Una confesión reveló el plan de coimas sobreprecios; hay nuevos detenidos
Carlos Wagner, expresidente de la Cámara de la Construcción, dijo que devolvían hasta un 20% del total del costo; no habló de aportes para las campañas políticas
El llamado "club de la obra pública" sufrió ayer un golpe letal. Carlos Wagner, el mandamás de la Cámara de la Construcción durante el kirchnerismo, brindó la declaración más trascendente para la investigación de los cuadernos de las coimas. Uno de los empresarios "favoritos" de Cristina Kirchner dio detalles sobre el reparto de la obra pública entre las empresas del sector y reconoció que existió un mecanismo de retornos y coimas a los exfuncionarios.
Lo más relevante fue la descripción de la metodología. Dijo que los adelantos, que eran de entre el 10 y el 20% del precio del proyecto y que sirven para poner en marcha el obrador y acopiar material, se devolvían a la banda del Ministerio de Planificación. Para hacer los primeros trabajos se utilizaba el IVA, que no se depositaba y se difería.
"Wagner hizo un aporte importantísimo a la causa, el más importante de todos", señaló a LA NACION una fuente con acceso a la investigación. El empresario arrepentido firmó un acuerdo con la Justicia, se convirtió en imputado colaborador del expediente y salió en libertad.
Así, el empresario marcó una profunda diferencia con el resto de los empresarios imputados, que vienen afirmando, coincidentemente, que las entregas de dinero en efectivo al exsegundo de Julio De Vido, Roberto Baratta, y a sus laderos,eran meros aportes a la campaña electoral.
Pero hubo más novedades ayer en Comodoro Py. Además del constructor, declaró como imputado Luis Betnaza, directivo de la compañía Techint.
El exministro Julio De Vido, por su parte, llegó detenido, presentó un escrito y volvió esposado al penal de Marcos Paz.
Jorge Neira y Gerardo Ferreyra, ambos de la empresa Electroingeniería, siguieron caminos distintos. Neira se arrepintió y confesó que pagaba coimas, mientras que el socio de la firma cordobesa amplió su indagatoria, pero argumentó que como militante solo hizo aportes para la campaña.
Claudio Glazman, exdirector de Sociedad Latinoamericana de Inversiones, también confesó haber pagado retornos y salió en libertad.
Por la tarde, además, se negoció con Aldo Roggio, presidente del Grupo Roggio. Llegó a un acuerdo y se presentará el martes. Hugo Eurnekian, sobrino de Eduardo, de Corporación América, también declaró ante las autoridades judiciales.
Anoche, hubo dos detenciones más. Los empresarios Juan Carlos Lascurain y Raúl Vertúa, que habían declarado en la semana y negado su participación, quedaron presos. Además, Claudio Uberti, conocido por el escándalo de las valijas, y José María Olazagasti, exsecretario de De Vido, eran buscados para ser detenidos.
Wagner mencionó a Baratta y a José López como los brazos ejecutores de esa recaudación de dinero negro y dijo que respondían a Julio De Vido. "Yo era el 'che pibe'", dijo el empresario, que, tras firmar el acuerdo, quedó en libertad. El constructor describió un sistema cartelizado, donde las licitaciones se distribuían coordinadamente entre empresas y los consorcios de la obra pública. Y dio detalles de hasta el lugar donde se reunían a distribuir las obras.
El empresario estuvo alrededor de cuatro horas en la fiscalía de Carlos Stornelli, bajo un estricto operativo de seguridad. Pasadas las 15, se conoció que el fiscal había suscripto un acuerdo con el empresario, tras considerar que sus declaraciones eran de máximo valor para la causa. Al anochecer, el juez Claudio Bonadio homologó ese convenio para que Wagner sea imputado colaborador y el empresario quedó en libertad.
Fue una larga jornada en los tribunales de Comodoro Py. La causa sumó a otros dos empresarios arrepentidos: Jorge Neira (Electroingeniería) y Claudio Glazman. Importantes ejecutivos de los tres gigantes de la construcción argentina, Techint, Benito Roggio y Corporación América, también estuvieron ante las autoridades judiciales.
Wagner, de 76 años, es una pieza clave en el rompecabezas de los cuadernos de las coimas, ya que conocía la distribución de la obra pública. Contó que Baratta era el brazo ejecutor de las decisiones de "arriba" y complicó a José López. En un momento, citó una frase del exsecretario de Obras Públicas: "Las empresas no son de ustedes, son del pueblo. Ustedes son gerentes".
Fue, además, uno de los empresarios más beneficiados por el kirchnerismo. Acumuló contratos por más de $6900 millones durante la última década. Su constructora Esuco se posicionó en el séptimo puesto del ranking de contratistas del Estado, de acuerdo con datos del exministro de Planificación Julio De Vido.
Fueron horas de vértigo. La causa por los cuadernos de las coimas, revelados por LA NACION días atrás, dio un salto sustantivo. Además de Wagner, se sumó como arrepentido Neira, ejecutivo de Electroingeniería, una de las empresas que más creció en los negocios durante el kirchnerismo y se convirtió en una de las grandes jugadoras de la obra pública nacional. Quien no suscribió un acuerdo con la Justicia fue Gerardo Ferreyra, socio de la compañía junto a Osvaldo Acosta, y con fuertes vinculos con el kirchnerismo. "Ferreyra explicó por qué no buscará ser tenido como arrepentido y dijo que Neira actuó bajo sus órdenes", señalaron fuentes allegadas al empresario. Ferreyra seguirá preso.
A la lista de arrepentidos se sumó Glazman, un ejecutivo que fue director de Sociedad Latinoamericana de Inversiones y de otros seis emprendimientos inmobiliarios privados. El empresario pidió que le permitan ver a un rabino para conocer su consejo. El religioso también desfiló por los pasillos de Comodoro Py.
Glazman dijo que llegó a negociar con De Vido, Baratta y su gente en la búsqueda de algunos terrenos del Estado (en manos del Onabe) para construir. Dijo que hubo promesas de los funcionarios, pero nunca le dieron ninguna propiedad. Sin embargo, le cobraron coimas por la promesa que nunca se cumplió.
Por la mañana, Luis Betnaza, ejecutivo de primera línea del Grupo Techint, reconoció en una indagatoria ante el juez Bonadio la existencia de pagos en negro a funcionarios kirchneristas. Por la tarde, llegó Aldo Roggio, directivo del grupo Benito Roggio. El martes suscribirá el acuerdo. Minutos después, Hugo Eurnekian, sobrino de Eduardo Eurnekian y uno de los herederos de Corporación América, se presentó y admitió ante Stornelli que entregó al menos US$200.000 a Baratta.
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