Una prensa forzada a silenciar escándalos
Altas fuentes del Gobierno anticiparon la semana última que el ministro del Interior, Florencio Randazzo, iba a "masacrar a la prensa". (Masacrar: cometer una matanza humana o asesinatos colectivos)
Si alguien creyó que la actitud de intolerancia por parte del Gobierno hacia la prensa no adicta iría a cambiar después del arrasador triunfo de la Presidenta en las elecciones primarias abiertas del 14 de agosto, se equivocó. Es lo que quedó demostrado en la bochornosa conferencia de prensa que dio anteayer en la Casa Rosada el contador Randazzo.
Lo que hizo allí el ministro no fue criticar a la prensa, sino buscar su descrédito. En efecto, una cosa es señalar errores informativos y otra, muy distinta, es la de adjudicarles a medios y a periodistas la intencionalidad de atentar contra la democracia, hecho que constituye un delito.
Los Kirchner están convencidos de que sin los medios a su favor no se pueden ganar elecciones. La realidad, afortunadamente, lo desmiente. Como muestra, vayan dos ejemplos: cada vez que la Presidenta habla por la cadena nacional de radio y TV los niveles de encendido descienden abruptamente y, por otra parte, hay que señalar que la vasta red de medios adictos que viene armando el Gobierno están lejos de ser los más escuchados, los más leídos o los más vistos.
Se repite en estos momentos algo que ya sucedió en 1995. En aquel año, Carlos Menem -hoy devenido kirchnerista de la nueva hora- obtuvo la reelección con un triunfo contundente que dedicó a los medios.
En aquella hora, la prensa descubría y exhibía ante la opinión pública los escándalos que salpicaban a aquel gobierno emblemático de la corrupción. Sin embargo, al momento de votar, la sociedad no tuvo en cuenta esos hechos. ¿Significa ello que los periodistas deberíamos dejar de ejercer nuestra profesión con un enfoque crítico?
Ante la contundente victoria alcanzada por la doctora Cristina Kirchner ¿estaríamos forzados a silenciar los mentirosos índices el Indec, los escandalosos manejos de los fondos públicos asignados al proyecto Sueños Compartidos, de las Madres de Plaza de Mayo, que encabeza Hebe de Bonafini; los episodios de toma de tierras en Jujuy, los hechos de represión contra la comunidad aborigen de Formosa, el impresionante enriquecimiento del patrimonio de la Presidenta, los sobreprecios de obras públicas, y otros hechos más que constituyen un largo y pesado etcétera que puebla la realidad del país?
Sepamos que, si así fuese, le habremos dicho adiós al periodismo, instrumento esencial en la construcción de una sociedad más honesta y democrática.
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