Una ocasión ideal para exportar más calidad
El mundo decidió hace varias décadas que una vía para fomentar el camino del desarrollo económico y la generación de empleo es la suscripción de acuerdos comerciales con otros países. Es por ello que a la fecha existen más de 470 acuerdos firmados en los últimos 20 años por distintos países.
La Argentina, junto a sus socios del Mercosur, quedó aislada de este proceso durante muchos años. Estar aislados implica estar fuera del 90% del comercio mundial de alimentos y bioenergías, significa perder mercados frente a competidores que firmaron acuerdos comerciales. En definitiva, es contabilizar menos empleos, menos inversiones, menos divisas, menos impuestos.
La agroindustria exportadora argentina juega en la primera liga mundial todos los días, compite con los mejores y les vende a los que más quieren comprar. Cuesta mucho pelear en el mercado internacional de manera desfavorable todos los días, porque los competidores ya firmaron muchos acuerdos y no pagan aranceles de importación o tienen menos restricciones sanitarias, técnicas o burocráticas para entrar en los mismos mercados en que la Argentina quiere vender. Nuestra industria propuso hace muchos años el 0x0; es decir, eliminar todos juntos las distorsiones arancelarias y no arancelarias, incluyendo los subsidios, para permitir el libre comercio. Solo una industria convencida de su capacidad propone algo tan arriesgado, pero ninguna otra industria en el mundo aceptó este desafío.
Todo lo contrario, el proteccionismo comercial está creciendo, el comercio internacional se ha vuelto inestable y los países están dejando de lado las reglas multilaterales del libre comercio para proponer un nuevo esquema internacional: el comercio administrado. La única forma de mitigar este paradigma es a través de los acuerdos comerciales entre países, mal llamados acuerdos de libre comercio.
Al Mercosur le llevó 20 años negociar con la Unión Europea, primer comprador mundial de alimentos y bebidas del mundo, y cerrar un acuerdo comercial, que se encuentra en la etapa de redacción final. Mientras pasaban esos años, Europa firmó acuerdos con la mayoría de nuestros competidores y esto generó pérdidas millonarias en muchos sectores agroindustriales del país, como las frutas, los vinos, el arroz, los aceites comestibles, el maíz, las carnes... Perdimos no solo exportaciones, sino empleos.
Hoy tenemos una oportunidad histórica de revertir esta situación, el gobierno argentino lideró la negociación dentro del Mercosur y con cada país europeo para cerrar un acuerdo con la UE, que siempre es muy complejo porque la Comisión Europea no negocia, impone. El Mercosur logró negociar muchas flexibilidades poco habituales.
La agroindustria cerealera y oleaginosa representa más del 40% del total de las exportaciones argentinas y llegamos a más de 100 mercados del mundo. Europa siempre fue un gran comprador, pero nunca pudimos vender productos transformados y con valor agregado, como aceites vegetales, porque cobra aranceles de importación altos, mientras que no cobra nada si los europeos compran poroto de soja o harina de soja. Gracias al acuerdo, por entre siete y diez años la UE eliminará aranceles para los aceites y el biodiésel, y eso podría darnos una oportunidad fabulosa de exportar empleo, calidad y marca argentina.
Exportar alimentos no implica encarecer la comida de los argentinos. Más mercados de exportación es más producción. Más exportaciones son más productos con mejor calidad para los consumidores argentinos. Pensemos que hoy tenemos un mercado de 40 millones y en unos años nuestro mercado será de 500 millones, cuando surta efecto el acuerdo. Para competir con el mundo necesitamos seguir firmando acuerdos comerciales para empezar a recuperar el tiempo perdido y lograr generar más inversiones, más empleo, más comercio y más divisas.
El autor es presidente de la Cámara Argentina de la Industria Aceitera
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