Una semana de vértigo para tratar de mostrar acción
Tras la jura del último lunes empezó una escalada de actividades; del fin del barbijo en la vía pública a anuncios económicos diarios; la figura de Manzur
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La primera semana después de la mayor crisis política del gobierno nacional comenzó el lunes por la tarde. Fue tras la jura de los flamantes funcionarios y se extendió hasta ayer durante buena parte del día. Esa hiperactividad atípica buscó erigirse en una suerte de “lavada de cara” de la imagen de la gestión, con jornadas que empiezan a primera hora y terminan con anuncios en el ocaso del día.
Todo ello, junto a actos y reuniones varias, compuso la puesta en escena con la que el oficialismo busca relanzar la gestión rumbo a los comicios generales de noviembre. En ese escenario, el principal cambio en la gestión se dio con la llegada de Juan Manzur a la Jefatura de Gabinete. “Es más volumen y músculo político”, coincidieron las distintas voces consultadas por La Nación. Todos usaron ambas expresiones -repetidas casi hasta el hartazgo esta semana- para referirse a lo que consideran el principal aporte del tucumano, al que le resaltan su experiencia en gestión y que “aporta una cuota de federalismo”.
En lo concreto, desde la mañana del martes, apenas horas después de su jura, Manzur buscó imponer una agenda diferente. A primera hora de ese día se reunió con la ministra de Salud, Carla Vizzotti y apuntó a una drástica “vuelta la página’', como la definieron en el propio gobierno. Juntos anunciaron el fin del uso del barbijo al aire libre, a partir del 1° de octubre. Una respuesta clara y directa a una sociedad que el oficialismo leyó como “muy golpeada” por la pandemia, que implicó más de 18 meses de restricciones.
“Basta de Comité de Expertos, retomó la agenda política”, resumió exultante un funcionario de primera línea que celebró la llegada de Manzur. “La gente está golpeada económica, sanitaria y psicológicamente, había que darle una buena noticia”, completó. “Le tomamos la agenda a Juntos”, esbozó otro.
Sobre el final de ese mismo día llegó el anuncio de la suba en el salario mínimo vital y móvil, que se transmitió desde Balcarce 50 a diferencia de lo que sucedía habitualmente, cuando se conocía desde la cartera de Trabajo.
Así, por segunda vez en el día, el Gobierno era “una usina de buenas noticias”. En el mensaje, Manzur se mostró con el ministro del área, Claudio Moroni, y hasta la Casa de Gobierno también se trasladaron los principales actores de la negociación: funcionarios, sindicalistas y empresarios. Antes de eso, Fernández había hablado ante la Asamblea General de la ONU y referido a la deuda argentina como “deudicidio”.
Pocas horas después, para la mañana del miércoles llegó la reunión de gabinete, que fue tanto noticia por la atipicidad de su horario como por el contraste con la falta de asiduidad de esos encuentros en el gobierno. Allí cada ministro expuso sobre su gestión y en el próximo encuentro, previsto para comienzos del mes próximo, deberá explicar sobre el estado de cada uno de sus objetivos mencionados en este encuentro.
La reunión empezó a las 7.30, lo que motivó que varios ministros se preocuparan por dejar sentado, en off, que para ellos “no era un sacrificio” porque suelen empezar sus gestiones a primera hora, pero que “hasta ahora nunca habían sido convocados”. Nadie quiere quedar en la mira en la nueva gestión de gobierno, en la que casi todos se creen prescindentes y miran con desconfianza lo que sucederá el día después de las elecciones del 14 de noviembre.
Tras terminar el encuentro, Manzur viajó a José C. Paz para participar de un acto junto a Fernández. Sobre el final de ese día llegó el anuncio de que el nuevo piso para pagar el impuesto a las ganancias es de 175.000 pesos. El jueves volvió a encontrar a Fernández dando un mensaje ante las Naciones Unidas y a Manzur acompañando el lanzamiento del programa Mi Pieza, junto al ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta.
Fue en el partido de Moreno y allí Manzur mostró otro de sus rasgos políticos al tomar de la cabeza a la responsable del comedor local y besarla en la frente, como agradecimiento por su trabajo. Fue otro de los puntos en los que aseguran que marcó diferencia, al acercarse más a la gente. “Viene de ser gobernador, tiene un enorme conocimiento del manejo del Estado y una muñeca política innegable”, completó otra fuente del gobierno.
El atardecer del viernes, Manzur entró a la Casa Rosada por la explanada que da a la avenida Rivadavia. Lo hizo sonriente, saludando con las manos en alto a los periodistas ubicados en el Patio de las Palmeras. Era el ocaso de su primera semana a cargo de la jefatura de ministros. A partir de la que viene seguirán los anuncios económicos, día tras día. El objetivo es el 14 de noviembre y la marcha, contra reloj.
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