Una secta millonaria y con importantes vínculos políticos
Invirtió millones en turismo y prensa
Secta, movimiento, federación, iglesia, asociación, culto, grupo económico o imperio mediático son sólo algunas de las denominaciones que se han empleado para caracterizar la obra del reverendo Sun Myung Moon.
Es reconocido como líder espiritual por millones de personas en más de 120 países (algunas fuentes hablan de cinco millones de personas en todo el mundo; 15 mil en la Argentina).
Moon, de 85 años, es dueño de varios medios, entre ellos el Washington Times y la agencia de noticias UPI, en los Estados Unidos, y el diario Ultimas Noticias, en Uruguay. Además de los medios, el predicador coreano tiene inversiones en todo el mundo en industrias de lo más variadas: armas, turismo, titanio, infusiones y una larga lista de etcéteras. Investigaciones periodísticas estiman en 700 millones de dólares sus ganancias anuales.
No menos vastas son las vinculaciones políticas del hombre que asegura haber recibido una llamada divina a los 15 años. En Washington, cultivó relaciones con la mayoría de las administraciones republicanas, como las de Richard Nixon, Ronald Reagan y los dos Bush. Su fuerte discurso anticomunista ayudó a conseguir esos contactos (y otros entre las dictaduras de América latina a fines de los 70 y principios de los 80).
Sus detractores lo han acusado de lavado de cerebro, mesianismo, antisemitismo, tráfico de armas y hasta abuso sexual de las mujeres que ingresan en su credo. En 1984 fue condenado por un tribunal norteamericano a 18 meses de prisión por evasión de impuestos. Para los "moonies" -como se conoce a sus seguidores-, todas las denuncias responden a una persecución religiosa.
En 1954, Moon fundó la Asociación del Espíritu Santo para la Unificación del Cristianismo, también conocida como Iglesia de la Unificación. Es una de las varias organizaciones internacionales que preside, como la Federación Interreligiosa e Internacional para la Paz Mundial y la Federación de Familias para la Paz y Unificación Mundial.
La huella argentina
A mediados de los años 70, los "moonies" dieron sus primeros pasos en la Argentina. En 1980, el entonces jefe de la Armada, Armando Lambruschini; el almirante Emilio Eduardo Massera, y los ex dictadores Juan Carlos Onganía y Roberto Levingston recibieron al número dos de Moon, el coronel Bo Hi Pak, ex miembro de la Inteligencia surcoreana. Un año más tarde, la Iglesia de la Unificación era inscripta en el Registro Nacional de Cultos.
También el ex presidente Arturo Frondizi tuvo un contacto con los "moonies", aunque luego de finalizar su mandato. En 1985 participó en Roma de una conferencia de ex mandatarios organizada por Moon.
En 1984, el rector de la Universidad Católica de La Plata, Nicolás Argentato, se vio envuelto en una polémica cuando decidió otorgarle a Moon la distinción de Doctor Honoris Causa. El Vaticano expresó su malestar y Argentato explicó que Moon había donado 120.000 dólares a esa institución.
Las relaciones de Moon con el gobierno de Raúl Alfonsín nunca fueron buenas. En 1985 la Iglesia de la Unificación fue acusada, junto con otros actores civiles y militares, de participar de la organización de "un complot contra la democracia".
Los vínculos con la Argentina mejorarían notoriamente con la llegada de Carlos Menem al poder. El caudillo riojano recibió al reverendo coreano en la quinta de Olivos. Por esos años, Moon compró tierras en Corrientes y lanzó en Buenos Aires el periódico Tiempos del Mundo.
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