Una mezcla de emoción y bronca entre los familiares
La alegría por el reencuentro contrastó con críticas por la larga espera de los tripulantes
MAR DEL PLATA (De nuestro corresponsal).- El hombre llegó desde el interior profundo. Se aprieta los dientes y no se puede contener, acosado por esa mezcla de emoción por el regreso de su hijo y bronca porque no se da en las condiciones deseadas. "Con este acto y guita de todos nosotros quieren tapar una gran macana que sufrió toda la tripulación de la Fragata y quienes somos sus familiares", dispara y se arrepiente. Por eso pide que, para evitar eventuales represalias, no se mencione su nombre ni su lugar de origen.
Cómo él, otros que ayer se preparaban para el reencuentro con los oficiales y guardiasmarinas que padecieron la forzada escala de 74 días en Ghana y el demorado regreso evitaban las expresiones fuertes y a viva voz.
Hubo quejas que brotaron más fácil en horas previas al arribo del buque-escuela, que echó amarras a las 18, bastante más temprano de lo esperado. Y que casi dos horas después tenía a bordo a la presidenta de la Nación, que recorrió la cubierta para saludar al capitán , a las principales autoridades y a cada uno de los marinos.
Cuando la embarcación asomó por la embocadura del puerto, el grupo de familiares ubicado a un lado del escenario principal, a la altura de la popa, sólo se ocupó de saludar con sus manos en alto y alzando carteles con mensajes para los suyos. "Bienvenido Luis Fernández, te queremos", se leía en uno de los afiches. "Bienvenido Titi", destacaba otro.
La mayoría de los familiares pudo participar de una recepción en el Casino de Suboficiales de la Base Naval. La Armada dispuso ómnibus para traerlos desde distintos puntos del país. Otros llegaron tarde e hicieron cola en la oficina de guardia para ingresar en el sector reservado.
"Por este contratiempo y demoras no se dio en las condiciones que todos esperábamos, pero hoy venimos contentos porque nuestro hijo cumple su sueño de llegar a bordo de la Fragata y completar su viaje de instrucción", decía con orgullo Silvia, que llegó de Mendoza con su esposo y el resto de la familia para recibir a Federico Sturba, flamante guardiamarina.
Otra que palpitaba el momento del reencuentro a pura emoción era Elizabeth. Tenía en brazos a Thiago, de 18 meses, y esperaba a su esposo y padre del niño, el cabo Diego Reinoso. "Él nos despidió el 2 de junio y recién hoy está volviendo a casa", dijo a LA NACION. "Se hizo muy largo", reconoció sin dar más detalles y con mucha emoción.
Otra esposa de un oficial de la Fragata, que opinó, pero luego pidió que no se publicara su nombre ni el de su marido, llegó a la base entre contenta por el regreso del buque y molesta por el entorno kirchnerista. "Están opacando con política el sacrificio de muchachos que se bancaron una situación tremenda, lejos de casa y con amenazas en Ghana", señaló.
A bordo, todo fue solemnidad hasta la partida de la Presidenta . Cuando acabó el protocolo, la tripulación disfrutó de sus últimas horas antes de volver a pisar suelo argentino. Se sacaron fotos sobre cubierta y tomaron el primer contacto vía celular con su gente. Entrada la noche llegaron los abrazos y besos, sobre el muelle.
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