Una plaza kirchnerista a medio llenar y ajena a la crisis
La militancia oficialista festejó los 30 años de democracia en la Plaza de Mayo, pero hubo escasa movilización de los gremios y municipios; no se aludió a las protestas
Cuando la imagen de Cristina Kirchner apareció ayer en la decena de pantallas gigantes ubicadas en la Plaza de Mayo, los manifestantes se desvivieron para aplaudirla. Nada que no ocurra cada vez que la Presidenta se encuentra cara a cara con su público. Pero a diferencia de otras celebraciones organizadas por la Casa Rosada, en el festejo por los 30 años de la democracia sólo la mitad de la plaza estaba llena de gente, un sector estaba ocupado de manera despareja y una parte permanecía semivacía.
La convocatoria se produjo en un día especial, en el que más de la mitad de las provincias argentinas estaban inmersas en protestas policiales y episodios de saqueos. En ese contexto, las agrupaciones kirchneristas mostraron el fervor de siempre, pero movilizaron sólo a una porción de sus militantes. Con unos 30.000 manifestantes en la calle, Unidos y Organizados fue, de todos modos, el sector que más gente llevó a la plaza. Sólo un puñado de gremios se sumó a la celebración: UPCN, Smata y la Uocra. Los municipios eran todavía menos. Se vieron banderas de Berazategui y de Florencio Varela. Así, el segundo espacio más numeroso fue el de los manifestantes sueltos, que fueron llegando a la plaza a partir de las 18, a la hora de la salida del trabajo.
En la plaza, la discusión sobre si era atinado o no hacer un festejo en paralelo a la crisis que se vivía en buena parte del país parecía saldada. Los que participaron de la celebración no mostraron dudas: suspender el acto era darles la razón a los violentos, fue el argumento que repitió la mayoría de los manifestantes consultados por LA NACION.
"Con todo lo que pasó en estos 30 años, los argentinos no podemos permitirnos vivir este 10 de diciembre como un día más. Los que queremos vivir en paz tenemos que mostrarnos unidos", sostuvo Mariela Báez, una docente de 37 años que llegó a la plaza por Avenida de Mayo, de la mano de Pía, su hija de cinco.
A la altura del Cabildo, Julio, el encargado de uno de los puestos de choripán, mantenía la esperanza de colocar las tres hileras de chorizos que había apilado en la parrilla. "La gente va a venir un poco más tarde. Seguro se vende todo", dijo.
El ministro de Defensa, Agustín Rossi, fue uno de los pocos funcionarios que se dieron una vuelta por la Plaza de Mayo. "Es importante este festejo por lo que significa para el pueblo argentino haber conquistado estos 30 años de democracia", dijo. Otro funcionario presente fue Julio Vitobello, jefe de la Oficina Anticorrupción. La mayoría de los dirigentes de la primera línea del kirchnerismo prefirió participar de la celebración que se desarrolló dentro de la Casa Rosada y que terminó cerca de las 19.30, con el discurso de la Presidenta.
A esa hora, todas las agrupaciones de militancia habían ocupado su lugar cerca del escenario. La columna más numerosa fue la de La Cámpora, que estuvo, de todos modos, muy lejos de la convocatoria de otras veces. La agrupación creada por Máximo Kirchner marchó por Diagonal Norte con una columna compacta de una cuadra y media de militantes. Todavía más notorio fue el caso del Movimiento Evita, responsable de la segunda columna más poblada. La organización que conduce Emilio Pérsico formó una columna de una cuadra por Diagonal Sur, pero convocó de manera muy moderada si se tiene en cuenta que el 25 de mayo había movilizado cerca de 50.000 personas.
"No hubo ninguna bajada de línea política. La idea era participar del acto, pero no coparlo", dijo a LA NACION un dirigente del Movimiento Evita. "La convocatoria por televisión recién empezó el fin de semana y, por todo el tema de los saqueos, se hizo muy difícil instalar el acto", agregó.
Los referentes del resto de las agrupaciones también intentaron ahuyentar los fantasmas. Se movilizó poca gente porque era día de semana y porque el kirchnerismo no necesitaba hacer una demostración de fuerzas, dijeron.
Casi sin presencia gremial, la avenida Hipólito Yrigoyen quedó ocupada por el Movimiento Evita, Kolina y Segundo Centenario, entre otras. Del otro lado de la plaza, sobre Rivadavia, se ubicaron La Cámpora y La Tupac Amaru. En el centro se acomodaron Miles, la corriente Descamisados, el Frente Transversal, Nuevo Encuentro, Peronismo Militante y el Partido Comunista Congreso Extraordinario.
Todos tuvieron su premio. Cerca de las 21, la Presidenta se subió al escenario para bailar un poco, tocar los bombos y encabezar la última parte de los festejos.
Un sector de la CGT oficial evitó ir a la Plaza
Los sindicatos que se anidan bajo las siglas de la CGT que comulga con la Casa Rosada fueron instados por el Gobierno a movilizar a sus seguidores a la Plaza de Mayo por el acto en conmemoración a los 30 años de democracia. Pero no todos cumplieron, como otras veces.
Referentes de La Cámpora, una de las agrupaciones a cargo de la organización del acto, se comunicaron anteayer con la cúpula de la Juventud Sindical. El llamado fue para insistirles en que movilicen adherentes a la Plaza de Mayo. "No está el clima para ir a la Plaza. Las protestas de los policías se están diseminando por todo el país, hay saqueos y muertos", se excusó un jerárquico de la Juventud Sindical.
Pero hubo excepciones entre los gremios. Movilizaron gente a la Plaza de Mayo los sindicatos estatales de UPCN y ex Obras Sanitarias. También lo hicieron la Uocra y los mecánicos del Smata.
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