Una cultura que se fusionó con las costumbres argentinas
La inmigración italiana fue la mayor en la historia del país
No se equivocaba aquel que denominó a la Argentina como "la segunda patria de los italianos". Entre 1880 y 1930 más de cuatro millones de italianos emigraron hacia la Argentina.
Sin embargo, la inmigración se detuvo desde hace 50 años. Dante Ruscica, encargado de prensa de la embajada de Italia en la Argentina, dijo que en la actualidad hay alrededor de un millón de italianos en el país. Además, aseguró que viven más de 16 millones de personas de sangre italiana y que hay 500.000 ciudadanos con doble nacionalidad.
En la Argentina, los inmigrantes debían comenzar una nueva vida. Construir nuevas raíces y empezar de cero. No era una meta fácil, pero tampoco imposible.
Grandes referentes de la historia argentina fueron italianos o descendientes de ellos. Por caso, el general Manuel Belgrano, creador de la bandera argentina, era hijo de italianos.
Así, fueron muchos, y en diversos aspectos, los que marcaron la historia, la cultura y definieron el rumbo de un país que empezaba a crecer. La mayoría de los italianos que llegaron a la Argentina eran piamonteses, genoveses, venecianos, calabreses, sicilianos y napolitanos.
La zona que hoy se conoce como La Boca, hasta principios del siglo XIX, estuvo prácticamente deshabitado. Entre 1830 y 1852 comenzaron a instalarse familias genovesas y, en 1895, tenía una población de 38.000 habitantes, de los cuales 14.000 eran italianos.
Cultura italoargentina
La cultura argentina tuvo un paulatino cambio gracias al aporte de la fuerte inmigración, en particular la italiana. Si bien lo normal habría sido que los inmigrantes se adaptaran a la cultura existente, el proceso fue inverso o, más bien, recíproco.
Los italianismos se difundieron rápidamente, lo que enriqueció el vocabulario lunfardo. Por ejemplo, la palabra mufa, que se usa para designar a la mala suerte, deriva de muffa , que significa moho; pibe proviene de pive , que en xeneize (lengua de Génova) significa aprendiz.
Así, muchas palabras de origen italiano fueron adoptadas por los argentinos y hasta incursionaron en el tango. La cumparsita es el caso más relevante: el título deriva como diminutivo del italiano comparsa , que significa actor secundario.
La gastronomía italiana ejerció durante los tiempos de la gran inmigración europea una notable influencia sobre las costumbres culinarias de la Argentina, que se proyectó hasta la actualidad. A ella se debe la popularidad de las pastas, la pizza y la buseca, entre otros alimentos.
Fueron italianos los propietarios de las mejores confiterías de Buenos Aires, tales como el Café Tortoni, el Café de París y la Confitería del Molino, entre otras. Y también de prestigiosos restaurantes, como La Sonnámbula o La Emiliana, que ofrecían las mejores especialidades de la cocina italiana, novedosa por entonces.
Si bien a partir de 1880 fue mayor el arribo de italianos, ya en 1870 eran 80.000 los inmigrantes de ese país. El censo realizado en 1898 indicó que en la Argentina había un millón de italianos, es decir, el 25 por ciento de la población, mientras que un tercio del resto eran argentinos descendientes de italianos.