullrich, aunque también se referencia políticamente en Mauricio Macri. Y él es el tercer interesado en moderar el poder de Caputo sobre los servicios.
Un vuelco
La puja interna que venía teniendo oficialismo por la presidencia de la bicameral dio un vuelco el jueves pasado, cuando Caputo recibió un inesperado llamado de Emiliano Yacobitti, vicerrector de la UBA y principal operador político de Lousteau en la UCR. Ese día, el radical le comunicó al asesor presidencial que tenía un acuerdo prácticamente cerrado con el kirchnerismo (que tiene a seis integrantes en la comisión) para entronizar a Lousteau como presidente de la bicameral de inteligencia.
Caputo y Yacobitti se conocen desde hace muchos años. Tienen una relación oscilante, que incluye acuerdos subterráneos de ocasión y pulseadas sordas. Un juego amigo-enemigo, pero con códigos. Por eso el llamado del jueves para anticiparle la movida al asesor presidencial. Lousteau logró que el kirchnerismo -que estaba en un dilema- lo votara porque, para Cristina Kirchner, su nombre resulta una alternativa mejor a la de Goerling y Kueider. Además, Leopoldo Moreau (UxP) quedó como vicepresidente primero de la comisión y Oscar Parrilli (UxP), como secretario.
La semana pasada, Caputo tuvo la opción de mover todas las piezas para encolumnarse detrás de la opción Lousteau. Pero prefirió seguir aferrado a su plan original y a la palabra que le había dado a Kueider. El estratega presidencial intentó ganar la pulseada hasta el final, sin éxito. Entonces, los influencers libertarios salieron en coro a publicar viejas fotos de Lousteau con Cristina Kirchner en la red social X.
En la política todos advierten que, si bien la comisión bicameral quedó en manos de un dirigente crítico como Lousteau, Caputo seguirá teniendo un canal abierto con Yacobitti para cualquier negociación venidera. Los “toma y daca”, seguramente, seguirán.
El complejo panorama en el Congreso se da mientras en el Gobierno no logra controlar sus internas, que se abren en frentes múltiples. Ayer, un días antes de que Lijo se presentara frente a la comisión de Acuerdos del Senado, Villarruel dijo que el candidato del Poder Ejecutivo “no tiene los pergaminos para ser juez de la Corte”. Más directo fue el senador por formosa Francisco Paoltroni que, en diálogo con LA NACION, pidió que “rodara la cabeza” de Caputo, ya que fue uno de los que avaló el plan de promover al juez de Comodoro Py al máximo tribunal.
Milei, siempre que se le preguntó, defendió a su asesor, y mano derecha. El tercer vértice del “triangulo de hierro” del Gobierno.
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